Entrevista

Miguel Ángel Valladares, portavoz del Informe Planeta Vivo

La salud del planeta está empeorando, pero todavía se puede recuperar
Por Alex Fernández Muerza 17 de octubre de 2014
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Imagen: WWF

El número de vertebrados (mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces) ha disminuido a la mitad de hace cuatro décadas y los seres humanos consumimos un planeta y medio. Son algunos de los datos más llamativos del reciente Informe Planeta Vivo 2014, publicado por la organización conservacionista WWF. Este trabajo científico bianual señala desde 1996 el estado de la biodiversidad y la huella ecológica de la humanidad a nivel global. Miguel Ángel Valladares, director de comunicación de WWF España, explica que los datos han empeorado, pero que si se ponen en marcha las soluciones propuestas en el informe, estamos a tiempo de revertir esta situación y vivir en equilibrio con nuestro mundo sin destruirlo.

Con los datos de este último informe, ¿cómo calificaría la salud del planeta?

España ocupa el puesto 40 en huella ecológica a nivel mundial: necesitamos casi tres Españas
Bastante mal. El informe tiene datos científicos contundentes y revela que el estado de la biodiversidad tiene una tendencia a la baja desde hace décadas. El 52% de las poblaciones de especies de vertebrados ha disminuido en estos últimos 40 años, según el Índice Planeta Vivo (IPV), que mide las tendencias de miles de poblaciones animales. Por su parte, sigue subiendo la huella ecológica, la demanda de recursos y de bienes y servicios ecosistémicos que tiene la humanidad.

¿Qué principales novedades destacaría del informe?

Este año hace hincapié en las soluciones, porque pensamos que todavía estamos a tiempo. Se explica cómo proteger el capital natural y cómo reducir la huella ecológica. Se citan casos de países e iniciativas que van por ese camino.

¿Se puede entonces conseguir un desarrollo económico y una calidad de vida para todos los ciudadanos sin excedernos de la capacidad del planeta?

Sí se puede. Hay países que ya se acercan a tener un desarrollo sostenible. China, si quisiera, podría ser un ejemplo increíble, porque está avanzando económicamente, pero de momento no se ha acercado a los países con más huella. Turquía o Brasil también son buenos ejemplos.

El informe asegura que necesitamos casi tres Españas para satisfacer nuestras necesidades. ¿A qué se debe?

La huella ecológica de España está por encima de la media, pero es pequeña en comparación con los “reyes” de la huella (Qatar, Kuwait y Emiratos Árabes), que consumen cinco o seis veces su superficie. España ocupa el puesto 40 de todos los países del mundo analizados. La huella de los cultivos y de la pesca son las que más peso tienen ahora.

Si se compara con los datos de informes anteriores, ¿cuál es la evolución que se observa?

Casi el 80% de las poblaciones de agua dulce ha desaparecido
Los países más pobres, que son los más ricos en biodiversidad, son los que más pierden. El IPV tropical ha descendido un 56% y en Latinoamérica más de un 80%. En relación a hace dos años, hemos ajustado y mejorado el método científico de obtención de datos y, por eso, ha salido un IPV tan escandaloso. El IPV de las especies de agua dulce por ejemplo: casi el 80% de las poblaciones analizadas que viven en agua dulce ha desaparecido. Estos ecosistemas son frágiles y complejos, la gestión no está siendo adecuada y es el ecosistema que está sufriendo una transformación más drástica en los últimos 50 años.

Vistos estos datos puede quedar una sensación catastrofista. ¿Se puede mandar un mensaje de esperanza?

Estamos a tiempo. No es un informe apocalíptico, sino científico, que muestra el estado de la biodiversidad y la huella ecológica. En este momento estamos en déficit ecológico. A este ritmo actual estamos consumiendo más de un planeta y medio. Nuestra perspectiva es poder vivir dentro de los límites de la Tierra, seguir disfrutando de ella, pero sin sobreexplotarla.

¿Qué soluciones proponen?

Conservar el capital natural, restaurar los ecosistemas dañados y detener la pérdida de hábitats, producir mejor, reducir la generación de desperdicios, consumir de forma racional y llevar estilos de vida con menor impacto, reorientar los flujos financieros para poner en valor a la naturaleza, invertir en sostenibilidad y que haya una gobernanza equitativa de recursos. Sobre estas propuestas proponemos proyectos concretos para demostrar que es viable.

¿En qué consiste la huella ecológica?

La huella ecológica es el área de tierra o mar productiva que necesita la humanidad para satisfacer su demanda de recursos, bienes y servicios ecosistémicos. Esta huella ha aumentado en los últimos 50 años a más del doble. Estamos ahora en una media de 2,7 hectáreas globales. Y la biocapacidad productiva se ha incrementado muy ligeramente, en 1,7. Cuanto más se agrande esa diferencia, más cerca estaremos del colapso ambiental.

¿Cómo se puede consumir más de un planeta cuando solo tenemos uno?

La huella ecológica ha aumentado en los últimos 50 años a más del doble
Imaginemos nuestra cuenta bancaria. Si tiras cada vez más de los intereses, llegará un momento en que el capital se agote. La demanda de recursos, bienes y servicios ecosistémicos se está dando a un ritmo mayor del que la Tierra puede regenerar. Hay sobreexplotación pesquera porque cada vez hay menos peces, porque se pesca por encima de la capacidad de regeneración de las poblaciones de peces. No se han extinguido, pero cada vez hay menos. Con la tala de madera pasa lo mismo. Algunas estimaciones indican que a final de siglo podría producirse un colapso ambiental. Pero no quiero ser catastrofista, trabajamos para que no ocurra.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2), implicadas en el cambio climático, son uno de los principales indicadores de la huella ecológica. ¿Qué destacaría al respecto?

Las emisiones de CO2 han bajado un poco por la crisis, pero ahora están volviendo a subir. En el estudio se ve muy clara la relación entre desarrollo económico y huella de carbono: cuanto más desarrollado está el país, más emisiones de CO2 tiene y más huella ecológica posee, porque de los seis componentes de la huella ecológica el más importante es el del carbono. Reduciendo solo la huella de carbono a nivel mundial podríamos estar en los límites terrestres perfectamente. Por eso trabajamos tanto en cambio climático y en reducción de emisiones.

¿Podemos hacer algo los ciudadanos?

Todos podemos cambiar esta situación. No es fácil, pero el camino está abierto. Se necesita la ayuda del individuo en su día a día y, de ahí hacia arriba, instituciones, ONG, gobiernos, empresas, etc. En casi todas nuestras recetas para solucionar este problema el ciudadano es la clave: consumir de forma responsable, exigir productos certificados, presionar para que la producción sea mejor, etc. El ciudadano tiene un papel más importante de lo que él piensa.

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