¿Viajas? Sebastián Álvaro te cuenta a dónde no deberías ir y por qué

El periodista y creador del programa de televisión 'Al filo de lo imposible' detalla cinco destinos que, a pesar de su belleza, no se deberían visitar en este momento por su peligrosidad
Por Sebastián Álvaro 3 de junio de 2018

Existen países que, a pesar de tener suficientes tesoros naturales o arqueológicos para que sean importantes destinos turísticos, conviene no visitar o, desde luego, planificar la visita con rigor y contar con suficientes precauciones para que un viaje de turismo no acabe convirtiéndose en una pesadilla. Estos son algunos de ellos: Pakistán, República Democrática del Congo, Honduras, Irak y Siria.

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1. Pakistán

Pocos países del mundo tienen peor imagen para hacer turismo como Pakistán. Y, sin embargo, no hay lugar en el mundo que pueda compararse en bellezas naturales montañosas como el norte de la República Islámica de Pakistán. El Karakórum, la región más abrupta del planeta, acoge en su interior la mayor concentración de altas cumbres de la Tierra: entre ellas, cinco que superan los 8.000 metros; más de cien que superan los 7.000 metros; y miles que superan los 5.000 y 6.000 metros.

Pese a ello, todas las embajadas occidentales ubicadas en Islamabad aconsejan no visitar Pakistán si no es estrictamente necesario. Y, desde luego, en ese grupo deben situarse los miles de montañeros que todos los años acceden a escalar sus montes o realizar caminatas por sus valles y glaciares. Karachi, la antigua capital del Estado islámico y el lugar donde se concentra la violencia, está a casi 2.000 kilómetros de las áreas montañosas. Sin embargo, la violencia siempre está presente en Pakistán, no solo por los frecuentes atentados terroristas de los que nadie está por completo a salvo, sino también por las rivalidades étnicas, tribales y religiosas.

Así que si usted se encuentra en ese grupo de montañeros que piensa que es «completamente necesario» viajar al Karakórum, debería tener en cuenta que es mejor desplazarse en avión a Skardú que por carretera y que si lo hace en coche, no es aconsejable moverse de noche. Es fundamental seguir las instrucciones de la policía y el ejército y contar con una agencia fiable y responsable, pues lo más importante es saber dónde no se debe estar. Conviene que sea respetuoso con las costumbres y las creencias locales e ir siempre acompañado. Y, por último, debe saber que si no lo ve claro, lo mejor es quedarse en casa. Las montañas no se moverán de allí.

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2. República Democrática del Congo

Una de las aventuras más peligrosas que se pueden acometer hoy en día es viajar a la República Democrática del Congo -el antiguo Zaire-; uno de los países más violentos y empobrecidos del mundo.

Aunque atractivos naturales no le faltan. Situado en África Central, en la zona de los grandes lagos (como el legendario Tanganika), suma una población de unos 75 millones de personas. Está habitado desde hace más de 4.000 años y tiene una extensión de unos 2,3 millones de kilómetros cuadrados. En su interior acoge algunos de los tesoros naturales más importantes de África, entre los que destacan sus selvas tropicales y sabanas. Y es uno de los territorios más lluviosos y con mayor biodiversad del continente. Entre sus maravillas naturales sobresalen el Gran Valle del Rift, el río Congo, las cataratas Livingstone, el volcán Nyiragongo, con su cráter repleto de lava ardiente o, ya en la frontera con Uganda, las míticas Montañas de la Luna, el macizo del Ruwenzori, montañas de las que ya dio noticias Ptolomeo con ‘La Geografía’ y que fueron exploradas a comienzos del siglo XX por Luis de Saboya, el Duque de los Abruzos. Por último, cuenta con una importante reserva de gorilas de montaña, en el Parque Nacional de Virunga.

No deja de ser paradójico que un país tan pobre sea uno de los más ricos en recursos naturales, como diamantes, cobalto, cobre, petróleo, oro, plata, carbón o coltán, un mineral muy escaso que se utiliza en la fabricación de móviles. Probablemente sea la codicia por estas riquezas la que le han llevado a vivir sucesivas guerras, conflictos y golpes de Estado. La violencia siempre está presente y, además, el viajero debe hacer frente a enfermedades endémicas como el paludismo, la fiebre tifoidea, la hepatitis o la fiebre amarilla.

Viajar a la República Democrática del Congo, a pesar de sus muchos atractivos naturales, no es nada recomendable como destino turístico, dada la dimensión de los conflictos que asolan esta zona de África.

3. Honduras

Algunos viajeros atrevidos visitan sus islas atraídos por las bellezas naturales de sus aguas cristalinas y playas de arena blanca, arrecifes de coral, así como bellezas arqueológicas y arquitectura colonial. Es un territorio descubierto en 1503 por Cristóbal Colón en su cuarto viaje. Y es que Honduras cuenta con muchos atractivos turísticos para ser visitada. También los bosques y montañas del interior merecen la pena. Entre estas, la más alta del país, el Cerro de las Minas, es una montaña de 2.870 metros de altitud que emerge del Parque Nacional de Celaque. El parque protege un majestuoso bosque que es el hábitat de muchas especies en peligro de extinción como el jaguar, el quetzal o el tucán, entre otras muchas.

