Alternativas a BlaBlaCar

Los servicios para organizar viajes rutinarios en coche con gastos compartidos triunfan en Internet
Por Jordi Sabaté 9 de octubre de 2014
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Imagen: Deborah Austin

BlaBlaCar, Amovens, Carpooling, RoadSharing y otros nombres curiosos son servicios para viajar en el coche de otras personas compartiendo gastos. De esta manera, sus usuarios aprovechan los vehículos que hacen su misma ruta y van vacíos, para evitar los transportes incómodos y caros. En especial, BlaBlaCar ha tenido gran auge gracias a Internet y se ha posicionado como el primer servicio de España. Sin embargo, la noticia el pasado verano de que cobraría por los gastos de gestión generó una gran polémica con protestas de los usuarios, que se lanzaron a la búsqueda de otras plataformas similares. Este artículo expone las principales alternativas a BlaBlaCar.

El «carpooling» o «carsharing» es una tendencia con más de 40 años de vigencia

El «carpooling» o «carsharing» es una tendencia con más de 40 años de vigencia que en la era de Internet ha encontrado su impulso definitivo. En concreto, esta fórmula que consiste en compartir el coche en los viajes rutinarios del trabajo a casa y viceversa, o en viajes ocasionales de trabajo a otras poblaciones, tiene su origen en los países del norte de Europa durante la crisis del petróleo de los años setenta del siglo pasado.

A la carestía de combustible le siguió el nacimiento de la conciencia ecológica, que dio un nuevo argumento para los vehículos compartidos: cuantos más automóviles llenos, mayor eficiencia en el gasto de carburante y menor contaminación. Por lo tanto, la tendencia se mantuvo de una manera más o menos sostenida durante las últimas décadas del siglo XX. Pero fue a partir de la revolución de las nuevas tecnologías cuando cobró vigor.

BlaBlaCar, el primer servicio popular

BlaBlaCar nació en Francia hace cinco años como la solución que un ciudadano de provincias propuso para regresar a su ciudad desde París en Navidad, cuando los billetes de tren, autobús y avión se agotaban o disparaban su precio. No obstante, no fue hasta una huelga prolongada de transporte público en la capital francesa cuando en realidad se hizo popular. A partir de entonces, el uso de BlaBlaCar se normalizó en todo el país galo y su fundador empezó a planificar su expansión.

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Imagen: Blablacar

Llegó a España hace unos años, y encontró en nuestro país un excelente caldo de cultivo entre los viajeros que notaban en sus bolsillos el castigo del alza de la gasolina, de los peajes abusivos y del ascenso de los costes de los transportes públicos. Pronto aumentó tanto el número de usuarios que demandaban un coche como el de los ofertantes, y su popularidad comenzó a generar inquietud entre las empresas de autobuses, a pesar de que no hay ánimo de lucro en el conductor que ofrece el automóvil, sino una compartición de gastos.

Sin embargo, tanto el crecimiento acelerado de la plataforma como la presión para que la empresa regularizase su situación y pagase impuestos en España forzaron este verano a que BlaBlaCar empezara a cobrar una comisión a los viajeros por gastos de gestión, que puede ser un 15% de lo que pagan al conductor. Aun así, ya desde un inicio el servicio se quedaba con parte de las transacciones que se realizaban entre los viajeros.

Alternativas a BlaBlaCar

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Imagen: Roadsharing

Las alternativas a BlaBlaCar no difieren del funcionamiento básico del servicio, que consiste en un buscador de rutas donde se indica el origen, el destino y la fecha del viaje. Al rellenar las casillas aparecen los vehículos ofertados para la demanda. Entre ellos se pueden establecer diferentes filtros: por la experiencia del conductor en el servicio, por las valoraciones que obtiene de otros usuarios que han viajado con él, por el tipo de coche o por el coste del viaje. Los conductores, a su vez, proponen un precio por viaje -que en BlaBlaCar no debe ser más de un tercio de los costes del viaje-, así como la hora de salida y el punto de encuentro. Deben, además, responder a las peticiones de plaza en un periodo estipulado de tiempo e indicar si irán o no por autopista. Si aceptan al viajero, este deberá transferir el dinero estipulado a través del sistema de pago del servicio, que se queda un porcentaje. La plataforma, por su parte, garantiza la autoría y responsabilidad del conductor.

A diferencia de BlaBlaCar, Amovens hace gala de no cobrar comisiones por concretar un viaje y, además, permite que los pagos se hagan en efectivo el día del viaje. Por otro lado, exige a los conductores que aporten un seguro de responsabilidad civil que como mínimo cubra a los acompañantes en caso de accidente. En este sentido, Carpooling es muy similar.

Una buena alternativa para trayectos internacionales es Shareling

Si lo que se necesita es compartir un viaje internacional, una buena alternativa es Shareling, ya que deja determinar las plazas que se desean, el espacio en el maletero, si se llevarán bicicletas, etc. Hasta el usuario se puede ofrecer como conductor.

Otra alternativa es RoadSharing, que posibilita viajar por toda Europa, aunque tiene el inconveniente de que todas las comunicaciones entre viajero y conductor deben realizarse a través de la plataforma.

Y en el caso de querer alquilar un coche a un particular cuando se está de vacaciones en el extranjero, o en otra región, para hacer un viaje turístico está la opción de acceder a Mambocar.

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