Todo lo que hay que saber al alquilar un apartamento turístico

En ocasiones, el consumidor desconoce cuáles son sus derechos, obligaciones y prohibiciones al alquilar un apartamento o bungalow para fines vacacionales
Por EROSKI Consumer 14 de octubre de 2005

Los apartamentos turísticos son uno de los distintos tipos de establecimientos que componen el sector de alojamientos turísticos y una de las formas más habituales de pasar las vacaciones o, simplemente, un fin de semana. Muchas personas se decantan por alojarse en estos apartamentos por las considerables ventajas que ofrecen, como la disposición de un espacio íntimo, posibilidad de alojamiento para toda la familia y precio más económico que un hotel.

El usuario de apartamentos turísticos, como en cualquier otro servicio, tiene una serie de derechos y obligaciones. Por ello, debe firmar un contrato inicial por escrito en el que se establecen los requisitos mínimos a cumplir por ambas partes, siendo imprescindible conservar una copia del mismo para posibles reclamaciones. Igualmente deberá guardar la publicidad si contrata el apartamento mediante una agencia de viajes.

Los apartamentos deben cumplir unas normas mínimas en función de su categoría. El alquiler también comprende el uso y disfrute de los servicios anejos al alojamiento, por ejemplo la piscina o el aparcamiento, que deberán ser facilitados por la empresa desde el momento en que se inicie la estancia. Además de estos servicios comunes, el propietario puede ofrecer a sus clientes otros servicios complementarios, como pueden ser lavandería, restaurante, etc.

Con respecto al precio del alojamiento, la empresa tiene la obligación de darle la mayor publicidad posible y colocar en la recepción los precios máximos mensuales. En el precio final siempre estarán comprendidos los suministros de agua, electricidad, combustible y servicios comunes. Este precio debe ser abonado por el cliente en el momento de la ocupación, salvo pacto en contrario.

Normalmente, el alojamiento se inicia a partir de las cinco de la tarde del día del período contratado y finaliza a las doce del mediodía del día siguiente a aquel al que concluye dicho período. En caso de no desalojar el apartamento, el usuario podrá ser gravado con una indemnización que debe estar prevista en el contrato. No obstante, si la indemnización no está contemplada en el contrato, el máximo que deberá pagar el consumidor será el triple del coste de las habitaciones por los días que excedan.

Al contratar el alquiler del apartamento, bien la agencia o el propietario, pueden pedir al cliente un anticipo en concepto de reserva o señal. La cantidad que habrá de entregar el usuario está limitada a un porcentaje sobre el precio que oscilará entre el 40% del precio total si la estancia es inferior a un mes, el 25% si la reserva es por período de un mes y el 15% si es superior a un mes.

Si una vez firmado el alquiler el consumidor anula la reserva, la empresa deberá devolverle el anticipo percibido pero no en su totalidad, ya que el propietario tiene derecho a una indemnización en función del plazo con el que se efectúe la reclamación. Así, el cliente podrá recuperar el 50% de la suma entregada como arras si comunica la anulación con una antelación de entre siete y treinta días y el 95% si lo realiza con una antelación de más de treinta días.

Por otra parte, si el usuario no ocupa el apartamento turístico, la agencia tiene la obligación de reservar el alojamiento durante 48 horas aunque el consumidor puede evitar perder el apartamento si en ese plazo confirma sus asistencia. De esta forma, dispondría de un plazo equivalente a los días que cubra la fianza para poder alojarse.

Así, otro coste que la agencia puede exigir al usuario es la fianza como respuesta a posibles deterioros de las instalaciones, mobiliario o enseres. Por ello, se recomienda hacer un inventario exhaustivo de los muebles y utensilios que haya en el apartamento antes de alojarse en él. El importe de la fianza suele ascender al 25% del precio del alquiler que será devuelto al término del contrato si no existiesen daños.

Prohibiciones

Además de los diferentes derechos y obligaciones de ambas partes mencionados con anterioridad, la empresa propietaria puede imponer una serie de prohibiciones al usuario de este tipo de alojamientos como las siguientes:

–Alojar un número de personas mayor a la capacidad máxima del apartamento.

–Entrar al alojamiento con animales si está prohibido.

–Usar aparatos que alteren los consumos previstos en los suministros.

–Introducir muebles o realizar cualquier tipo de reparación sin autorización del propietario.

–Realizar actividades que alteren las normas de convivencia o atenten contra el orden público.

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