Cuidados de la piel durante el embarazo

La manchas en la piel, el acné, la celulitis, y las estrías son algunos de los cambios cutáneos más frecuentes durante el periodo gestacional
Por Marta Vázquez-Reina 2 de abril de 2012
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La piel de las gestantes sufre la huella de la revolución hormonal y otras alteraciones metabólicas, vasculares o endocrinas que se producen en la mujer durante el embarazo. Las estrías, melasmas, sequedad, varices, o incluso el acné, son algunos de los cambios cutáneos más frecuentes durante el periodo gestacional. En muchas ocasiones, aunque son inevitables, desaparecen después del parto. No obstante, los especialistas recomiendan seguir algunas pautas para prevenirlos o, al menos, para reducir y mitigar sus efectos.

La embarazada con piel resplandeciente: ¿mito o realidad?

El mito de la mujer embarazada con un rostro resplandeciente es tan solo eso, un mito que en afortunadas ocasiones se cumple, pero que en otras muchas se aleja por completo de la realidad. Así como los cambios hormonales de la gestación y el incremento del flujo sanguíneo pueden aumentar la luminosidad de la piel y mostrarla más tersa e hidratada, también pueden causar otros efectos cutáneos mucho menos atractivos para las mujeres.

Algunos de estos cambios son previsibles y más frecuentes en mujeres que ya sufrían algún tipo de alteración en la piel antes de quedar embarazadas. Otros, en cambio, son casi genéricos e inevitables. Y del mismo modo que aparecen en la gestación, desaparecen cuando esta finaliza. A pesar de todo, en ocasiones, las alteraciones cutáneas del embarazo dejan huella en la piel de las mujeres, por lo que es recomendable tomar ciertas precauciones durante este periodo para que las posibles secuelas se minimicen lo máximo posible.

El embarazo y las estrías

Los cambios hormonales y el aumento brusco y excesivo de peso durante el embarazo son los ingredientes perfectos para una de las alteraciones cutáneas más antiestéticas de la gestación: las estrías. Son habituales a partir del segundo trimestre del embarazo, cuando se incrementa la distensión de la piel tanto en el abdomen como en otras partes del cuerpo, como los senos, las caderas, o incluso, los muslos.

Las estrías son habituales a partir del segundo trimestre del embarazo y son muy difíciles de eliminar

Las estrías afectan a un alto porcentaje de las mujeres embarazadas y son muy difíciles de eliminar. Por tanto, tal como recomienda el doctor Hugo Vázquez, secretario general de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y jefe de sección del Servicio de Dermatología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, la mejor lucha contra ellas es trabajar su prevención.

A pesar de que son numerosos los productos y componentes para tratar de forma específica las estrías durante el embarazo, este especialista, apoyado en distintos estudios e investigaciones científicas, recomienda el extracto de centella asiática como tratamiento preventivo más seguro y efectivo. Asimismo, para mitigar sus efectos, los expertos recomiendan distintas pautas durante la gestación:

  • Mantener un peso apropiado durante el embarazo, con un incremento progresivo sin cambios demasiado bruscos.
  • Hidratar la piel con frecuencia (dos o más veces al día) con una crema apropiada para el embarazo y con masajes que faciliten una buena absorción.
  • Beber suficiente agua para mantener una buena hidratación corporal.

Pigmentación de la piel: el melasma o máscara del embarazo

Tal como define la AEDV, el melasma se caracteriza por el «desarrollo de una pigmentación moteada o en parches que aparece de forma lenta y desaparece con el tiempo». Es muy frecuente en las mujeres gestantes (se da en el 50% de los casos) y, por eso, esta alteración cutánea recibe también el nombre de «máscara del embarazo». Las manchas se forman hacia el segundo o tercer mes de gestación y se localizan por lo general en la frente, mejillas y sobre el labio superior.

Se acentúan progresivamente a medida que avanza el embarazo, pero en la mayoría de los casos desaparecen de forma espontánea en el transcurso de un año después del parto. Sin embargo, tal como señalan distintos especialistas en la Revista Argentina de Dermatología, puede persistir en el 30% de los casos. Aunque existen cremas despigmentantes específicas para eliminar este tipo de manchas, Encarnación García, del Área de Atención Farmacéutica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, desaconseja su uso durante el embarazo, «ya que en su composición tienen principios activos que pueden ser perjudiciales para el feto». El tratamiento más recomendado por los dermatólogos incluye:

  • Evitar la exposición solar directa.
  • Utilizar filtros solares de alta potencia desde el primer día del embarazo.
  • Evitar los jabones abrasivos y los productos que irriten la piel, como los peeling o los dermoabrasivos.

Otros problemas cutáneos en la gestación

Piel seca: la pérdida de fluidos corporales puede provocar mayor sequedad de la piel durante el embarazo. Para mantener la piel hidratada durante todo el día, además de aplicar las cremas hidratantes corporales y faciales recomendables para embarazadas, es preciso beber mucha agua y evitar las exposiciones frecuentes al sol.

Acné: las mujeres que ya tenían acné antes de quedar embarazadas pueden ver incrementado su problema durante la gestación, sobre todo en los primeros meses. Los especialistas aconsejan en estos casos mantener la piel siempre bien limpia y evitar el uso de cremas que contengan retinoides.

Celulitis: el embarazo puede agravar la celulitis en algunas mujeres. Para prevenir esto, es recomendable activar la circulación de las piernas con largos paseos, seguir una dieta sana y equilibrada y beber mucha agua para mantenerse hidratada.

Varices: el incremento del volumen y del riego sanguíneo durante el embarazo favorece la formación de varices en las piernas de las mujeres embarazadas. Para evitarlo o mitigar su efecto, se deben evitar los tacones muy altos y permanecer mucho tiempo de pie. En cambio, se aconseja reposar con los pies en una posición más elevada que las caderas, no cruzar las piernas a menudo y tonificar las extremidades inferiores con duchas de agua fría.

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