Un sitio ideal para los amantes de la naturaleza, pero no es aconsejable para los turistas. De entrada, el aeropuerto de Tocontín, en su capital, Tegucigalpa, es el segundo más peligroso del planeta tras el aeródromo de Lukla, en Nepal. Además, Honduras es uno de los países más violentos y peligrosos del mundo. El narcotráfico y las pandillas, conocidas como maras, asolan las ciudades más pobladas del país, como Tegucigalpa o San Pedro Sula, y hacen que estén en lo más alto del ranking de asesinatos de las urbes más violentas de la tierra, junto a Caracas (Venezuela) y Ciudad Juárez (México). Es frecuente asistir en plena ciudad cómo se resuelve un incidente de tráfico a tiro limpio. O entrar en un centro comercial, en la zona exclusiva de Tegucigalpa, y ver a guardias armados hasta los dientes vigilando el parque donde juegan los niños.

Además de estos gravísimos índices de criminalidad, coexiste en Honduras una importante impunidad de violaciones de derechos humanos. Pocos asesinatos, atracos, robos o violaciones se resuelven, creando un ambiente en el que cualquier delito es posible. Probablemente sea porque hay una importante corrupción entre la policía y la judicatura, dos instituciones esenciales para defender esos derechos.

4. Irak

Irak es otro de esos países situado en una de las zonas más conflictivas del mundo que conviene descartar cuando se planifican los destinos turísticos. Si no hubiera guerra y fuera un país tranquilo y seguro, muchas personas gustarían de acudir a uno de los lugares que fue cuna de la civilización. Allí, en la antigua Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, se originaron los primeros avances en agricultura y ganadería, se domesticaron especies animales y vegetales y se idearon los primeros alfabetos y escrituras, las ciudades y los antecedentes de los primeros estados.

Situado entre Siria, Turquia, Irán, Arabia, Kuwait y el Golfo Pérsico, comparte la majestuosa cadena montañosa de los Zagros, con altitudes superiores a los 4.000 metros con su vecino Irán. Pero mientras Irán se ha incorporado al turismo y es un país bastante seguro, la República de Irak sigue siendo un destino con bastante incertidumbre y notable riesgo.

Desde luego, ya hay compañías aéreas que han vuelto a operar con Bagdad, y algún visitante atrevido y peregrinos chiitas han comenzado lentamente a volver a los lugares sagrados. También las provincias kurdas del norte, algo más seguras, han empezado a atraer a viajeros que quieren disfrutar de lugares que se salen de lo normal. Desde Jordania también entran turistas, protegidos con escolta armada, para visitar la zona arqueológica de Babilonia, donde antaño se levantaron sus famosos Jardines Colgantes, que fueron catalogados como una de las Maravillas de la Antigüedad.

Pero el resto de Irak, incluida la capital, sigue siendo zona de guerra, con continuos atentados y frecuentes explosiones. La situación política es inestable y, por tanto, es un país poco fiable. Las infraestructuras dejan que desear y la atención médica es, casi siempre, inexistente. Y no se atisba solución a corto plazo que varíe este consejo, pues buena parte del país está minada. Aunque se acabe la guerra, se tardará mucho tiempo en limpiar todo el territorio.

5. Siria

Siria era, hasta no hace mucho, uno de esos pocos lugares de Oriente Medio que merecía la pena visitar y que gozaba de poseer una gran riqueza arquitectónica, al tiempo que era uno de los destinos turísticos de la zona, junto a Jordania, más seguros. Sin embargo la guerra en Siria ha provocado más de 400.000 muertos, millones de desplazados, y ha convertido esos lugares emblemáticos en parajes casi abandonados.

Algunos de esos enclaves, como Palmira -Patrimonio de la Humanidad- han sido saqueados y destruidos, víctimas de la violencia de una guerra que dista de acabar. En 2015, el grupo terrorista ISIS (o DAESH) destruyó buena parte de algunos de sus monumentos como el Templo de Bel o el Arco del Triunfo. Además, los continuos bombardeos y atentados desaconsejan visitar el país, pues ningún sector está a salvo. Desde su inicio, muchas zonas arqueológicas han sido destruidas, con la consiguiente pérdida de su patrimonio cultural: ruinas romanas, ciudades bizantinas o los conocidos bazares de Alepo no pueden ser visitados o, de momento, no es aconsejable hacerlo.

Sin embargo, hace unos meses, en la última Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), Siria volvía a promocionarse en uno de los escaparates más importantes. No es extraño: hace apenas ocho años, más de diez millones de turistas visitaron Siria; la Mezquita Omeya de Damasco era un hervidero de turistas haciendo fotos; y esa riqueza aportaba más del 10 % del PIB del país árabe. Aquella cifra de visitantes se ha reducido en un 90 % y todo apunta a que tardará mucho en recuperarse.

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