Carbono azul, el poder de los océanos contra el cambio climático

El cambio climático podría empeorar si no se cuidan los ecosistemas oceánicos, que capturan más CO2 que los terrestres
Por Alex Fernández Muerza 29 de agosto de 2013
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Imagen: Wikimedia

El “carbono azul”, el dióxido de carbono (CO2) atrapado en los océanos, es vital contra el cambio climático. Los ecosistemas acuáticos capturan más CO2 que los terrestres, pero no suelen tenerse en cuenta y están amenazados de forma grave. Su destrucción no solo resta capacidad frente al cambio climático, sino que lo empeora. Este artículo explica por qué el carbono azul resulta esencial, está amenazado y es amenazador y enumera varias iniciativas para protegerlo.

Carbono azul, esencial contra el cambio climático

Por «carbono azul» se conoce al CO2 capturado por los océanos y los ecosistemas costeros de todo el planeta, en especial las praderas oceánicas, como la posidonia mediterránea, las marismas o los manglares. Instituciones como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) o la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo consideran esencial para luchar contra el cambio climático.

El 60% de los principales ecosistemas marinos ha sido degradado o se utiliza de manera insostenible
Los datos son elocuentes, como señala un informe de varias instituciones de Naciones Unidas (PNUMA, FAO o UNESCO): del total de CO2 capturado cada año en el mundo por la actividad fotosintética (la de árboles y plantas es la más conocida), el 55% corresponde a los organismos marinos. Su eficiencia como sumideros de carbono es muy elevada: la biomasa de los océanos es solo el 0,05% de la total del planeta, pero secuestran el CO2 cien veces más rápido y durante miles de años, mucho más tiempo que los bosques terrestres.

Los responsables del informe de Naciones Unidas subrayan que las medidas para combatir el cambio climático asumen la protección de los bosques, pero los ecosistemas marinos son en gran medida ignorados, a pesar de su importancia. Por ello, instan a las instituciones de todo el mundo a que lo tengan en cuenta.

Además de su papel en la lucha del cambio climático, los expertos del grupo Factor CO2 destacan el valor de dichos ecosistemas como fuente de riqueza: «Generan empleo, ingresos, turismo, etc. Se estima que el valor global de los servicios que proveen es de 20 millones de euros al año en el mundo».

El carbono azul, amenazado y amenazador

Los ecosistemas que albergan el carbono azul están amenazados gravemente. La contaminación, la acidificación de los océanos, la pesca destructiva, el excesivo uso de fertilizantes o la construcción insostenible de infraestructuras y asentamientos humanos en la costa son algunos de sus enemigos.

María Jesús Muñoz, responsable del área de sumideros de Factor CO2 y coautora del informe ‘Blue Carbon: propuestas para preservar el carbono azul’, explica que hasta cinco agencias de Naciones Unidas han alertado de que el 60% de los principales ecosistemas marinos ha sido degradado o se utiliza de manera insostenible. «Desde 1980, casi el 20% del área cubierta por manglares ha desaparecido, al igual que el 29% del área total cubierta por zosteras marinas (un género de plantas acuáticas) y una tasa similar ha sido estimada para las marismas de marea», según los datos recopilados por Muñoz.

La degradación y desaparición de los organismos marinos que secuestran el CO2 resulta asimismo amenazadora. Por un lado, se reduce la capacidad del planeta de mantener dicho gas de efecto invernadero (GEI). Por otro lado, el CO2 retenido se libera y contribuye a la aceleración del cambio climático y su impacto.

Los expertos estiman que más de mil millones de toneladas de CO2 se liberan al año de los ecosistemas costeros degradados, el equivalente al 19% de las emisiones derivadas de la deforestación tropical a nivel mundial, según la organización The Blue Carbon Initiative, cuyos responsables trabajan para conservar y recuperar los ecosistemas costeros frente al cambio climático.

Iniciativas para proteger el carbono azul

La Iniciativa Carbono Azul es el primer programa centrado en mitigar el cambio climático mediante la conservación y la restauración global de los ecosistemas marinos y costeros. Liderada por la UICN, Conservación Internacional (CI) y la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO, cuenta con la colaboración de diversos gobiernos, instituciones de investigación, organizaciones intergubernamentales y otros organismos internacionales.

En Estados Unidos se han creado varias organizaciones específicas. Además de la citada The Blue Carbon Iniciative, la asociación The Blue Carbon Project pretende conservar y recuperar la vegetación costera, facilitar el desarrollo de soluciones de mercado basadas en la compensación de emisiones de carbono azul, e impulsar programas de educación ambiental para concienciar a la sociedad.

En España, el grupo Factor CO2 impulsa varias de ellas. La más reciente, el citado informe en el que explica las claves para financiar la conservación de los ecosistemas marinos mediante los mercados de carbono. Según sus responsables, «la protección, la mejor gestión y el restablecimiento de los sumideros de carbono azul evitarían la pérdida de hasta 450 millones de toneladas de carbono al año, lo que supone una reducción del 10% de las emisiones globales de CO2 estimadas para 2050, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)».

Sergio Camacho, autor del blog Emprendiendo en Verde, señala cuatro acciones que deberían realizarse para cuidar el carbono azul: concienciar a la población, investigación, conservación y restauración e inclusión en los mercados de carbono para compensar las emisiones de las organizaciones.

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