Alimentos enriquecidos contra el cáncer

Un suplemento a base de prebióticos y probióticos es capaz de proteger contra el cáncer de colon, según un estudio paneuropeo
Por Jordi Montaner 28 de marzo de 2007

El cáncer de colon ha sido objeto estos últimos años de estudios con animales de laboratorio destinados a ensayar el papel protector de formulaciones, tanto prebióticas como probióticas. Ahora, un proyecto patrocinado por la Unión Europea y bautizado con el nombre de SynCan ha demostrado ser capaz de reducir los niveles de bacterias fecales responsables de la aparición del cáncer.

La actividad de determinadas bacterias colonizadoras del colon se sabe que daña el ADN celular y marcan el punto de arranque de un proceso cancerígeno. En un artículo publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores del SynCan explican cómo una combinación simbiótica de productos prebióticos (inulina y oligofructosa) y probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) consigue alterar el ecosistema bacteriano y evitar que las bacterias fecales dañen el ADN celular con sus metabolitos. En el estudio, 80 pacientes (43 con pólipos y 37 con cáncer de colon diagnosticado) fueron asignados a dos grupos de tratamiento, seguidos por espacio de 12 semanas.

Un grupo recibió 12 g diarios de la mezcla simbiótica y los demás recibieron solamente probióticos. Por efecto de estos últimos, la población de Clostridium perfringens (una bacteria que es, a su vez, marcador de riesgo para cáncer de colon) se vio reducida en un 32% para quienes presentaban pólipos y en un 22% para los pacientes con cáncer. Joseph Rafter, del Instituto Karolinska de Estocolmo y coordinador del estudio, explica cómo descendieron también los niveles de genotoxina, un agente que produce mutaciones en el ADN. «Nuestro futuro planteamiento va a ser comparar probióticos y prebióticos por separado, para poder certificar si la ventaja de los simbióticos se basa simplemente en la adición de prebióticos a la labor protectora propia de los probióticos, o si entran en juego más consideraciones».

Un cáncer sensible a las bacterias

Cada año se diagnostican en Europa 363.000 nuevos casos de cáncer colorrectal. La incidencia se dispara todavía más en los países de la Europa oriental y meridional. No obstante, se trata del cáncer con mayores tasas de curación, y se estima que el 80% de los casos acaban remitiendo cuando el diagnóstico ha sido formulado de manera precoz.

Si las bacterias fecales que colonizan el colon pueden dar lugar a cáncer, su supervivencia se ve decisivamente influenciada por la llamada flora bacteriana intestinal, colonias de bacterias no tan agresivas como las fecales pero muy superiores en cantidad.

Los expertos recomiendan, para desarrollar una buena flora bacteriana de protección, tomar simbióticos, vitaminas y oligoelementos específicos

Se calcula que en el intestino de un individuo sano habitan cerca de un kilogramo de bacterias similares. Las bacterias buenas (eubióticas) tienen la guerra declarada a las patógenas. Y, para sobrevivir, dependen de los hidratos de carbono ingeridos en la dieta. Lamentablemente, la glucosa, la fructosa o la galactosa son asimiladas por el tracto digestivo antes de llegar a la última parte del intestino, y las bacterias eubióticas no tienen más remedio que hacer fermentar las fibras alimenticias (peptina o inulina) para producir sacáridos.

Cuando tomamos antibióticos, ingerimos alimentos contaminados o padecemos estrés nervioso, las bacterias eubióticas tienen todas las de perder y las fecales traducen su particular fiesta en síntomas molestos: dolor de vientre, gases, diarrea… Los expertos en nutrición aseguran que con la simple alimentación cotidiana es difícil favorecer el crecimiento y desarrollo de una buena flora bacteriana de protección, por lo que recomiendan tomar simbióticos (fermentos lácticos probióticos asociados a sustancias prebióticas), vitaminas y oligoelementos específicos.

Colonización

El cuerpo humano está formado aproximadamente por 10 billones de células y hospeda una población bacteriana de aproximadamente 100 billones (tocan a 10 bacterias por cada célula). Ya al nacer, el segmento gastrointestinal se ve invadido por microorganismos provenientes del tramo genitourinario de la madre, y luego la leche materna, que aporta lactobacilos para favorecer la colonización eubiótica. En el niño alimentado con leche materna, las poblaciones de Escherichia coli, enterococos, clostridios y bacteroides desaparecen o disminuyen. En cambio en los niños alimentados con biberón, la disminución o la desaparición de determinadas poblaciones no se produce.

Los alimentos están constituidos por moléculas demasiado grandes para ser asimiladas por nuestro organismo, y si el alimento no se transformara durante el proceso digestivo por medio de las bacterias acabaría resultando perjudicial. Por medio del metabolismo, nuestro organismo toma energía de los alimentos que ingerimos y posibilita la fluidificación de los alimentos, su transformación en sustancias químicamente más simples y la completa escisión de las mismas hasta posibilitar la asimilación. Después de todas las fases de transformación, la absorción de los alimentos culmina en el intestino.

PARA COMER, BATIDO DE BACTERIAS

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Los simbióticos son alimentos que contienen bacterias que no hacen daño al organismo, y de esta manera fortalecen el sistema inmune. Los especialistas en nutrición llevan ya más de una década recomendando la incorporación de alimentos simbióticos a la dieta a fin de fortalecer el sistema inmunológico e inhibir cánceres de colon y vejiga. Los simbióticos actúan como inhibidores de la acción de los oncogenes, previniendo su propagación. Son simbióticos todos los alimentos que combinan probióticos (bacterias que no dañan al organismo) y fructanos naturales (o prebióticos) de los hidratos de carbono.

Con ellos es posible modular la respuesta inmunológica para combatir agentes infecciosos que hayan colonizado el tracto intestinal. El estudio llevado a cabo por el equipo de Joseph Rafter concluye que en individuos con predisposición genética para desarrollar cánceres de colon y vejiga los simbióticos disminuyen la prevalencia de células cancerígenas, que tarde o temprano terminarían activándose. Paralelamente, otros estudios han demostrado que los simbióticos mejoran el control del colesterol sanguíneo y la biodisponibilidad de hierro y zinc para asimilar los nutrientes de la dieta.

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