Cinco peligros frecuentes en el carril bici

Si peatones, basura o vehículos inapropiados invaden el carril bici, hay que esquivarlos del mejor modo y talante posible y avisar al ayuntamiento para que resuelvan el problema
Por Blanca Álvarez Barco 24 de septiembre de 2015
Img carrilbici

La venta de bicicletas en España crece a un ritmo del 10% cada año, según datos de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España. Esto deriva en un nuevo escenario en el que deben convivir peatones, conductores y ciclistas. Para evitar conflictos y dar más seguridad a estos últimos, en numerosas ciudades españolas se han creado kilómetros de carril bici. Pero quienes andan en bicicleta cada día deben sortear cientos de obstáculos en estos caminos en principio diseñados para su comodidad: excrementos de perros, maleza, farolas o árboles colocados en mitad del carril, peatones o vehículos que lo invaden… En este artículo se detallan los escollos más importantes y cómo actuar para solventarlos.

Los carriles bici, planteados para que los ciclistas vayan más tranquilos y seguros, pueden convertirse en un problema más que en una solución. Y no solo en España. En Estados Unidos, un joven fue multado con 50 dólares por no usar el carril bici mientras circulaba por las calles de Nueva York. Intentó explicar a la policía los motivos por los que no iba por el carril bici, pero fue inútil e, indignado, demostró en el siguiente vídeo por qué no lo utiliza.

Y es que los ciclistas deben esquivar todo tipo de obstáculos. En España hay carriles bici junto a la acera, aceras-bici, vías cicistas llenas de basura o barro por falta de mantenimiento, sin interconexión… Todos ellos se detallan a continuación.

1. Peatones en el carril bici

No es extraño ir con la bici y, de repente, divisar que en el carril destinado a este vehículo hay personas paseando o familias empujando el carrito del bebé. ¡No es que sean unas desconsideradas! La razón estriba, casi siempre, en que muchos carriles bici se han trazado suprimiendo aceras. «Este diseño perjudica el espacio del peatón, deteriora las aceras y genera conflictos donde no existían», asegura la plataforma Ciudad ciclista.

Para evitar problemas, en este caso es esencial extremar la precaución al conducir si se ven peatones y respetar su seguridad, frenando al acercarse y sin entrar en discusiones con ellos. Después, se debe avisar en el ayuntamiento de la localidad sobre el punto del carril bici en el que suceden los incidentes y, si se conocen, explicar las posibles causas por las que ocurren: un paso de peatones cercano, una parada de autobús al lado del carril bici, una acera que ha quedado reducida al mínimo, etc.

2. Carriles para bicis llenos de maleza y árboles caídos

Hay tramos de carriles bici por los que es imposible rodar, ya que se encuentran llenos de maleza o con ramas de árboles caídas y sin recoger. En otros hay barro, baches que pueden hacer resbalar o zonas que se inundan en cuanto llueve. Cuando el ciclista halla este tipo de obstáculos, a veces no queda más remedio que apearse de la bici y seguir el camino empujándola. Si no, siempre es posible bajar a la calzada y conducir junto a los coches con precaución.

Esta falta de mantenimiento puede ser la causa de múltiples accidentes, por lo que también hay que dar parte al ayuntamiento o junta de distrito sobre el estado del carril en esa área. Y si se pueden incluir fotografías o vídeos, mucho mejor.

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Imagen: Juan Pablo Olmo

3. Invasión de coches o motos en las vías ciclistas

Circular por el carril destinado a la bicicleta es también misión imposible en las horas punta. Siempre se debe ir con precaución, pero cuando se observan coches o camiones en el carril, aún más. ¡Y muchas veces los hay! A veces se tiene que esquivar un automóvil parado en el carril o salir del camino porque un camión de reparto corta el paso para aparcar el rato de descarga. Además, es frecuente que camiones o furgonetas de grandes dimensiones ocupen ambos sentidos del trazado para ciclistas.

Utilizar estos carriles para estas actividades es una infracción, de modo que, además de quejarse ante el ayuntamiento, se debería poner en conocimiento de los agentes de tráfico o movilidad.

4. Caminos para bicis que no llevan a ninguna parte

Hay ciudades en las que algunos tramos de carril bici aparecen y desaparecen a su antojo, por lo que se debe estar muy pendientes de ver su continuidad. Otras veces, algunos recorridos no se conectan entre sí.

En estos casos, no queda más remedio que continuar por la calzada o dar la vuelta para tomar otro camino. Pero, además, es posible exponer las quejas en diferentes asociaciones de ciclistas, que hay en todas las urbes. Sus informes y trabajos sobre las dificultades de los carriles bici, su mantenimiento y su eficacia (o no) pueden hacer presión en los ayuntamientos y conseguir que los carriles estén en mejores condiciones.

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Imagen: Olga Berrios

5. Carril bici repleto de mobiliario urbano

¡No es un invento, hay fotos que lo prueban! En mitad de un carril bici se puede encontrar casi de todo. Hay farolas, carteles de publicidad o que avisan de una obra, contenedores… También se encuentran carriles bici situados entre el autobús y la marquesina (la cola para subir, obviamente, se hace en el lugar destinado a la circulación de las bicicletas). Y en otras zonas, las terrazas de bares y cafeterías ocupan gran parte de la acera, por lo que obligan a los peatones a andar por el carril bici.

Como en situaciones anteriores, lo más conveniente, además de reducir la marcha y tener cuidado de no molestar a nadie ni hacerse daño uno mismo, es tomar fotografías de los objetos que molestan y denunciarlo ante el área del ayuntamiento encargada del correcto funcionamiento del carril para bicicletas.

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