Robo de móviles

Se reformará el Código Penal para endurecer las penas de los ladrones de celulares
Por EROSKI Consumer 30 de octubre de 2002

En España hay 30 millones de teléfonos móviles. Alrededor de 200.000, fueron robados en 2001. Un pequeño descuido, un mínimo despiste, es suficiente para que el móvil acabe en manos ajenas dispuestas a colocarlo en el mercado negro sin perder un segundo. El Ministerio del Interior pretende reformar el Código Penal y tipificar como delito el uso fraudulento y la venta de estos aparatos sustraídos, lo que significaría, en algunos casos, el ingreso en prisión del ladrón. Se cree que la medida será efectiva, pero ¿es suficiente?

Bloquear el móvil

En lo que va de año, miles de teléfonos móviles han cambiado de dueño. Tan sólo durante los cinco primeros meses se robaron en España 72.222 terminales. La cifra es alarmante. El robo del celular se ha convertido en una de las principales causas de denuncia en las comisarías y ha dado lugar a un floreciente mercado negro a escala internacional, que ha creado incluso redes de bandas organizadas. Es una plaga difícil de combatir para la que se empiezan a buscar soluciones, entre ellas, la imposición de multas de mayor cuantía y el incremento de las penas.

Ambas medidas tienen su origen en un plan de choque puesto en marcha por el Ministerio del Interior que, junto con el Ministerio de Justicia, el de Ciencia y Tecnología (MCYT) y las compañías operadoras de teléfonos móviles, ha creado un grupo de trabajo cuyo fin es la reforma del Código Penal. En concreto, se pretende modificar el artículo 286 bis, «lo que supone que no sólo se tipifique la sustracción, sino también el uso del teléfono mediante la alteración del IMEI», confirman desde el Ministerio de Justicia.

El IMEI es el número de identificación del terminal, «es como el bastidor de un coche», compara un responsable del MCYT. Consta de quince dígitos, que pueden estar escritos seguidos o separados por signos (por ejemplo, una barra) y suele aparecer impreso en el embalaje del aparato o en el compartimiento de la batería. También es posible obtenerlo marcando *#06#. En caso de robo o hurto, este dato facilitará la labor a los operadores de telefonía móvil, que podrán bloquear el celular y evitar su uso por parte de terceros, y a las Fuerzas de Seguridad del Estado, que solicitan este número al presentar la denuncia para elaborar una lista de desaparecidos.

Desde el pasado mes de junio, los nuevos teléfonos móviles incluyen una nueva especificación técnica que refuerza la inviolabilidad del IMEI. Además, las compañías de telefonía se han comprometido a buscar para el próximo verano una solución técnica que les permita bloquear la línea para evitar el uso de terminales robados y, por si estas medidas fueran insuficientes, Interior elaborará junto a las compañías una lista única con los IMEI de los aparatos sustraídos, que se actualizará según se reciban las denuncias. Cuando se haga una llamada desde ese teléfono, éste quedará inutilizado, siempre y cuando se trate de un aparato con contrato, no de tarjeta prepago. «En el caso de los terminales sin contrato, no podríamos verificar que quien denuncia el robo es realmente el propietario -señala un portavoz de Vodafone- o si se trata de una llamada con ánimo de perjudicarle, ya que no existe contrato y desconocemos su identidad».

De falta a delito

Actualmente, el uso de un móvil robado se considera una falta y se castiga con multa, según recoge el artículo 256 del Código Penal. La intención ahora es que los cacos puedan ser encerrados en prisión y acabar así con la relativa inmunidad de que gozan pese a cometer hurtos valorados en cientos de euros, ya que, generalmente, se sienten atraídos por innovadores y atractivos modelos que alcanzan gran valor en el mercado.

Además, dentro de la tipificación, que aún no tiene fecha para ser aprobada, está previsto considerar como agravante, «y, por tanto, como motivo para imponer una pena mayor», que la sustracción se cometa de manera sistemática y organizada, así como que se realice con ánimo de lucro. En el Código Penal vigente, sólo está tipificado el robo por el valor material del aparato, pero no el valor de su uso ni la posterior utilización fraudulenta. «Con la reforma, se protegen de manera más clara las libertades de las nuevas tecnologías en beneficio de los consumidores y usuarios», consideran fuentes de Justicia.

El objetivo final es persuadir al ladrón de sus insanas intenciones y asustarle con la posibilidad de pasar varios años a la sombra. Sin embargo, la única satisfacción que recibe el usuario es la de saber, si es que puede, que, aunque ya no disfrute de su móvil, tampoco lo hará el que se lo robó. La posibilidad de recuperar el terminal es prácticamente nula, excepto si el aparato estuviera asegurado. Las compañías de telefonía tampoco se hacen responsables y, en el caso de clientes con alta en contrato, se limitan a conservar el número de teléfono si así lo solicitan. «Cuando se trata de clientes anónimos (prepago) no es posible verificar que realmente esa persona es la propietaria del número», aclaran en Vodafone.

El hecho es que, en los últimos meses, la Policía ha desmantelado importantes bandas internacionales de contrabando, que han encontrado un filón en este tipo de hurtos a costa de miles de personas a las que, de momento, pocos protegen. Se trata de redes complejas que realizan robos a gran escala y están constituidas por diversos grupos encargados de robar, vender y «exportar» los móviles a países extranjeros. Previo paso por manos de informáticos que los manipulan para dificultar la detección de su procedencia.

