Astenia primaveral: cuando el cansancio llega con el cambio de estación

A pesar de que la astenia primaveral no está considerada una enfermedad, cuando persiste hay que descartar que no sea un síntoma de alguna patología orgánica o psicológica
Por Montse Arboix 29 de abril de 2016
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Imagen: cardmaverick

Cansancio, decaimiento, falta de apetito, alteraciones de la memoria y de la atención, desgana para realizar actividades que antes motivaban… Hay a quienes el cambio de estación, de invierno a primavera, no les sienta demasiado bien y manifiestan un gran abanico de síntomas. La comunidad médica no considera la astenia primaveral una enfermedad; sin embargo, hay que descartar que no esté asociada a una alteración orgánica. En este artículo se describe qué es la astenia primaveral, por qué tiene relación con el cambio de estación y qué remedios hay para prevenir o aliviar estos síntomas.

Cansancio y desánimo en primavera

Con la llegada de la primavera, muchas personas sienten el ánimo decaído, cansancio, alteraciones del sueño, irritabilidad, fatiga intelectual que puede acompañarse con dificultades de concentración y de atención, trastornos de la memoria, del apetito, disminución del deseo sexual, dolor de cabeza e, incluso, en algunos casos, mayor incidencia de herpes labial, picores generalizados, caída del cabello y uñas frágiles o irritabilidad, entre otros, todos ellos síntomas indeterminados con infinidad de variaciones entre los afectados.

Estos síntomas suelen estar relacionados con la disminución de endorfinas y con los niveles de melatonina (hormona que regula ciclo vigilia-sueño) que, debido al cambio horario y a la modificación de horas de luz y de temperatura ambiental, hacen variar los ritmos de vigilia-sueño, la actividad física y los horarios -sobre todo, los dedicados al ocio- acostumbrados durante la época hibernal. Pero el organismo debe ir adaptándose a todos ellos.

La astenia primaveral: ni enfermedad ni trastorno

La principal clave para hacer frente a la astenia primaveral es mantener unos hábitos de vida saludables
Este estado que afecta al ánimo de la persona no es una enfermedad, ni tan siquiera un trastorno de salud, y así lo considera la comunidad médica. Según el artículo de revisión ‘Astenia primaveral’ realizado por el Dr. González Maldonado, médico especialista en Medicina del Trabajo, y el Dr. Díez Rodríguez y el Dr. Alonso Pelluz, ambos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, esta sensación de cansancio que hace su presencia en primavera -de ahí su calificativo- es una entidad distinta a la originada por una enfermedad orgánica y no tiene más importancia desde el punto de vista médico cuando no existe alteración orgánica evidente o enfermedades previas que puedan agravarse.

Sin embargo, advierten de que siempre hay que descartar que no esté asociada a una causa orgánica antes de poder hacer el diagnóstico definitivo, ya que existen astenias que son el síntoma de enfermedades orgánicas y psicológicas, que pueden revestir diversos grados de gravedad.

Para Asunción Lago Cabana, psicóloga del Instituto bitácora, la astenia no deja de ser una adaptación del organismo y solo se considera trastorno «cuando la sintomatología dura más de 15-20 días». En este punto, es recomendable acudir a la consulta del profesional de salud para descartar que este estado no esté asociado con alguna patología.

Astenia primaveral: adaptación al cambio horario

Y, entonces, ¿qué hacer para sobrellevar este estado? Para Lago Cabana, lo primordial es «no automedicarse. Los antihistamínicos aumentan la sensación de cansancio y los complejos vitamínicos no son necesarios si llevamos una dieta equilibrada. Seguir horarios rígidos vigilia-sueño e incluso aumentar las horas de sueño siguiendo una rutina sana antes de acostarse. Cuidar la alimentación con nutrientes que aporten energía (frutos secos, plátanos) e hidratarse bien. Hacer ejercicio moderado; que la falta de energía no nos deje sin actividades reforzantes, las que nos hacen sentir bien».

Pero esta experta asegura que lo más importante es «desdramatizar, bajando un poco el listón de las actividades diarias. Si estos días no llegamos a todo, sobra con llegar a casi todo. Y tener paciencia. En 15 días el malestar habrá pasado».

Recomendaciones para prevenir el cansancio primaveral

La clave principal para hacer frente a la astenia primaveral es mantener unos hábitos de vida saludables:

  • Dormir las horas necesarias, con un horario fijo para acostarse y levantarse. Asunción Lago insiste en la importancia de evitar utilizar las nuevas tecnologías antes de acostarse, ya que por sus características (tipo de luz que emiten o contenidos) pueden activar a la persona sensible.
  • Mantener una alimentación sana y equilibrada, baja en grasas y rica en fibra, que aporte todos los nutrientes necesarios. En esta época, se recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras para ayudar a reponer las sales minerales que el organismo pierde debido al incremento de la temperatura ambiental.
  • Practicar ejercicio físico adecuado a la edad y a la condición de cada uno, pero de forma regular. Lo más aconsejable es realizarlo de tres a seis horas antes de acostarse ya que, si se hace más tarde, hay peligro de que el organismo se active y luego cueste conciliar el sueño. La actividad física libera tensiones y ayuda a un sueño reparador, pero siempre que se haga durante el día. Para quienes sufren astenia acentuada, durante esta época, lo mejor es no llevar a cabo actividades deportivas que exijan mucho esfuerzo. Las prácticas de relajación, como el yoga o la meditación, también son beneficiosas.
  • Eliminar o reducir el consumo de sustancias excitantes, como el alcohol, el café, el té o refrescos con cafeína y el tabaco.
  • Seguir una pauta estable de horarios para las comidas.
  • No dejarse vencer por la pereza y aprovechar las horas de sol para salir a la calle a tomar el aire y disfrutar de las temperaturas más agradables.
  • Hacer descansos de pocos minutos durante el horario laboral para frenar el estrés y el agotamiento.
  • Apuntarse a actividades en compañía de otras personas. Participar en la comunidad produce efectos positivos tanto físicos como psicológicos.
  • Tener una actitud positiva ante la vida. Además de descansar y evitar el estrés, buscar un sentido a la vida motiva levantarse cada día.
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