Presupuesto doméstico: cómo calcular el gasto familiar

Permite planificar los hábitos de compra y llegar a final de mes sin cambiar en exceso el nivel de vida
Por Elena V. Izquierdo 11 de noviembre de 2009
Img presupuesto casero
Imagen: momofthebarn

La crisis ha trastocado las cuentas de algunas familias españolas. Llegar a final de mes es hoy más complicado para ellas porque han perdido parte de sus ingresos o su estabilidad económica peligra. Mantener el nivel de vida sin adaptarse a la situación actual no es posible para ciertos núcleos familiares, sino que deben realizar cambios en sus costumbres para cuadrar las cuentas. El presupuesto personal ayuda a cuantificar por escrito los ingresos y los gastos, detecta los hábitos de compra y hace posible que se planifiquen para cumplir los objetivos marcados de forma eficiente.

¿Por qué hacer un presupuesto?

El presupuesto familiar es una herramienta de gran utilidad para tomar conciencia de los ingresos y los gastos. La falta de organización es uno de los motivos que favorece una disposición ineficiente del dinero. Con un presupuesto bien calculado, las adquisiciones poco útiles pueden dejarse a un lado sin demasiado esfuerzo, a la vez que se realiza una compra eficaz, que permitirá llegar a final de mes sin necesidad de cambiar demasiado el nivel de vida.

El mero hecho de plantearse registrar por escrito estos parámetros es un primer paso para mejorar la economía doméstica, supone una reflexión previa. Plasmar los gastos y los ingresos en un documento resalta algunos hábitos inadecuados que habían pasado desapercibidos hasta ese momento. Son partidas que, por separado, no llaman la atención. Sin embargo, cuando se juntan, reflejan un gasto ineficiente. Un presupuesto permite saber en qué se invierte el dinero y su utilidad. El usuario identifica los desembolsos imprescindibles y los caprichos.

El presupuesto mejora la economía doméstica y favorece una compra eficaz

Tras este primer diagnóstico, quien hace el presupuesto se debe marcar unos objetivos: planificar bien el gasto y reducir determinadas partidas para aprovecharlas en otros ámbitos, como el pago puntual de la seguro de los automóviles.

  • Otra partida estará destinada a los gastos de ocio y cultura: entradas para el cine, el teatro, la ópera, conciertos o asistencia a acontecimientos deportivos. La compra de libros, discos o viajes también formaría parte de esta sección.
  • Los seguros son otro de los gastos familiares, que se prevén en una única partida o en otras secciones. La póliza de salud, el seguro de vida, el de defensa jurídica o el de vivienda integran este bloque.
  • Cuando la familia tenga hijos, se reservará una sección de gastos para la inversión en educación -libros de texto, colegio, clases particulares, actividades extraescolares-, ropa, juguetes, pañales o higiene infantil. El ocio y la cultura de los pequeños puede anotarse en este apartado o en el anterior.
  • Es necesario consignar los gastos de los cuidados personales, como la ropa, los complementos, el gimnasio, la peluquería o las clases particulares, entre otros.
  • Muchas familias, además de pagar la hipoteca, tienen otros préstamos (coche, electrodomésticos). Cada uno de ellos se apunta en el apartado de créditos, que se completa con el gasto de la tarjeta y las comisiones bancarias.
  • En otro apartado se apuntarán los impuestos que el ciudadano debe pagar por determinados servicios, ya sean locales -recogida de basura, agua, garajes- o estatales.
  • También hay que considerar los gastos que suponen en la economía familiar los animales domésticos: comida, vacunación y veterinario.
  • Es conveniente una sección que recoja los gastos destinados a regalos, celebraciones o donaciones.
  • También habrá un apartado para los ahorros en inversiones, con las acciones, planes de pensiones, cuentas corrientes o depósitos.
  • En el apartado de ingresos se anota, por separado, cada uno de los sueldos o pensiones y otro tipo de haberes periódicos: alquileres, pagas extra, intereses, rentas.

    Algunas familias saben de antemano el dinero del que disponen cada mes, cuando éste procede de unas nóminas fijas. Sin embargo, la cuantía de los sueldos puede variar en el caso de profesiones liberales, autónomos o trabajadores que prestan sus servicios de manera eventual. Los ingresos laborales también se pueden complementar con colaboraciones, otros empleos o con el dinero que reciba el titular de una vivienda en concepto de arrendamiento. Por este motivo, se debe consignar un apartado sobre los ingresos previstos y otro sobre los reales.

    Cuando concluya el mes -o el periodo determinado en el presupuesto- se hará un balance entre los ingresos y los gastos reales y estimados para conocer si se han cumplido los objetivos.

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