La diabetes: magnitud de la pandemia

Hábitos poco saludables y el progresivo envejecimiento de la población están provocando un incremento importante de esta enfermedad
Por Montse Arboix 14 de noviembre de 2008
Img medidor glucosa
Imagen: Jessica Merz

Hoy, 14 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que afecta a 246 millones de personas en todo el mundo y que, si se cumplen las previsiones, alcanzará los 380 en el año 2025. En España, cerca de 3.500.000 personas padecen diabetes. Con motivo de esta jornada, organizaciones de pacientes y sociedades profesionales piden que se mejore el acceso al cuidado de los afectados, que se consolide la investigación y que los gobiernos establezcan y ejecuten planes contra la enfermedad.

Tratamientos y estilos de vida

El fisiólogo Frederik Grant Banting, nacido el 14 de noviembre de 1891, fue quien, junto a Charles Best, logró aislar por primera vez la insulina en 1921. Gracias a este hallazgo la diabetes pasó de ser una enfermedad mortal a ser una enfermedad controlable. Por este motivo, la Federación Internacional de la Diabetes (IDF, en sus siglas inglesas) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han escogido esta fecha para hacerse eco, por un lado, del alcance de la enfermedad y sus consecuencias y, por otro, de los beneficios que tiene seguir de forma adecuada el tratamiento y un estilo de vida saludable.

El 20 de diciembre de 2006, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) calificó la diabetes como la primera enfermedad no transmisible -no infecciosa- con graves consecuencias para la salud mundial. Desde el año pasado, la IDF y la OMS prestan una especial atención en la incidencia al alza de la diabetes tipo 2 en sectores de población cada vez más jóvenes.

Para Anne-Marie Felton, presidenta de la Federación de Enfermeras Europeas en Diabetes (FEND) y vicepresidenta de IDF, la pandemia de la diabetes es una amenaza global para la humanidad. “La IDF, junto con organizaciones nacionales e internacionales relevantes de la diabetes, celebrará este día iluminando edificios simbólicos en todo el mundo de color azul”, anuncia Felton. De la misma manera, las organizaciones nacionales de pacientes y las sociedades profesionales atraerán la atención de los ciudadanos en sus países sobre la necesidad de mejorar el acceso al cuidado de los enfermos, para consolidar la investigación y para impulsar a los gobiernos a establecer planes nacionales de la diabetes y ejecutarlos.

Alcance de la epidemia

Las cifras de la diabetes mellitus (DM) son estremecedoras; cada año desarrollan la enfermedad cerca de siete millones de personas en todo el mundo, sobre todo, diabetes tipo 2 (95%) y un 5% tipo 1. Según los últimos datos disponibles, cerca de 3,8 millones de muertes están asociadas a la diabetes, principalmente por enfermedades de tipo cardiovascular (infarto de miocardio y accidente cerebrovascular). Casi la mitad de los afectados tienen entre 40 y 59 años, y el 70% de ellos son de países en desarrollo. En países como Asia, Oriente Medio, Oceanía y la zona del Caribe la incidencia alcanza entre un 12% y el 20% de la población adulta. Los expertos prevén que en el 2025, el 80% de todos los casos de diabetes se encontrarán en países con ingresos bajos o medios.

La diabetes tipo 2 está aumentando de forma espectacular entre niños y adolescentes y se está convirtiendo en un problema de salud pública mundial

Otro factor que preocupa mucho a las autoridades sanitarias es la creciente proporción de niños afectados por diabetes tipo 1: casi 70.000 menores de 14 años desarrollan la enfermedad cada año. A esto hay que sumarle la prevalencia en el tipo 2, que también aumenta de forma global, independientemente del país al que pertenezcan. Incluso se empiezan a dar casos en niños menores de ocho años. Hasta ahora, la diabetes mellitus 2 -la “no insulinodependiente”- se ha venido asociando a personas adultas en las que los factores genéticos, la obesidad (cabe recordar que el 80% de ellos tienen sobrepeso u obesidad), las dietas desequilibradas (muy energéticas y ricas en azúcares sencillos), el sedentarismo y el envejecimiento han sido factores de mucho peso. Hoy, este tipo de diabetes representa entre el 90% y el 95% de todos los casos.

“En estos momentos se está observando en todo el mundo un incremento importante en la prevalencia e incidencia de esta enfermedad debido principalmente a un cambio en los estilos de vida así como a una mayor esperanza de vida en la población general”, señala Francesc Xavier Cos Claramunt, especialista del Comité Ejecutivo Primary Care Diabetes Europe y RedGEDAPS (grupo para el estudio de la Diabetes en Atención Primaria de Salud). “Pero lo que quizás mayor alarma está provocando es cómo afecta a los más pequeños; prueba de ello es que la diabetes tipo 2, antes conocida como del ‘adulto’, ahora afecta cada vez a edades más tempranas”, añade el experto.

Este cambio en la epidemiología de la entidad está motivado por unos malos hábitos que se han instalado en la sociedad occidental y que han propiciado un importante incremento de la obesidad infantil, a la vez asociada al diagnóstico de diabetes tipo 2 en estas edades, insiste Cos.

“La Diabetes en Niños y Adolescentes”

Por este motivo, la campaña de este año se centra, bajo el lema “La Diabetes en Niños y Adolescentes”, en alertar sobre los síntomas de la enfermedad, fomentar iniciativas para reducir la cetoacidosis diabética (exceso de ácidos en el organismo por un mal control de la enfermedad y mayor causa de muerte en niños con diabetes 1) y promover estilos de vida saludables para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2 en niños. Otro de los objetivos marcados es que cada vez más niños se beneficien del programa “Life for a Child”.

