Mapas conceptuales: una herramienta útil para el aula

La representación gráfica de los contenidos de estudio facilita el aprendizaje significativo de los alumnos
Por Marta Vázquez-Reina 17 de enero de 2010
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Imagen: Jaine P

La mayoría de las metodologías didácticas que se aplican en las aulas de todos los niveles educativos buscan que los alumnos aprendan a aprender, que comprendan la materia en vez de memorizarla. El mapa conceptual es una de las técnicas más útiles para lograr este objetivo. Esta herramienta de aprendizaje permite que los estudiantes capten y retengan el significado de los contenidos curriculares a través de la relación entre conceptos.

Briofritas, cormofitas, gimnospermas, angiospermas, pteridofitos, espermatofitos. Es posible que mediante alguna técnica mnemotécnica un estudiante sea capaz de memorizar todos estos términos biológicos. Pero, ¿habrá aprendido algo? Es probable que no y que, pasado un tiempo, los conceptos se olviden. Sin embargo, si el mismo estudiante enfoca el aprendizaje de modo que establezca las relaciones entre ellos a partir de las definiciones y significados de cada uno, las posibilidades de que la materia no se pierda en el olvido son mayores.

Ésta es la base de la denominada teoría del aprendizaje significativo, introducida en el campo de la didáctica por el psicólogo y pedagogo estadounidense David Paul Ausubel. A partir de la fundamentación de esta didáctica, que se centra en cómo se aprende, más que en cómo se enseña, numerosos estudiosos del campo de la pedagogía han investigado las técnicas y herramientas más eficaces para lograr su aplicación práctica en las aulas. Una de las más útiles y que ha conseguido mayor repercusión en el ámbito docente de todo el mundo ha sido el mapa conceptual. Un concepto creado a principios de la década de los setenta por el doctor en Educación Joseph Novak, de la Universidad de Cornell (Estados Unidos).

Elementos del mapa

Este método de aprendizaje consiste en representar de forma gráfica y esquemática las relaciones significativas entre diferentes conceptos. De este modo, al visualizar los contenidos y trabajar sobre ellos, se facilita la comprensión y el recuerdo de lo estudiado.

ImgImagen: CONSUMER EROSKI

Tal como lo define Novak, «es un método para ayudar a los estudiantes y docentes a captar el significado de los materiales que se van a aprender». El educador establece tres elementos fundamentales: los conceptos, que son los acontecimientos u objetos que forman parte de la materia que se va a estudiar; las palabras enlace, que son los términos con los que se vinculan los conceptos y que representan el tipo de relación entre ellos; y las proposiciones, que son la unión de dos o más conceptos en forma de una oración o unidad semántica, es decir, con significado.

Aplicación en el aula

El proceso de elaboración de los mapas conceptuales constituye en sí mismo una actividad de aprendizaje para el alumno
Como afirma Enrique Javier Díez, del Área Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de León, los mapas conceptuales tienen distintas aplicaciones. El proceso de elaboración de estos constituye en sí mismo una actividad de aprendizaje para el alumno, pero además «permiten intercambiar a profesores y escolares sus puntos de vista sobre la validez o no de un vínculo entre conceptos, o darse cuenta de las conexiones que faltan». Los mapas son una herramienta adecuada de interrelación entre educador y alumno, a quien ayudan a entender su protagonismo en el proceso de aprendizaje.

Los mapas conceptuales sirven también para que el docente organice los contenidos curriculares y mantenga una estructura coherente en su proceso de enseñanza. Él mismo puede elaborar mapas conceptuales de la materia que imparte y ampliarlos a medida que avanza el curso. Con los más pequeños, puede utilizar estos mapas para exponerlos en el aula, de modo que accedan a los conocimientos adquiridos cada día y puedan relacionarlos entre sí.

Elaborar un mapa conceptual

La pedagoga Rocío Quesada, en su manual ‘Ejercicios para elaborar mapas conceptuales’, resume de manera sencilla este proceso en cinco pasos:

1. Identificar y seleccionar los conceptos e ideas principales.

2. Escoger el concepto más importante o general y definirlo.

3. Ordenar a partir del concepto principal los demás, según su grado de generalidad dentro del mapa.

4. Relacionar los conceptos entre sí, elegir las palabras que demuestren mejor el tipo de relación entre ellos.

5. Buscar todas las relaciones posibles entre los conceptos, aunque sean lejanos.

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