Piedras en los riñones del gato, una enfermedad habitual

Los gatos machos de mediana edad y de determinadas razas, como el persa, tienen más probabilidades de desarrollar cálculos renales
Por Carolina Pinedo 4 de abril de 2014
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Imagen: Mad Wraith

El gato acude a menudo al arenero y permanece más tiempo de lo habitual, maúlla o emite algún gemido de dolor y se muestra decaído e inapetente. Este es el retrato de un felino con cálculos renales que le impiden orinar. No obstante, es habitual que sus dueños resten importancia a estos signos y los confundan con los del estreñimiento, con la consecuencia fatal que puede tener en el animal. A continuación se describen los síntomas del gato con cálculos renales, así como su tratamiento y prevención.

Cálculos renales en gatos: señales de alarma

Un gato que no puede orinar porque tiene cálculos renales puede morir sin un tratamiento adecuado a tiempo
Un felino que tiene cálculos en su riñón tiene dificultad y molestias cuando orina y evacúa escaso líquido cuando acude a su bandeja de arena. Los cálculos renales están formados por arenilla o diminutos restos solidificados que se acumulan en el riñón y que al pasar por el conducto urinario del gato lo obstruyen, impiden el paso de la orina y le provocan dolor.

El hecho de que los dueños perciban pronto que su mascota está enferma, y acudan al veterinario, es fundamental para evitar problemas más graves de salud, como un fallo renal o la peligrosa rotura de la vejiga. «Los propietarios de gatos tienden a confundir la dificultad de su felino para orinar con un cambio de comportamiento puntual del animal o con el estreñimiento, y existe el riesgo de que muera, si no recibe tratamiento de sus cálculos renales a tiempo», advierte Imanol Sagarzazu, veterinario. La vejiga del animal puede reventar si no puede orinar: su uréter está obstruido debido a la arenilla acumulada.

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Imagen: Mikael Tigerström

Los felinos tienden a camuflar su dolor porque son depredadores solitarios que pondrían en peligro su supervivencia si muestran sus debilidades. En general, el gato es un animal que mantiene en casa un comportamiento lineal o que suele repetir su rutina diaria. Por ello, un motivo de alarma debe ser un cambio de costumbres.

En el caso del felino que tiene cálculos renales, los signos que lo indican son:

  • El gato acude a la bandeja de arena más veces de lo habitual y permanece más tiempo en ella, a pesar de lo cual no consigue evacuar.
  • Se muestra inquieto, sin poder dormir o estar relajado.
  • Emite algunos maullidos o quejidos cuando acude al arenero.
  • Expulsa algo de sangre en la orina.
  • La micción aumenta su grado de acidificación o alcalinización, de cinco a siete.

Tratamiento de un gato con cálculos renales

Las enfermedades de riñones en gatos son habituales, sobre todo si beben escasa agua y están estresados

Las afecciones renales en gatos, como la formación de cálculos o el FUS (Síndrome Urológico Felino) son habituales, comenta Sagarzazu, que las cifra en un 40% de los casos felinos que se atienden en una clínica veterinaria media.

Los gatos de determinadas razas, como el persa, de mediana edad (alrededor de los seis años) y que son machos sufren de manera más habitual los cálculos renales.

El tratamiento varía en función de cada caso, pero lo primero es realizar un diagnóstico a través de un análisis de orina que verifique la causa del problema renal, como una infección. Según Sagarzazu, «lo más habitual es que la dificultad urinaria del gato esté provocada por la acumulación de estruvita, un mineral, también denominado fosfato amónico magnésico, que se forma debido al aumento de la alcalinización de la orina por una infección en el aparato urinario».

El tratamiento del felino con cálculos renales puede consistir en antibióticos para frenar la infección del riñón, espasmolíticos o medicamentos que palian el dolor al orinar. También conviene un cambio en la dieta, durante unos dos meses. Los veterinarios suelen recetar comida de gato específica contra los cálculos renales, que acidifique la orina, para evitar la formación de arenilla o sedimentos en el riñón del animal.

Prevenir las enfermedades renales en el gato

El gato que tiene más probabilidades de padecer cálculos renales, según su estilo de vida, es aquel que vive en un piso urbano y está sometido a causas que le pueden provocar estrés. Esto incluye los cambios habituales, mudanzas o trasiego de personas en casa que le produzcan inapetencia, tanto con el alimento como con el agua. Por lo que evitar el estrés en el hogar reduce las posibilidades de que el animal padezca enfermedades renales.

La correcta hidratación del felino es clave para evitarle problemas renales y urológicos. Los gatos que ingieren líquido a menudo, como los que viven en la calle y se alimentan de roedores o aves, tienen una menor incidencia de afecciones renales que los domésticos, que suelen tomar poca agua.

“Conviene alternar pienso seco y húmedo, con el fin de asegurar su correcta hidratación”, aconseja, Raquel Sierro, de la Asociación Felina Española (ASFE).

Hay que tener en cuenta que los gatos son muy selectivos con el agua que beben; debe ser limpia y fresca. La cantidad habitual de líquido que necesita beber al día para estar bien hidratado es de entre 50 y 100 mililitros por kilo de peso. De esta forma, se reducen de manera considerable las probabilidades de desarrollar cálculos renales, cristales y sedimentos que le puedan provocar afecciones urológicas.

La especial supervisión con los gatos que han padecido cálculos renales o FUS (Síndrome Urológico Felino) es la manera de detectar nuevos problemas de salud urológica y tratarlos cuanto antes. En este sentido, el veterinario será el mejor guía para seguir pautas preventivas y, si fuera necesario, realizar controles periódicos con análisis de orina.

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