Este programa ayuda en el cuidado de cerca de 1.100 niños en más de 18 países en el mundo, de forma local y con cada gobierno, para establecer soluciones sostenibles. Además, cubre las necesidades inmediatas de los niños, como el acceso al tratamiento con insulina, jeringas, monitorización y educación diabetológica. “Tristemente, todavía hoy hay muchos niños en el mundo, sobre todo en países en desarrollo, que no tienen a su alcance insulina y fallecen”, añade Felton.

“Life for a Child”, además, recibe ayuda de la campaña del día Mundial de la Diabetes. Los expertos creen que es necesario el apoyo de instituciones y autoridades sanitarias para detectar la población en riesgo y prevenir la enfermedad o, en todo caso, disminuir las complicaciones que de ella se derivan. Para ello, es imprescindible disponer de las herramientas y los recursos económicos y humanos adecuados.

En niños

En niñosLa diabetes infantil está considerada una de las enfermedades crónicas más comunes en esta etapa. De no ser diagnosticada a tiempo, puede provocar lesiones cerebrales importantes. La diabetes tipo 1, cuando hay poca producción de insulina o nula, no se puede prevenir. Es la más común en menores de 15 años y llega a afectar a 500.000 niños. Sin embargo, un diagnóstico a tiempo y una buena educación sanitaria sí que son decisivos para reducir las complicaciones y discapacidades y evitar fallecimientos.

Por otro lado, y a consecuencia de una mala alimentación, de la obesidad y un ritmo de vida sedentario, la diabetes 2 está aumentando de forma espectacular entre niños y adolescentes, convirtiéndose en un problema de salud pública mundial. Según las últimas evidencias disponibles, este tipo de diabetes se puede prevenir disminuyendo de peso y con un programa de actividad física moderado. Asimismo, debe tenerse en cuenta que niños y adolescentes viven de forma diferente la enfermedad que los adultos.

Para ellos, la monitorización de los niveles de glucosa, la medicación y el control de la actividad física y de las ingestas, sobre todo al inicio, obstaculiza sus actividades de la vida diaria, el rendimiento escolar e, incluso, su vida social. Por este motivo es necesario que tanto médicos de familia como progenitores y comunidad educativa aúnen sus fuerzas para ayudar a este colectivo a alcanzar la adultez con el menor impacto sobre su bienestar.

“La educación debe ser gradual e individualizada en función de la situación clínica del paciente y de sus necesidades”

La niños y las familias con niños y adolescentes con diabetes tipo 1 requieren un entorno social que sea más sensible y que tenga un conocimiento básico de la enfermedad. Por este motivo, “las instituciones de todo el mundo y, en concreto, las de España, deben poner medios para divulgar todo aquello relacionado con la enfermedad diabética a estas edades”, explica Francesc Xavier Cos, “como formación a profesionales sanitarios de Atención Primaria, de centros escolares así como a las propias familias, permitirían comprender la enfermedad y saber cómo actuar en caso de complicación”.

Para este experto, la sociedad actual debe adquirir un nivel de madurez que permita a pacientes con diabetes y sus familias vivir esta condición con mayor naturalidad, despojándola de sentimientos de culpa y sufrimiento personal, que en algunos casos acompaña a la enfermedad.

Importancia de la educación en diabetes

Las actividades de la educación sanitaria son un proceso dirigido a proporcionar conocimientos e informaciones para que el individuo -o la comunidad como grupo- adquiera los conocimientos, técnicas y habilidades adecuados para conseguir modificaciones de comportamiento voluntarias y lograr una mejor calidad de vida. En el caso de la educación diabetológica, los últimos datos disponibles demuestran su impacto positivo en la evolución clínica y la disminución de costes de la asistencia sanitaria en un 70-80%.

Uno de los objetivos de la educación sanitaria, en cualquier campo, es proporcionar herramientas adecuadas para que, tanto el individuo como la comunidad, aumenten sus conocimientos y sean capaces de corresponsabilizarse en la prevención y promoción de hábitos saludables. El objetivo es conseguir los efectos esperados en la salud física y psíquica, además de estar capacitados para tomar las decisiones que implican la mejora de su estado de salud.

La diabetes tiene determinadas particularidades que hacen imprescindible la educación: porque es una enfermedad crónica, porque de no llevar un buen control implica complicaciones específicas y graves y, además, porque requiere la participación del paciente para hacerse un autocontrol correcto, con determinaciones en sangre en su domicilio, seguir la dieta, administrarse el tratamiento, programarse actividades de ejercicio físico y hacer determinaciones analíticas domiciliarias.

Por este motivo, la educación diabetológica es uno de los pilares básicos en la terapia de la diabetes. Para Cos, ésta debería plantearse considerando al paciente como centro en el manejo de la enfermedad, con el objetivo de fomentar la autonomía del mismo en la toma de decisiones. “La educación debe empezar desde el momento del diagnóstico, debe ser gradual e individualizada en función de la situación clínica del paciente y de las necesidades que éste presente o requiera”, añade el especialista.

Son los profesionales de las unidades de diabetes de hospitales y de atención primaria, básicamente educadoras en diabetes y enfermeras, las responsables en desarrollar esta labor educativa. En este momento, “se están realizando esfuerzos desde las asociaciones de pacientes con diabetes, así como desde las administraciones sanitarias para mejorar este aspecto central del tratamiento de la diabetes”, añade el experto del RedGEDAPS. Prueba de ello son los programas de educación grupal o proyectos como el paciente experto impulsados desde algunas comunidades autónomas.

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