Las pantallas planas ganan el Mundial

Con la llegada del Mundial de Alemania 2006, se ha disparado la venta de televisores de pantalla plana, que se espera superen este año a los tradicionales TRC (tubo de rayos catódicos)
Por Jordi Sabaté 31 de mayo de 2006

El reinado del televisor de toda la vida, el del tubo de rayos catódicos, toca su fin mucho antes de lo que se podía prever hace apenas un par de años. Según los datos de la consultora GFK, en 2005 se vendieron 900.000 televisores LCD y 150.000 de plasma frente a 2,3 millones de tubo (LCR). Para este año, la consultora pronostica que se duplicarán las ventas de televisores LCD y los de plasma aumentarán un 50%, hasta 210.000 unidades, mientras los televisores de tubo descenderán hasta 1,6 millones.

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El total de televisores vendidos en Europa es estable, del orden de 36 millones de unidades. Lo que cambia es su composición: en 2004, el 11% eran planos, para llegar al 29% un año después. Este año, se calcula que la proporción de los televisores planos alcanzará en España el 56%. Y en gran parte gracias al Campeonato del Mundo de Fútbol de Selecciones. Si en 1982 el Mundial de España consolidó el VHS en las casas, se espera que Alemania 2006 haga lo mismo con los televisores de pantalla plana.

Dos modelos para dos tecnologías

En cuestión de pantallas planas priman dos nuevas tecnologías que nada tienen que ver con el tubo de rayos catódicos que envia electrones a las 625 líneas de la tradicional pantalla para formar la imagen. Estas nuevas tecnologías encuentran difícil superar el compendio de virtudes que atesora el tubo: excelente calidad de imagen incluso en ambientes con mucha luz, gran ángulo de visión, larga vida y, por encima de todo, bajo precio. Sin embargo, se imponen por cuestiones tanto fisicas como estéticas, además de por tener, de cara al futuro, una mejor respuesta a la televisión de alta definición (HDTV).

Aunque cuesta menos de 300 euros, un televisor de tubo de 40 pulgadas (una superficie de pantalla considerable) puede llegar apesar 130 kilos y su fondo sobrepasa los 60 centímetros. Encaja mal en las cada vez más ajustadas casas donde, al mismo tiempo, se pide mayor superficie de pantalla.

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Frente a este problema, las tecnologías planas proponen superficies considerables (entre las 32 y las 42 pulgadas) con grosores de apenas unos pocos centímetros, entre siete y cinco centímetros concretamente.

Dentro de los televisores planos la lucha entre dos tecnologías, Plasma y LCD, está en plena efervescencia. Ambas compiten en delgadez y en precios cada vez más asequibles, aunque todavía elevados. De momento, es la tecnología LCD la que se está imponiendo con mayor fuerza y parece que es la que finalmente triunfará, gracias a su fabricación masiva para monitores de ordenador. Esto ya está redundando en una mejora de la calidad y en una progresiva caída de precios.

La tecnología LCD se basa en una fuente de luz situada en la parte trasera del monitor que incide sobre las celdas de la pantalla formadas por materiales semiconductores que conforman la imagen. Es una tecnología buena para ver la televisión en salas iluminadas, pero tiene problemas con la definición del color negro y con el ángulo de visión. Es usada fundamentalmente en televisores de tamaño mediano, sobre todo en las 32 pulgadas, que es estándar más vendido actualmente con diferencia.

Mayor precisión y tamaño

El plasma, sin embargo, define con mucha precisión la imagen y los colores, es muy idóneo para ver las imágenes sin luz y para grandes tamaños de pantalla, llegando hasta las 80 pulgadas. Se basa en un gas ionizable que al paso de corrientes eléctricas conforma la imagen. Su único problema es que muestra demasiados reflejos y a la luz natural pierde buena parte de su definición.

Se estima que terminará desapareciendo en favor del consumo de LCD (que cada vez fabrica paneles más grandes a precios más baratos), pero que le quedan todavía diez años de recorrido en el mercado. Y ello a pesar de que la tecnología de plasma ha mejorado en el último año en duración del panel (anteriormente era la mitad que el de los LCD) y en menor consumo de energía (antes muy elevado).

Además, la resolución de los paneles de plasma se ha ampliado; ahora los más habituales son de 1.024 por 768 píxeles y en la gama alta de 1.366 por 768 píxeles, lo cual significa que se adaptan perfectamente a los estándares de la televisión de alta definición.

Precios elevados y diversos

El precio sigue siendo el gran obstáculo de las pantallas planas frente a las de tubo, a pesar de que cada vez más consumidores a la hora de comprar un nuevo televisor piensen en la opción plana. Por otro lado, la variedad de precios responde en muchas ocasiones a las múltiples ofertas que existen, sobre todo en este momento de expansión, y dentro de una misma marca se pueden encontrar modelos y tamaños a muy distintos costes.

Los televisores de tubo bajan de precio en picado y un panorámico de 28 pulgadas se puede encontrar por 259 euros

Mientras que los televisores de tubo bajan de precio en picado y un panorámico de 28 pulgadas (70 centímetros de pantalla) se puede encontrar por 259 euros, el equivalente en LCD puede llegar a costar en algunas tiendas en torno a los 5.500 euros, aunque en las grandes superficies se pueden encontrar ofertas por 1.400 euros en 26 pulgadas e incluso en 32 pulgadas, el tamaño más vendido.

En plasma, un monitor de 42 pulgas ya supera los 2.000 euros y puede alcanzar los 3.500. Sin embargo, un panel LCD de 50 pulgadas puede encontrarse por 2.000 euros, mientras que el mismo tamaño en plasma supera los 5.000 euros. Todo es cuestión de calidad, prestaciones y tamaño.

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