Entrevista

Antonio Iniesta, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT)

El estrés afecta a 40 millones de europeos
Por Clara Bassi 9 de octubre de 2012
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Imagen: CONSUMER EROSKI

El 62% de los trabajadores españoles dice sentirse más estresado que el año pasado, según datos presentados por expertos en salud laboral en el reciente simposio “Estrés y Entorno Laboral”, organizado por Laboratorios Ferrer en Barcelona. La incertidumbre e inseguridad acerca del futuro laboral, el miedo a perder el empleo y la mayor presión laboral, debida a los ajustes de plantilla, son las principales razones del aumento del estrés. Algunos perfiles de personas y profesionales son más vulnerables: las mujeres y las familias monoparentales, por la dificultad de conciliar la vida personal con la profesional, y los mandos intermedios, al sentirse presionados por sus superiores y sus subordinados. Pero si el trabajo preocupa, el desempleo también es una importante fuente de estrés y debe combatirse con una actitud activa desde el inicio. Este es uno de los consejos prácticos que ofrece en esta entrevista Antonio Iniesta, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT), para combatir el estrés, la epidemia de la próxima década, según los expertos.

¿Hasta qué punto el estrés ha aumentado por la crisis?

El incremento ha sido importante. Hay un 62% de trabajadores más estresados respecto al año pasado por la crisis. El estrés (respuesta “normal” del organismo ante un agente que produce una amenaza) no supone un problema cuando es puntual, pero sí cuando va más allá de los cinco años y en aumento.

¿Hay varios tipos de estrés?

“El estrés es perjudicial si es mantenido en el tiempo”

Sí. Se puede sentir estrés muy agudo ante un suceso vital intenso, pero también hay una forma subaguda, mantenida en el tiempo, que causa problemas. Aparte del relacionado con el trabajo, también puede generarse tras años de vivir con agobio y sin ver la salida a una situación.

¿A cuántas personas afecta?

Según una estimación de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, ya afecta a 40 millones de europeos. El estrés, insisto, en sí no es perjudicial, pero si se mantiene en el tiempo y no se trata de forma correcta, puede derivar en diversas patologías.

¿Qué patologías puede generar?

Los afectados suelen consultar a los médicos del trabajo por alteraciones del sueño, problemas de la columna, digestivos o de la piel. En especial, nos preocupan los trastornos del sueño, porque el nuestro es un país de servicios y de accidentes de tráfico: la falta de sueño provoca accidentes de trabajo y domésticos, que es la causa más importante de mortalidad a partir del año y medio de edad. Por lo tanto, descansar bien es vital. Sin embargo, en España los horarios son absurdos y se tiende a ir a dormir tarde, a las doce o a la una de la noche, incluso cuando hay que levantarse a las siete de la mañana. Descansar poco hace incrementar el estrés y disminuir la capacidad para conciliar el sueño, sobre todo, a partir de la segunda mitad de la noche.

¿Hay personas con mayor probabilidad de sufrir estrés?

“Debido a la crisis, un 62% de trabajadores dice estar más estresado que el año pasado”

Las mujeres, al tener que conciliar la vida familiar y laboral; las familias monoparentales con niños a su cargo; y los viudos y las personas solas, porque no tienen el desahogo de la familia, que tiene sus contras pero también es una válvula de escape. También las personas con minusvalías o que han sufrido determinados hechos vitales complicados que les han cambiado la vida y que están en un proceso de adaptación; si a ese proceso se suma la preocupación del trabajo, el estrés se multiplica. En las empresas, los mandos intermedios pueden tener mayor estrés por la presión de sus superiores y de los estamentos profesionales inferiores. Hay mucha gente que padece estrés profesional. Para evitarlo, es importante hacer una evaluación psicosocial del personal de la empresa.

¿Qué factores actúan como desencadenantes? ¿Quizás la incertidumbre por perder el trabajo? ¿Estar en paro?

Uno de los factores es que la gente va al trabajo, pero tiene miedo de no hacerlo en un futuro cercano. Los trabajadores deben asumir nuevas circunstancias. Las plantillas están sobrecargadas porque deben sacar el trabajo que antes realizaba más personal. Y también hay personas que tienen más de 45-50 años y salen del mercado laboral por circunstancias ajenas, no porque hayan realizado su labor mal o cometido algún error que haya motivado el despedido (eso es más fácilmente asumible), sino porque se ha hecho un ERE y les ha tocado. Estos afectados sienten frustración y una sensación peligrosa de fracaso. De hecho, en España han aumentado el número de suicidios, aunque es difícil saber cuántos se asocian a cuestiones laborales. Estas personas necesitan ayuda psicológica o a un médico especialista.

Sin embargo, cada vez se tienen menos recursos para pagar a un psicólogo.

Sí, es complicado. El sistema público, debido a las políticas actuales, sufre un retroceso importante y supone un problema para los usuarios con poco poder adquisitivo.

