Consejos para cuidar la piel durante el embarazo

Muchas mujeres notan que durante la gestación tienen la piel más tersa y luminosa, pero es importante cuidarla para tratar de evitar la formación de estrías y manchas
1 de febrero de 2022. Este artículo de Cristian Vázquez también fue publicado en nuestra web el 5 de agosto de 2015
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Imagen: piotr_marcinski

La piel de la embarazada experimenta muchos cambios. Si bien su aspecto puede mejorar, y con ello la mujer verse más guapa, también se expone a posibles consecuencias negativas, como las estrías y las manchas en diversas partes del cuerpo, que pueden incluso ser permanentes. Este artículo enumera seis consejos para cuidar la piel durante la gestación y reducir los riesgos.

Cambios positivos y negativos en la piel durante el embarazo

Durante el embarazo, la piel de la mujer está más tersa y luminosa. Esto se debe a que el tejido se prepara para los cambios que deberá afrontar, en particular la necesidad de contener un volumen mucho mayor de lo habitual. Y, como parte de esa preparación, se forman nuevos vasos sanguíneos y capilares y se incrementa la producción de una proteína fundamental para la piel: el colágeno. Este es uno de los motivos por los cuales muchas mujeres se ven más guapas durante la gestación.

Pero no todos los cambios son positivos. Hay otros que generan marcas que no son tan agradables, las cuales, además, pueden tener efecto permanente sobre la piel. Algunas son muy temidas, como las estrías o el melasma, unas manchas que aparecen en la cara de la mujer y forman el llamado «paño de la embarazada».

Una de las principales causas de estos cambios se debe a las alteraciones hormonales que la mujer experimenta en este periodo. Y la genética desempeña un papel relevante. Pero hay otros factores que también intervienen y contra los cuales se pueden tomar medidas de prevención. A continuación se enumeran seis consejos en este sentido.

1. Usar cremas antiestrías

A pesar de que la piel de la mujer se prepara para el estiramiento que ha de sufrir a medida que el niño crece en su vientre, «hay pieles que no toleran tanta distensión, y eso es lo que produce las estrías«, explica Miguel Sánchez Viera, miembro de la Academia Española de Dermatología y director del Instituto de Dermatología Integral de Madrid. Las estrías son, en sus palabras, pequeñas fracturas internas de la piel «en lugares donde el colágeno no ha sido suficiente».

La aplicación de cremas antiestrías se recomienda porque estas «favorecen la elasticidad y la síntesis del colágeno en la piel«, explica Sánchez Viera. Su uso ayuda, pero no es una garantía de que las estrías no se produzcan.

La única sustancia que se ha comprobado efectiva para la reparación de las estrías recientes -explica el dermatólogo Ramón Grimalt, experto de la Universitat Internacional de Catalunya- es la tretinoína, que está contraindicada de forma terminante durante el embarazo, ya que su absorción por parte del cuerpo de la mujer es causa de malformaciones en el feto.

2. Realizar ejercicio físico

El ejercicio físico durante la gestación tiene múltiples beneficios. Entre los más importantes, se encuentra el hecho de que ayuda a reducir algunas de las molestias típicas de ese periodo, como el dolor lumbar o de ciática, la hinchazón de piernas o la fatiga. Además, los ejercicios tonifican los músculos y aumentan el flujo sanguíneo hacia la piel y la fortalece, según indica Miguel Sánchez Viera. Esto no solo mejora su aspecto, sino que además reduce el riesgo de tener estrías.

3. Hidratarse de forma correcta

«La hidratación es muy importante, porque una piel seca es más frágil y se fragmenta con mayor facilidad que una piel bien hidratada», apunta Sánchez Viera. Por ello, además de la aplicación de cremas, es fundamental beber agua en cantidades suficientes. Entre 2,5 y 3 litros de agua al día, según se indica en la guía ‘Agua, hidratación y salud en el embarazo y la lactancia’, editada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria en 2012.

Además de favorecer la piel, el consumo adecuado de agua -sobre todo en la época de más calor- reduce algunos de los malestares más comunes de la gestación (como las infecciones urinarias y el estreñimiento), ayuda a eliminar toxinas a través de la orina y propicia el mantenimiento del líquido amniótico y un correcto desarrollo fetal, entre otros beneficios.

4. Alimentarse bien

La alimentación permite -al igual que la ingesta de agua- cuidar la piel desde dentro. Es clave que la mujer en estado respete las pautas alimenticias de esta etapa y, además, que controle su ganancia de peso. Algunas mujeres creen que tienen que «comer por dos» o que pueden aprovechar estos meses para comer en exceso. Entre los varios problemas que esto puede acarrear, se encuentra el de un estiramiento aún mayor de la piel y, por lo tanto, un riesgo más grande de que se produzcan estrías.

5. Protegerse del sol

Ramón Grimalt recomienda «ser muy cuidadosos con la protección solar para evitar el «paño de la embarazada», que es una mezcla de hormonas y sol«. Este especialista destaca la importancia de aplicar cremas hidratantes con protección solar, sobre todo en la cara, y recuerda que la duración del factor de protección señalado en el envase del producto es de dos horas después de su aplicación. Por lo tanto, la mujer gestante debe volver a aplicarse la crema todas las veces que sea necesario.

La mejor protección contra el sol, de todos modos, es exponerse lo menos posible a sus rayos, en especial en los meses de verano. Y en caso de tener que hacerlo, además de las cremas fotoprotectoras, los expertos aconsejan el uso de sombreros y otras prendas que cubran la piel.

6. Emplear productos de limpieza adecuados

El tipo de productos de limpieza que se utilicen también tienen su influencia durante el embarazo. Debido a los cambios hormonales, la piel es más susceptible de sufrir irritaciones, sarpullidos y otras reacciones no deseadas. Por eso, se recomienda el uso de jabones neutros y cremosos. Y también se desaconsejan los baños calientes, ya que si su temperatura corporal se eleva por encima de los 38,9 ºC aumenta el riesgo de alteraciones en el sistema nervioso del bebé. Lo más conveniente son las duchas con agua a temperatura moderada y de no mucha duración.

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