Entrevista

Antonio Malagón, presidente de la Asociación de Centros Educativos Waldorf España

La educación brota del trabajo en común de padres y maestros
Por Marta Vázquez-Reina 5 de enero de 2011
Img antoniomalagonportada
Imagen: CONSUMER EROSKI

Primera infancia, niñez y adolescencia. En cada una de estas etapas, el menor tiene distintas capacidades y necesidades y, por tanto, su proceso educativo se debe adaptar a su desarrollo madurativo en cada una. A partir de esta base, el filósofo austriaco Rudolf Steiner fundó en 1919 la denominada pedagogía Waldorf, una metodología de enseñanza que se imparte hoy en día en más de 3.000 centros de 90 países. En España, se han sumado ya a esta corriente pedagógica un amplio número de escuelas infantiles, de Primaria, Secundaria y Bachillerato, todas ellas agrupadas en la Asociación de Centros Educativos Waldorf, que preside Antonio Malagón. Maestro fundador del primer centro español, la Escuela Libre Micael, Malagón dirige también el centro de formación de pedagogía Waldorf de nuestro país, donde enseñan a los maestros a promover que “la participación del alumnado, el interés por los temas y el gusto por aprender no decrezcan”.

Después de casi un siglo de la fundación de la primera escuela Waldorf, se habla aún de esta pedagogía como un método innovador. ¿Qué le confiere su carácter permanente en el tiempo?

La pedagogía Waldorf se mantiene viva porque los maestros se convierten en “investigadores” del ser humano de hoy, del niño de nuestros tiempos y de sus circunstancias familiares, sociales, etc., para responder a sus verdaderas necesidades de desarrollo. El maestro Waldorf se acerca con respeto a sus alumnos para facilitar el despliegue de sus talentos, tanto para su vida individual como para su proyección social.

¿Cuáles son sus principios?

“Buscamos proporcionar un plan de estudios personalizado para cada alumno”

El principal es el esfuerzo por estudiar y conocer de forma concreta y directa el desarrollo y proceso madurativo de cada niño, ya que la pedagogía Waldorf busca proporcionar un plan de estudios personalizado adecuado a las capacidades y a las necesidades del alumno según las características de su etapa de evolución o desarrollo. A partir de esa base, el maestro crea la metodología y la didáctica para sus alumnos. Esto es posible gracias a la formación permanente de los profesores que, después de realizar una especialización de varios años en pedagogía Waldorf, trabajan de forma regular todos los jueves del año en claustros pedagógicos y en equipos y departamentos.

¿Qué marca la diferencia entre una escuela Waldorf y una tradicional?

Tal vez el ambiente cordial entre alumnos, aunque también puede remarcarse la buena relación de los tutores con sus pupilos, ya que se mantiene el mismo tutor en la misma clase durante los seis cursos de Primaria y ocurre del mismo modo en los seis años siguientes de Secundaria y Bachillerato. Esto permite al docente conocer muy bien al alumno, su entorno y los refuerzos y apoyos que necesite.

Además, el currículo tiene un fuerte componente creativo.

“En los centros Waldorf las materias intelectivas se complementan con las artísticas y los idiomas”

Exacto. Uno de los aspectos más llamativos de los centros Waldorf es el ambiente de creación que se vive en ellos. Por una parte, las materias intelectivas se complementan con las de idiomas (inglés y alemán desde primer curso de Primaria) y las artísticas: música, danza y teatro o proyectos artesanales en lana, barro, madera, cobre o piedra. Pero además, no hay libros de texto, sino que los alumnos crean sus propios cuadernos-libros de cada materia, se entrenan en la búsqueda de información y elaboran junto con los maestros los contenidos de las asignaturas.

¿Por qué se les denomina Escuelas Libres?

Las escuelas Waldorf pretenden desarrollar un concepto de libertad pedagógica a partir de la preparación profesional del maestro y su responsabilidad hacia sus alumnos en desarrollo. La metodología tiene que respetar esas situaciones concretas. Por eso denominamos a la pedagogía Waldorf como una “Educación hacia la Libertad”, una “Educación para la Vida”.

¿Se puede conjugar esa libertad con las reglas y normas?

“Las reglas y los límites son necesarios en la educación”

Por supuesto, las reglas y los límites son necesarios en la educación para orientar a los niños, según la edad de cada uno. Hay que tener en cuenta que ellos esperan de nosotros claridad y sentido común, pero con mucha presencia y rectitud, de modo que se “contengan” sus excesos y, a la vez, se les envuelva con afecto.

En Waldorf la primera infancia (0-7 años) se considera una etapa crucial en la vida del niño.

