Entrevista

Juan José de Haro, Doctor en Biología y autor del libro ‘Redes sociales para la educación’

Las redes sociales fomentan la participación, la colaboración y el interés de los alumnos
Por Marta Vázquez-Reina 2 de febrero de 2011
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Las redes sociales cambian la forma de relacionarse con el entorno. Son una realidad actual en el ámbito personal, profesional y, cada vez con más fuerza, en el académico. Juan José de Haro, Doctor en Biología por la Universidad Autónoma de Barcelona, profesor de Matemáticas e Informática y coordinador TIC en Educación Secundaria, es testigo y participante activo de la relevancia que han adquirido las redes sociales en el campo de la educación. Autor del libro ‘Redes sociales para la educación’, donde se describe el marco teórico para su uso educativo, recalca el valor pedagógico que aportan las TIC. “Es indudable que la información se mueve a través de la tecnología y hay que saber sacarle provecho”, afirma. Desde su blog Educativa, orienta de forma periódica sobre las metodologías y herramientas necesarias para conseguir una educación de calidad, con la innovación como norma.

¿Las nuevas tecnologías cambian la forma de aprender de los alumnos?

Las nuevas tecnologías condicionan la forma en que los alumnos se relacionan entre ellos y acceden a la información. Hasta hace pocos años, las fuentes se limitaban prácticamente al profesor y a los libros, pero en la actualidad, la información está presente de forma inagotable y su acceso es casi inmediato a través de Internet. Gracias a este acceso universal, encontramos alumnos que son “expertos” en determinadas áreas del conocimiento que son de su interés. Si ellos ahora son capaces de aprender de forma autónoma, significa que algo ha cambiado en el modo de aprendizaje. El docente ya no es la principal fuente de información y eso no se debe pasar por alto en el sistema educativo.

¿Cómo se integran las redes sociales en este nuevo entorno educativo?

Hay que diferenciar entre las redes sociales a las que pertenecen los estudiantes (en España son básicamente Facebook y Tuenti), de las redes docentes que podemos utilizar para la enseñanza y el aprendizaje. Las primeras las utilizan sobre todo para las relaciones sociales, actúan en general como un potenciador de las amistades reales que tienen y permiten un contacto más próximo y continuo entre ellos. Las redes docentes -que para alumnos mayores pueden ser las mismas que las anteriores- son redes cerradas para preservar la privacidad y la intimidad de los estudiantes.

¿Qué papel representan?

“Las redes escolares recrean la forma habitual de comunicación a la que tiende la sociedad”

Son fundamentales. Las redes a las cuales pertenecen los jóvenes por voluntad propia guían las relaciones de unos con otros, de forma que se crea una nueva forma de trabajar y de estar en contacto. Esto se transmite al mundo docente a través de las redes escolares, que recrean la forma habitual de comunicación a la que tiende la sociedad: potencian la relación entre profesores y alumnos, facilitan el intercambio de información y crean un ambiente que antes no existía, donde los estudiantes pueden interactuar tanto entre ellos, como con sus maestros.

¿La comunidad educativa está ya convencida de su uso didáctico o pervive la visión de las redes como “elemento de distracción” o de “pérdida de tiempo”?

Los miembros de la comunidad educativa que trabajan con ellas experimentan su uso didáctico real y se dan cuenta de las ventajas que tienen. Pero dado que son una minoría, la idea predominante es la que se transmite a través de los medios tradicionales de comunicación, que solo hablan de las redes sociales cuando se convierten en noticia. Es decir, a menudo transmiten de forma sesgada solo lo negativo que tienen.

¿Puede destacar las principales aplicaciones didácticas que se le pueden dar a las redes sociales en el aula?

“Hay un abanico diverso de aplicaciones de las redes, en función de los objetivos que se quieran alcanzar”

Si nos preguntamos “¿qué uso podemos darle al aula?”, la respuesta es que el espacio en sí no es lo importante, sino las actividades que se realicen dentro de él. Algo parecido sucede con las redes sociales, que son sistemas de comunicación (a través de foros de discusión, chat, blogs, comentarios, vídeo, imagen, etc.) a los que se les puede dar enfoques distintos según los profesores que las utilicen.

¿Algún ejemplo?

Pueden servir para realizar proyectos de colaboración entre centros educativos, poner los deberes de cada día, debatir sobre un tema, entregar trabajos, colocar materiales de apoyo a las clases, realizar preguntas por parte de los alumnos sobre la materia, poner tareas y un largo etcétera. Hay todo un abanico diverso de aplicaciones, en función de los objetivos que se quieran alcanzar.

¿Cuáles son las principales ventajas que reporta al docente su uso como herramienta de enseñanza?

“Las redes sociales facilitan la comunicación con los estudiantes en materia docente”

Las redes sociales incrementan la relación alumno-profesor y la hacen más humana. Facilitan la comunicación con los estudiantes en materia docente, ya que es muy sencillo enviar mensajes a todo un curso o solo a un alumno. Además, mejoran la participación de los escolares, porque son un sistema que ellos conocen y aprecian, de modo que se sienten a gusto al utilizarlas. Por otra parte, permiten potenciar la relación con sus propios compañeros de profesión.

¿Y qué les aportan a los alumnos como herramienta de aprendizaje?

Al ser un medio que ya conocen y usan fuera de la escuela, en general, el ambiente de trabajo es agradable para ellos, con las ventajas que eso supone para el aprendizaje. En la red social no entran a la fuerza para hacer las tareas, puesto que la utilizan también para ponerse en contacto entre ellos.

¿Cómo interactúan en una red social el aprendizaje formal e informal?

“La actividad informal en la red potencia el aprendizaje formal”

En las redes sociales se registra una mayor interacción entre ambos tipos de aprendizaje y los mayores beneficios de esta relación. La red social no se comporta tan solo como el aula de clase, sino que recrea otros espacios que son también necesarios. No es posible un centro educativo que no disponga de patio para el descanso de los alumnos o donde no surjan charlas informales entre estudiantes o con los profesores. Del mismo modo, la red social permite a los alumnos subir sus fotos, dejarse comentarios o votar sus propios vídeos. Esto, que puede parecer irrelevante de cara al aprendizaje, es sin embargo muy importante, porque es lo que potencia el uso de la red social y, por tanto, de la actividad más formal. Además, las redes sociales tienen la virtud de dejar a los alumnos convertirse en “profesores”, ya que es frecuente que ante las preguntas de sus compañeros respondan antes que el profesor de la asignatura. El valor pedagógico de estas conductas es innegable porque fomenta la participación, la colaboración y el interés.

¿Qué tipo de redes sociales son las más apropiadas para el entorno educativo?

Para alumnos mayores de edad pueden usarse redes abiertas como Facebook, Tuenti o Twitter. La ventaja es que ya están presentes en ellas, por lo que el entorno es como el de su propia casa. Para los de menor edad, es preferible el uso de redes cerradas, creadas por el profesor o el centro educativo, de forma que se pueda controlar la actividad de los estudiantes.

¿Se evitan así problemas de seguridad?

“Las redes cerradas no comprometen la intimidad y privacidad de los alumnos”

Exacto. En las redes abiertas es imposible saber qué relaciones establece el alumno con personas ajenas al proceso educativo y eso podría llevar en algún caso a un disgusto. Sin embargo, las redes cerradas solo permiten ponerse en contacto con los propios miembros de la misma red, proporcionan la seguridad de que la intimidad y privacidad de los alumnos no se ve comprometida.

¿Se pueden utilizar en todas las etapas educativas o hay que esperar a que el estudiante tenga determinada capacidad y madurez?

A partir de 14 o 15 años, muchos estudiantes empiezan a introducirse en las redes sociales para mantener el contacto con sus compañeros. Es una buena edad para comenzar, ya que es importante que aprendan a comportarse en este entorno y la escuela tiene mucho que decir. También existen redes específicas para niños pequeños, desde que saben leer y escribir. Aunque las capacidades sociales de estas redes son muy limitadas, tienen en general un excelente resultado para la realización de actividades en clase y se presentan como un buen medio para la introducción al trabajo en grupo y la colaboración.

¿Cómo sería una red social educativa adecuada?

“Una red con 1.000 estudiantes será mucho más activa y dinámica que con 100”

La red que funciona mejor es la red en la cual participan un mayor número de alumnos y profesores. Con 1.000 estudiantes será mucho más activa y dinámica que con 100. Una vez que se pasa un número mínimo crítico -en torno a 200 miembros-, la red adquiere vida propia y se consigue una continua retroalimentación entre los integrantes. Por otra parte, en una red idónea, el trabajo formal se desarrolla en grupos privados, de modo que los estudiantes no se interfieran entre ellos al trabajar. El resto queda para las relaciones informales, que potenciarán el trabajo concreto de las asignaturas.

Webquest, wikis, blogs… ¿Puede llegar a distraer del aprendizaje formal el uso de tantas herramientas tecnológicas?

El uso de las herramientas tecnológicas es una necesidad en la sociedad de hoy. Tan importante es saber escribir un comentario de texto en papel, como saber ponerlo a disposición de los demás a través de un blog. Los elementos tecnológicos son naturales para los alumnos y aprenden su funcionamiento en muy poco tiempo. Las diferentes formas de publicación, obtención de información, edición de imagen y sonido enriquecen las posibilidades al aprender. Es indudable que la información se mueve a través de la tecnología y hay que saber sacarle todo su provecho.

¿Cómo se imagina el aula dentro de 15 o 20 años?

“Hay que enseñar a saber pensar, saber interpretar y saber hacer”

Me gustaría pensar que el deseo y la capacidad innata que tienen los niños para aprender cosas nuevas no muera por el camino. Hay que enseñar a saber pensar, saber interpretar y saber hacer, a que lo importante no sea conocer la respuesta a una pregunta, sino tener los conocimientos necesarios para encontrar la respuesta correcta y aplicarla. Una enseñanza así, probablemente, sea incompatible con la escuela actual, organizada según el modelo industrial de principios del siglo XX. Los primeros pasos ya se han empezado a dar por parte de profesores inquietos e innovadores, solo hace falta darse una vuelta por Twitter, Ning o Facebook para comprobarlo.

El papel del docente

Para que el uso de las redes sociales en educación se generalice, es imprescindible la implicación de los docentes. Juan José de Haro tiene una visión positiva de ellos. “Cuando se les ofrecen los recursos necesarios, la formación adecuada y los tiempos que necesitan, la respuesta es favorable”, afirma. Este especialista considera que la mayoría del profesorado comprende que ha ocurrido una revolución en las comunicaciones y que la docencia no puede quedar al margen. El problema surge “cuando se intentan implantar sistemas sin tiempo para formarse y sin conocer su utilidad real”. Esto causa rechazo, recalca de Haro, “puesto que no se sienten seguros y temen no saber hacer lo correcto”.

Para que no se sientan fuera de la “revolución tecnológica”, Juan José de Haro recomienda a los docentes que empiecen a usar los medios que proporcionan las redes sociales de profesores, como Internet en el Aula, los numerosos grupos de docentes presentes en Facebook o anima a utilizar Twitter. Estos recursos les servirán para encontrar compañeros que, “como ellos, tienen dudas, preguntas y problemas por resolver y respuestas y líneas de actuación”. Entrar en esta dinámica les permite introducirse en el mundo de la colaboración y la construcción conjunta del conocimiento y “disponer de una auténtica formación permanente para estar siempre al día, no solo en la integración TIC, sino en cualquier otro aspecto relacionado con la enseñanza y el aprendizaje”, recalca de Haro.

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