Un nuevo método evalúa el riesgo ambiental de las balsas que contienen líquidos contaminantes

Esta herramienta podría proporcionar información práctica para evitar catástrofes ecológicas
Por EROSKI Consumer 25 de diciembre de 2008

Investigadores de la Universidad Jaume I (Castellón) han creado un Índice de Riesgo Ambiental de las balsas de lixiviados, líquidos contaminantes procedentes de vertederos o plantas de compostaje que están cerca de cauces fluviales, según el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC). El objetivo de esta herramienta es determinar el peligro medioambiental y proteger el entorno.

En España, el 20% de las balsas de tierra u hormigón que almacenan lixiviados están cerca de un cauce. Esto supone un riesgo ambiental importante si la balsa se rompe, erosiona o su contenido rebosa. Los principales peligros que pueden sufrir las 87 balsas contabilizadas en 2006 que existen en el territorio español son las fugas de líquidos contaminados por fallos de impermeabilización y la rotura del dique de la balsa.

«Estos líquidos suelen contener una alta carga contaminante (productos químicos, metales pesados, etc.) por lo que su almacenamiento siempre entraña riesgos ambientales ya que, si una de estas balsas se rompe, el lixiviado puede ser vertido al medio, puede alcanzar factores ambientales sensibles y provocar un serio impacto ambiental», explica Francisco J. Colomer, autor principal del estudio e investigador del departamento de Ingeniería Mecánica y Construcción de la citada universidad.

El Índice de Riesgo Ambiental valora con indicadores cuantitativos el riesgo de las balsas sobre el medio ambiente. Pero para cuantificar la magnitud del peligro, es necesario «conocer los parámetros de seguridad de la balsa, las características morfológicas y geométricas y la presencia de factores ambientales en la zona inundable», señala Colomer.

Entre estos parámetros destacan la posibilidad de erosión de los taludes, el tipo de impermeabilización, el factor de seguridad del talud y la posibilidad de rebosamiento por precipitaciones intensas. Otro aspecto importante es «el efecto de la avalancha de lixiviados en caso de rotura de la balsa, cuyos parámetros representativos serían la forma en que avanzaría el flujo cauce abajo y el poder contaminante de los lixiviados», destaca el investigador.

La herramienta también permite estimar la superficie afectada por un alud de lixiviados y sus consecuencias, mientras que las metodologías anteriores sólo valoraban una parte del riesgo medioambiental de los vertederos. Así, el índice valorará el riesgo sin buscar datos históricos de accidentes ni escenarios, referencias necesarias en metodologías tradicionales.

Evitar catástrofes

Los investigadores aplicaron la nueva metodología a ocho balsas de lixiviados (dos plantas de compostaje, dos vertederos de rechazos, un vertedero de residuos peligrosos, un vertedero de residuos industriales no peligrosos, y dos vertederos de residuos sólidos urbanos), y determinaron que un valor menor de 0,025 (sobre 1) implica bajo riesgo ambiental. Si la balsa supera este valor, no estará dentro de los márgenes de seguridad, por lo que se «debería modificar el diseño o cambiar su emplazamiento» para evitar una catástrofe ecológica.

Las balsas con mayor riesgo ambiental se sitúan a menos de 2.000 metros de algún cauce de agua. En estos casos, de producirse una rotura del dique, los lixiviados llegarían hasta el agua y la contaminarían.

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