Lo más importante en este periodo es el calor de la madre y del padre y el cuidado de la salud en su vida. Después, a partir de los 2 y 3 años, con la entrada en una escuela Infantil -siempre con los padres muy cerca-, se requiere la presencia de un maestro bien formado pedagógicamente y, sobre todo, como ser humano cabal (o en el esfuerzo y trabajo personal para serlo). Esto es fundamental, porque los niños aprenden por imitación y no solo de lo que hacemos, sino también de lo que somos, sentimos, pensamos…

¿Qué aspectos se deben potenciar en estos años?

“Los niños deben tener un grupo de compañeros de distintas edades”

Por una parte, los niños deben contar con un ambiente despejado y móvil en el aula, con juguetes naturales y poco elaborados para que desplieguen la base de todo su futuro desarrollo: la imaginación. Además es importante que tengan un grupo de compañeros de distintas edades (3, 4 y 5 años mezclados en grupos flexibles), para poner los cimientos de su futura sociabilidad: aprender con otros y de otros. Por otra parte, se requiere incluir entre sus actividades diarias la motricidad, las canciones, el juego imaginativo libre, las habilidades artísticas, cocer pan, cultivar el huerto, el patio natural (para que puedan subirse a los árboles y jugar con arena, tierra o agua) y los teatrillos y cuentos populares.

¿Cuál es el ritmo de aprendizaje que deben seguir?

A los niños se les hurta la infancia, cuando tanto se aprende para la vida futura. De forma prematura se les sienta en pupitres para hacer fichas sin ningún sentido pedagógico y se les adelanta la enseñanza intelectiva cuando todavía no tienen “uso de razón” ni las fuerzas propias para el aprendizaje de los conocimientos escolares. Sin embargo, en esta etapa los niños necesitan jugar, experimentar con los elementos, ejercitar la convivencia con sus compañeros, con sus maestros, desarrollar su imaginación y su voluntad de modo libre para que en el futuro sean personas creativas, valientes y solidarias. La escritura, la lectura y el cálculo se aprenden rápido y con ganas cuando están maduros para ello. Se ha constatado.

Para la pedagogía Waldorf el juego ocupa un lugar esencial en la primera infancia.

“En todos los tiempos, el juego ha sido la base para un desarrollo sano”

En todos los tiempos, el juego ha sido la base para un desarrollo sano y la semilla para las futuras capacidades que necesitaremos de adultos. En el juego hay movimiento, imaginación y creatividad, comprensión y relación social. Es la escuela para la vida. Es semejante la situación con los cuentos populares. Los niños los necesitan, porque es un alimento fundamental para que su imaginación y su fantasía se activen y potencien el futuro desarrollo de su pensar. Los cuentos tienen mensajes con un precioso contenido en valores universales.

¿Qué rol corresponde a los padres en la educación de sus hijos?

Los padres siempre tienen que estar detrás del niño, acompañar su evolución, cuidarles, protegerles y guiarles hacia una verdadera autonomía, según se desarrolla el proceso de maduración e individualización. Esto supone una participación grande en la vida escolar de sus hijos -en sus logros y en sus dificultades- y un refuerzo constante.

¿Hasta qué punto es relevante el nivel de conexión entre docentes y familias?

“Los padres siempre tienen que estar detrás del niño, acompañar su evolución”

Es muy importante la inclusión de la familia en la vida escolar, de modo que se constituya una verdadera comunidad educativa. La educación brota del trabajo en común de padres y maestros y entre ellos se tienen que ayudar para cumplir mejor su función compartida de educadores.

En etapas posteriores los contenidos curriculares comienzan a cobrar mayor importancia. ¿Cómo se integran en la enseñanza en las escuelas Waldorf?

Los objetivos indicados en la Ley de Educación se cumplen y los contenidos se imparten en los cursos y ciclos consecutivos tanto de Primaria como de Secundaria y Bachillerato. Lo conseguido por la metodología Waldorf, basada en el sentido común y en la coherencia, es esencial: que la enseñanza sea un proceso formativo en el que la participación del alumnado, el interés por los temas y el gusto por aprender no decrezcan.

¿Qué es más importante en esta etapa: qué se aprende o cómo se aprende?

“Hay que presentar la asignatura ‘vestida’ con una didáctica viva y creativa”

Ambos son importantes. El “qué”, porque los contenidos hay que presentarlos en su ciclo correspondiente. Y el “cómo” es fundamental porque hay que presentar la asignatura “vestida” con una didáctica viva y creativa, que se base en el conocimiento del momento evolutivo y madurativo del niño. De este modo está asegurado el éxito, porque el alumno tiene las fuerzas necesarias para acoger los contenidos, digerirlos y comprenderlos de forma correcta.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube