Amianto

Su utilización está prohibida por sus riesgos para la salud y el medio ambiente
Por EROSKI Consumer 30 de junio de 2005

El amianto, también conocido como asbesto, se refiere a un grupo de seis materiales resistentes y flexibles que aguantan altas temperaturas. Además, existen numerosos yacimientos en todo el planeta y su coste de extracción es bajo. Debido a estas características, se le ha utilizado masivamente como material de construcción en tejas, baldosas, azulejos, papel o cemento; en la industria del automóvil en los embragues, frenos o componentes de la transmisión; o en diversos materiales textiles, envases o revestimientos.

Según los análisis, el amianto se encuentra diseminado en el medio ambiente en pequeñas cantidades, si bien los niveles más altos se encuentran en ciudades y en áreas industriales, donde existen mayores riesgos de contaminación. La mayoría de edificios construidos entre 1965 y 1984 en España tiene amianto, bien en sus elementos de construcción o bien en sus instalaciones. Algunos expertos estiman que vivimos entre tres millones de toneladas de amianto en todo el país

Algunos expertos estiman que vivimos entre tres millones de toneladas de amianto en todo el país
. Las fibras de amianto son seguras cuando permanecen en estado sólido. Sin embargo, si son liberadas por una incorrecta manipulación y pasan al agua o al aire son perjudiciales para la salud. En este sentido, el amianto está asociado a diversas enfermedades pulmonares, entre ellas el cáncer de pulmón. Los estudios sugieren también que respirar amianto puede aumentar las posibilidades de contraer cáncer en otras partes del cuerpo, aunque esto es más incierto. Además, la combinación de exposición al amianto y al tabaco aumenta considerablemente las posibilidades de contraer cáncer del pulmón.

El número de patologías asociadas al amianto no se puede calcular con precisión, y el cáncer producido por el amianto no aparece inmediatamente, sino que se manifiesta después de varios años, en un periodo que oscila entre 15 y 40 años. Por ello, resulta muy difícil que un trabajador que estuvo expuesto hace años pueda probar la relación causa-efecto con el amianto y reclamarlo como enfermedad profesional.

No obstante, algunos informes apuntan que durante los próximos años morirán unas 30.000 personas al año de cáncer en los países desarrollados originado por la inhalación de fibras de amianto. Expertos en oncología han vaticinado que en el período 2010-2020 se registrará una eclosión de casos de cáncer derivados de la exposición al amianto. En España, el Ministerio de Sanidad estima en 400 fallecimientos al año los relacionados con el trabajo con amianto .

Legislación

La regulación principal en España relacionada con el amianto es el Reglamento sobre trabajos con riesgo de amianto, aprobada por una Orden Ministerial en 1984, que se complementa posteriormente con normas complementarias y algunas modificaciones. Este reglamento regula principalmente los trabajos relacionados con la fabricación de productos con amianto, aunque también regula otras actividades como las operaciones de demolición y mantenimiento.

En junio de 2002 entraba en vigor la normativa española, aprobada en diciembre de 2001, que prohibía el uso y la comercialización del crisotilo, más conocido como amianto blanco, el único tipo que todavía seguía siendo utilizado legalmente en España, aunque se establecía una prórroga de 6 meses para comercializar los productos que ya estuvieran fabricados. Las variedades más perjudiciales para la salud -el amianto azul y el amianto marrón- fueron prohibidas en España en 1984 y 1993, respectivamente. De esta manera, se cumplía la directiva de la Unión Europea sobre el amianto, que daba de plazo hasta el año 2005 para que fuera incorporada a la legislación nacional de cada país. En cuanto a las empresas que realizan trabajos con riesgo de exposición al amianto, tienen la obligación de inscribirse en un registro especial y presentar un plan de trabajo detallado antes de acometer cualquier obra que implique la manipulación de este material. Sin embargo, la ley no obliga a inscribir obras menores realizadas por particulares o autónomos.

Algunas voces críticas alertan de que no existen acreditaciones para las empresas que se dedican a la retirada de amianto, ni se han establecido valores que determinen cuándo un material con amianto está degradado. Asimismo, exigen la necesidad de censar los edificios afectados, y certificar técnicos especializados en diagnóstico de riesgos que empleen una metodología rigurosa de inspección y diagnóstico.

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