Se ha referido a las personas de 45-50 años que salen del mercado laboral, pero ¿qué ocurre con las jóvenes? ¿Pueden sentir estrés ante la incertidumbre de su futuro?

“Trabajar da muchas preocupaciones, pero estar desempleado da muchas más”

Sí, sin lugar a dudas. Además, estamos ante un hecho paradójico: en nuestro país hay jóvenes excelentemente formados que se quitan méritos de su currículum para conseguir cualquier trabajo. Aunque las circunstancias personales de los jóvenes son muy variadas, hay mucha gente bien formada que no trabajará nunca en lo que ha estudiado. No obstante, a diferencia de las personas de 47-55 años, tienen más facilidad para reconvertirse y trabajar en otro oficio o profesión.

¿Qué hay que hacer para combatir el estrés? ¿Qué puede hacer el empresario?

Es básico que los responsables de recursos humanos (RR.HH.) formen bien a los empleados. También es importante establecer bien los roles profesionales; fijar objetivos claros y definir las funciones de cada puesto; enseñar a manejar el estrés (que pasa por practicar técnicas de relajación); y detectar a las personas más vulnerables y que necesitan más formación o ayuda suplementaria para combatir el estrés.

¿Y los mandos intermedios?

Deben tener una buena formación y comunicar con claridad la información a sus subordinados para evitar conflictos.

Los trabajadores, ¿cómo pueden evitar el estrés?

“Hay mucha gente que sufre estrés por su cargo”

Es difícil dar mensajes generales para un colectivo que ronda los 18 millones de personas. Pero, entre los consejos que siempre damos, es que se debe intentar tener un tiempo para uno mismo, que sirva como una válvula de escape. Si uno no tiene tiempo para ir al gimnasio, es igual, que tenga alguna afición. E insisto: dentro del trabajo hay que saber decir que ‘no’, porque las personas más vulnerables son las que siempre terminan asumiendo tareas que le generan estrés. También hay quien le cuesta realizar alguna tarea en concreto, por ejemplo, hablar en público. Es imprescindible ayudar a estas personas con técnicas específicas e impedir, en el área laboral, la “evitación del factor estresante”. Así, si a un abogado le estresa mucho acudir a juicio, podrá no ir un día, pero no de manera repetida. Todos los profesionales tienen miedo escénico alguna vez, pero no deben caer en la evitación o acabarán por abandonar la profesión.

Y, por último, ¿qué pueden hacer los parados?

Es cierto que el área laboral da preocupaciones, pero estar parado provoca muchas más. Es diferente ser desempleado de corta que de larga duración. Hay que aprovechar el tiempo para realizar cosas pendientes, ir a todas las entrevistas de trabajo y formarse. Estar bien formado es muy útil para no tener que abandonar una profesión o, si el cambio se hace imprescindible, buscar la formación más apropiada para las aptitudes de cada uno y reciclarse. El problema estriba en que hay quien ha hecho todo eso y, aún así, no consigue trabajo. Recomendamos no quedarse sin hacer nada, en casa, viendo la televisión y en pijama todo el día. Quien se queda en paro, debe pensar que el subsidio de desempleo se termina. Si quiere puede descansar el primer día, pero al día siguiente debe estar otra vez activo. La clave es no quedarse quieto. A partir de los dos años en el paro, es posible que hasta se tenga la sensación de no haber trabajado nunca y surgen conflictos familiares. Los psicólogos dicen que aumentan las consultas de padres desesperados porque han tenido que recortar gastos y no pueden ofrecerles nada a los adolescentes. Quizás es el resultado de haber tenido actitudes poco objetivas durante muchos años. Las crisis tienen su lado malo, pero también son positivas, se puede aprovechar para rectificar.

Cuándo consultar por estrés a un profesional

Muchas personas dicen a diario que están estresadas, pero ¿hasta qué punto? ¿Dónde está la frontera entre el estrés aceptable y el que debe consultarse a un especialista? Según señala Antonio Iniesta, los síntomas de alerta son la observación de alteraciones digestivas, en la piel, del sueño, los dolores de espalda o de las cervicales.

Si una persona está perfectamente durante el mes de vacaciones pero, de repente, al volver al trabajo, le sale un eccema; si lleva más de quince días sin conciliar el sueño; o si tiene diarreas con abundante moco durante los días laborales y se le pasa el sábado, que no cede al cuidarse la alimentación ni tiene una causa identificable (con pruebas como la colonoscopia o gastroscopia), es posible que esa persona sufra los efectos (un síndrome del intestino irritable) del estrés laboral mantenido en el tiempo, apunta Iniesta.

Otra señal de alerta son las palpitaciones. De hecho, el estrés laboral aumenta el riesgo de infarto, como lo ha demostrado un estudio de Mika Kivimaki y otros investigadores del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del University College of London, publicado en septiembre de 2012 en ‘The Lancet’.

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