Campaña informativa

Ante esta situación, unos y otros coinciden en descargar responsabilidades en el consumidor y recomendarle precaución. Éste es el principal mensaje de una campaña informativa impulsada por Amena, Telefónica Móviles España, Vodafone y Xfera, enmarcada en el plan de lucha contra el robo de móviles y en la que invertirán alrededor de veinte millones de euros. «Esta medida irá acompañada de otras con el objetivo de informar a los usuarios acerca de cómo prevenir el hurto de su teléfono móvil», señala una responsable de Amena. Las cuatro operadoras han incluido en sus respectivas páginas web y centros de atención al cliente la información oportuna para que los usuarios sepan cómo manejar y custodiar sus móviles, así como el modo en que deben actuar en caso de robo o sustracción. «Esta misma información la recibirán todos los clientes en la factura de cada operador».

Bares, terrazas y discotecas son los lugares donde se producen con mayor frecuencia los robos de celulares. Por ello, entre las recomendaciones difundidas en esta campaña, destaca aquella que pide prestar atención al móvil «en lugares especialmente concurridos» y evitar dejarlo sobre mesas, asientos y mostradores, o en mochilas y bolsos abiertos. La discreción es otro de los factores a tener en cuenta, de manera que se considera más adecuado seleccionar el modo silencioso, con volumen bajo o vibrador, para no llamar la atención, y no confiar el móvil a un extraño.

Medidas de seguridad

En lo que se refiere a medidas de seguridad, cuando se adquiere un aparato, se dispone de dos niveles de protección: el número de identificación personal o código PIN y el número de identificación del terminal o IMEI. El PIN es un código de cuatro dígitos que se solicita nada más encender el móvil y puede bloquear el teléfono si, al tercer intento, se introduce una contraseña errónea. Es aconsejable no desactivar esta opción y anotar en varios lugares la serie junto con el código PUK, que sirve para desbloquear el terminal. El denominado código de seguridad, activado voluntariamente por el usuario y disponible para la mayoría de modelos, actúa también de barrera para los delincuentes al ser requerido cada vez que se inserta una tarjeta SIM nueva de identificación de usuario. «Es una buena medida para quien tiene una exposición alta al robo del terminal, esto es, clientes con aparatos de altas prestaciones», recalcan en Vodafone. Los tres códigos son muy importantes a la hora de impedir el uso fraudulento del móvil.

La campaña, que se inició coincidiendo con el verano, contempla también un Protocolo de actuación que sigue al robo o hurto. Primero, se debe avisar al operador y facilitarle el IMEI para que suspenda inmediatamente la línea. Esta vía es más urgente en el caso de teléfonos de contrato, puesto que el consumo es ilimitado. En España, los números de atención al cliente son:

– Telefónica Movistar: 609 (desde un móvil Movistar) o 1485 (desde un teléfono fijo). – Vodafone: (+34) 607 123 000. – Amena: (+34) 656 001 470.

Si se piensa viajar al extranjero, no está de más interesarse por el procedimiento a seguir en el país de turno.

Posteriormente, avisado el operador, se debe acudir a la Comisaría de Policía más cercana y denunciar el hecho, aportando los datos de la línea y el IMEI. Cabe la posibilidad de que las fuerzas de seguridad localicen el móvil en futuras redadas y puedan devolvérselo a su dueño.

«Otra medida preventiva es impedir realizar llamadas no autorizadas», aconseja esta campaña. Así, se puede prohibir llevar a cabo llamadas internacionales -excepto a España cuando se está en otro país-, a números de tarificación especial -con prefijos 903, 906, 803, 806 y 807- y aquellas que no correspondan a uno de los números de la agenda.

Sustracciones en plena calle

A la luz del día, con testigos y, preferentemente, en lugares donde haya un tránsito importante de personas. Estos son lugares preferidos para quienes hacen acopio de móviles ajenos. La muchedumbre les ayuda a camuflarse y escapar más fácilmente de una víctima confundida que, probablemente, no se dé cuenta de que su bolsillo está vacío hasta un tiempo después.

En otros casos, el ladrón aprovecha que el dueño saca el terminal para hacer una llamada o escribir un mensaje y, con un fuerte tirón, se lo arrebata de sus manos. Pero hay más. Y es que últimamente se estila acercarse al usuario, colocar las manos sobre sus orejas y, cuando éste suelte el teléfono en un acto reflejo, hacer desaparecer el celular como por arte de magia.

Son procedimientos muy habituales a los que el cliente aún no está acostumbrado. La información que se ha difundido sobre estos casos es escasa pese a afectar a miles de personas. Especialmente delicado es el hecho de que un niño porte consigo unos de estos aparatos, ya que constituye la presa más fácil y vulnerable para un colectivo que no se anda con miramientos. Pero no son los únicos grupos de riesgo. En las grandes capitales, se ha puesto de moda también aprovechar las paradas momentáneas que suponen los semáforos para desvalijar a los conductores.

El hurto se lleva a cabo, generalmente, por dos personas. Ambas se acercan al automóvil, echan un vistazo rápido al interior del vehículo, vislumbran su objetivo en el salpicadero o en el asiento del copiloto y el móvil desaparece. Es conveniente, por ello, mantenerse siempre alerta y viajar con las puertas del coche cerradas, ya que, sólo de esa manera, se cierra también la posibilidad de perder uno de los elementos más imprescindibles, y caros, de la vida diaria y de engrosar unas listas que crecen cada treinta minutos.

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