Probióticos en el síndrome del intestino irritable

Expertos demuestran que el tratamiento con probióticos mejora las alteraciones en el movimiento y la sensibilidad del intestino
Por Teresa Romanillos 22 de septiembre de 2006

El síndrome del intestino irritable es un trastorno benigno, aunque su curación a largo plazo sólo se consigue en menos de la mitad de los pacientes. La mayoría de ellos sobrelleva bien su situación aunque la persistencia de los síntomas ocasiona a veces una alteración significativa de la calidad de vida. Los probióticos, que ya han demostrado su eficacia en algunas enfermedades del aparato digestivo, pueden ser también útiles en el tratamiento de este síndrome.

Un trabajo publicado el pasado julio en la revista American Journal of Gastroenterology, demuestra la eficacia de la terapia con probióticos. El estudio multicéntrico se efectuó con 362 pacientes que fueron tratados aleatoriamente con tratamiento y placebo. Se utilizó una formula con cápsulas de Bifidobacterium infantis 35624 administradas cada 24 horas y se efectuó un seguimiento durante dos semanas, monitorizando los síntomas a diario.

Los resultados muestran que, a las cuatro semanas de tratamiento, la mejoría clínica de los pacientes tratados con el probiótico fue significativamente superior al placebo, sin que se observaran efectos secundarios. Algunas de las hipótesis sobre la causa de la enfermedad (como el inicio post infeccioso en una proporción de casos) y de las alteraciones que pueden presentar estos pacientes (trastornos en la fermentación de los residuos dietéticos) hacen razonable la terapia con probióticos y los resultados de este estudio la confirman.

Trastorno funcional

El síndrome del intestino irritable, más popularmente conocido como colon irritable, es un trastorno intestinal funcional que se define por la presencia de dolor abdominal y cambios en el hábito defecatorio (diarrea y estreñimiento) que aparecen sin alteraciones demostrables por ninguno de los métodos diagnósticos actuales. El colon irritable es un trastorno relativamente frecuente, representando hasta una de cada cuatro consultas por problemas digestivos. Sus síntomas están presentes en el 22% de las personas aunque sólo una parte acude al médico por sus molestias y es más frecuente en mujeres que en hombres.

Los síntomas se producen como consecuencia de alteraciones en los movimientos y la sensibilidad del intestino; la presencia de contracciones intestinales intensas junto con un aumento de la sensibilidad dolorosa intestinal, origina el dolor abdominal. La diarrea y el estreñimiento surgen cuando las contracciones se hacen muy rápidas o lentas, respectivamente.

El dolor y la distensión abdominal mejoran con espasmolíticos y antidepresivos a dosis bajas

Se desconoce el origen del trastorno aunque hay varias hipótesis. Los síntomas pueden aparecer sin motivo aparente, aunque es frecuente que se desencadenen por diversos factores como comidas copiosas, determinados tipos de alimentos o bebidas (como productos lácteos, cereales, cítricos y café, entre otros), edulcorantes como el sorbitol o la fructosa presentes en algunas frutas o en determinados productos (dulces y refrescos sin azúcar), medicamentos, así como algunas vivencias estresantes (como dificultades laborales o muerte de un familiar).

Tratamiento

Dado que el colon irritable es un trastorno funcional digestivo, no existe ninguna prueba que lo demuestre, por lo que el diagnóstico se basa en la presencia de los síntomas típicos, la normalidad de la exploración física y los resultados normales de un número reducido de pruebas (análisis de sangre y de heces, ecografías y colonoscopia). Hasta ahora el pilar del tratamiento ha sido la dieta. Realizar comidas no copiosas, pobres en grasas y ricas en proteínas puede mejorar el dolor abdominal y la urgencia defecatoria; evitar alimentos flatulentos mejora la distensión abdominal y el consumo de abundante fibra dietética (como frutas, verduras y salvado de trigo, entre otros) y agua (1-2 litros diarios) es útil para combatir el estreñimiento. El ejercicio físico regular también mejora el dolor abdominal y el estreñimiento.

Por otra parte, se pueden utilizar algunos medicamentos seleccionados de acuerdo al síntoma que predomine; así, el dolor y la distensión abdominales mejoran con relajantes del músculo intestinal (espasmolíticos) y con antidepresivos a dosis bajas, mientras que la diarrea y el estreñimiento lo hacen con el uso de antidiarreicos y laxantes respectivamente. Los pacientes con síntomas refractarios a estos tratamientos, especialmente si presentan alteraciones psicológicas importantes, pueden requerir tratamientos psicológicos.

PROBIÓTICOS, BACTERIAS TERAPÉUTICAS

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Los probióticos son organismos vivos (bacterias o levaduras de la flora comensal intestinal) que, ingeridos en cantidades adecuadas, resultan beneficiosos para la salud. A pesar de que han sido extensamente estudiados, todavía se desconoce de forma precisa su mecanismo de acción, distinto en función del huésped y según el tipo de probiótico. Parece que entre las acciones más relevantes de estos microorganismos destaca la competencia con los patógenos intestinales por la adhesión al epitelio intestinal, la producción y secreción de sustancias antimicrobianas que inhiben y destruyen a los patógenos y una gran variedad de acciones sobre la respuesta inmunitaria.

La mucosa intestinal constituye la mayor superficie del organismo humano expuesta al exterior y el órgano más rico en células inmunitarias. La pérdida del equilibrio entre bacterias beneficiosas y nocivas de la microflora intestinal comporta una predisposición a padecer infecciones y enfermedades inmunoinflamatorias y, en este sentido, los probióticos ayudan a mantener esta armonía. Los probióticos más estudiados son los lactobacilos, las bifidobacterias y algunas levaduras como la Saccharomyces en los que, además de su eficacia, una de las principales ventajas es su perfil de seguridad, ya que los efectos adversos asociados a su administración son prácticamente nulos.

La eficacia de los probióticos se ha demostrado ya en algunas enfermedades del aparato digestivo de origen infeccioso e inflamatorio como la intolerancia a la lactosa, las gastroenteritis agudas infantiles o las diarreas provocadas por antibióticos. Respecto a otras patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), se han efectuado algunos estudios como terapia complementaria al tratamiento convencional en los brotes agudos de la enfermedad y actualmente se están llevando a cabo algunos ensayos para evaluar la eficacia de los probióticos en monoterapia. El síndrome del intestino irritable es otra de las patologías sobre la que se están llevando a cabo investigaciones y, en esta línea, la aportación lograda por el estudio recientemente publicado, aporta una vía de esperanza en el tratamiento de esta enfermedad.

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