El mal funcionamiento del ordenador genera estrés al 63% de los usuarios

Entre los problemas que más nerviosismo provocan, destacan la desaparición del puntero del ratón o los fallos en la conexión a Internet
Por EROSKI Consumer 1 de diciembre de 2009

Las incidencias en el funcionamiento del ordenador pueden ser causa de estrés para el 63% de la población, según una encuesta realizada por Panda Security. Este tipo de anomalías en el ordenador provoca en el usuario un nivel medio-alto de nerviosismo, que llega incluso a la «absoluta desesperación» en el 7% de los entrevistados.

La desaparición del puntero del ratón es uno de los problemas que más nerviosos pone a los usuarios, según el estudio. Cuando esto ocurre, los encuestados toman medidas de todo tipo, como reiniciar el ordenador y revisar los cables (37%), limpiar el ratón (7%), cambiar las pilas (2%), cambiar la alfombrilla (3%) o incluso golpearlo, acción que lleva a cabo un 4% de los encuestados.

Los fallos en la conexión a Internet también generan nerviosismo en los usuarios. Para solucionarlo, lo más común es que reinicien el router en repetidas ocasiones (58%), mientras que sólo un 6% de los encuestados decide acudir al servicio técnico para que les ayude a resolver los problemas. Los «pantallazos azules» también preocupan a los usuarios, pese a que sólo un 56% de ellos se paran a leer el texto de error para comprobar las causas del fallo.

En el caso de la tardanza del ordenador en arrancar, que pone nervioso a un 37% de los encuestados, sólo un 1% piensa que el problema puede deberse a algún tipo de malware y decide analizar el ordenador con el antivirus. «Un alto porcentaje de los problemas que desvirtúan el correcto funcionamiento del ordenador se debe a la entrada de malware», asegura el director técnico de PandaLabs, Luis Corrons, que recuerda que un 98% del total de ordenadores está infectado por algún tipo de código malicioso. «Comprobar que sólo un 1% de los usuarios decide pasar el antivirus a la hora de encontrar algún problema es una muestra de la falsa sensación de seguridad que se vive en estos tiempos», concluye.

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