El Mediterráneo registró hace más de cinco millones de años la mayor inundación conocida en la Tierra

El trasvase de agua fue de tal magnitud que el nuevo mar se formó en menos de dos años
Por EROSKI Consumer 13 de diciembre de 2009

Hace 5,33 millones de años tuvo lugar en el Mediterráneo la mayor inundación conocida nunca en la Tierra. Hasta ese momento, la cuenca mediterránea era un enorme desierto a 1.500 metros de profundidad, donde el agua se reducía a unos pequeños lagos perdidos y la vida era casi inexistente, pero una avalancha de agua procedente del Atlántico encontró un nuevo camino en el Estrecho de Gibraltar y convirtió la zona en el mar actual.

Este trasvase, calculado en unas 1.000 veces superior a la corriente del río Amazonas, fue tan potente que el nuevo mar se formó en menos de dos años, lo que supone una insignificancia desde un punto de vista geológico. Semejante cantidad de agua hizo que el nivel subiera a un ritmo de 10 metros cada día. Son las conclusiones de un estudio realizado por investigadores españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que publica esta semana la revista «Nature». Este trabajo descarta las teorías de que este mar había tardado en formarse de 10 a 10.000 años.

Los científicos explican que el Mediterráneo se encontraba entonces seco por completo -la llamada crisis salina del Mesiniense-, al quedar aislado de los océanos durante un largo período de tiempo, alrededor de unos 300.000 años. Pero el Estrecho de Gibraltar sufrió un hundimiento tectónico y las aguas del Atlántico descargaron con toda su fuerza sobre la zona del Mediterráneo, que se encontraba a 1,5 kilómetros por debajo del nivel del mar. La inundación fue muy rápida, tuvo un ritmo frenético que provocó en el fondo marino una erosión de cerca de 200 kilómetros de longitud y varios kilómetros de anchura. El Mediterráneo tardó entre unos meses y dos años en llenarse.

«Es el caso más extremo de este tipo de desbordamiento, mucho más abrupto de lo que se había imaginado. El agua circulaba a cientos de kilómetros por hora», apunta Daniel García-Castellanos, científico del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, en Barcelona. Quedó una señal del acontecimiento, el canal erosivo que atraviesa el estrecho, de unos 500 metros de profundidad y hasta ocho kilómetros de anchura. Se extiende a lo largo de unos 200 kilómetros entre el golfo de Cádiz y el mar de Alborán. Ese gigantesco surco fue descubierto hace unos años, cuando los ingenieros del túnel que debía unir Europa y África estudiaban el subsuelo del Estrecho de Gibraltar.

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