Entrevista

Esther Vivas, Coordinadora del libro ‘Adónde va el Comercio Justo’

El comercio justo es un buen instrumento para desarrollar un consumo responsable
Por Miren Rodríguez 15 de noviembre de 2006
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Esther Vivas es, junto con Xavier Montagut, la coordinadora del libro ‘Adónde va el Comercio Justo’. Un compilatorio de artículos que explican el momento actual por el que atraviesa el Comercio Justo en España, así como las perspectivas y los retos del futuro de este movimiento. Los autores de los distintos artículos son personas vinculadas a las organizaciones de Comercio Justo nacionales y de otros países, como la Corporación Talleres del Gran Valle de Ecuador. Vivas es, además, la coordinadora de sensibilización de la Red de Consumo Solidario, una asociación que desde el año 1996 trabaja en el ámbito del Comercio Justo y el consumo responsable, y que se posiciona en contra del sello FLO, una certificación internacional que nace con la voluntad de garantizar unos estándares de justicia con los pequeños productores de los países del Sur. Conocedora, por tanto, de las diferentes formas de entender el Comercio Justo asegura que “el Comercio Justo es un buen instrumento para desarrollar el consumo responsable”. “Defendemos una visión global del consumo justo porque entendemos que el consumo justo crítico responsable no sólo debe afectar cuando compramos un producto del Sur, sino que también es necesario seguir las pautas de consumo crítico cuando compramos productos que se elaboran en nuestro entorno más cercano”, reivindica.

¿Cómo surge la idea de publicar este libro? ¿Era necesario sacar a la luz pública los problemas a los que se enfrenta el Comercio Justo en nuestro país?

Sí. La idea de publicar el libro nace de la necesidad de poner sobre la mesa los debates que hay en estos momentos en los movimientos de Comercio Justo y de dar nuestra opinión sobre el camino por el que debe de avanzar este movimiento; sobre qué retos debemos enfrentar y qué postura debemos tener en relación con algunos debates que se están dando. Así, consideramos que era interesante publicar este tipo de material para poner sobre la mesa otras visiones del Comercio Justo. Hace unos años había una cierta visión única del Comercio Justo, una visión más asistencial, que hacía unos análisis más cuantitativos. Ahora se han empezado a publicar unos libros un poco más críticos en el sentido de que defendemos el Comercio Justo, pero otro modelo de comercio justo con una visión global y alternativa, donde se tiene en cuenta el Sur pero también el Norte, así como toda la cadena de comercialización del producto. Es un libro que aporta nuevas propuestas y pone sobre la mesa debates, y desde ahí es donde podemos avanzar.

¿Qué problemas son los que se debaten?¿La iniciativa FLO es la desencadenante de la polémica?

Se debaten muchas cuestiones: la certificación de los productos de Comercio Justo y su venta es, efectivamente, muy importante para nosotros. Ahora mismo en el movimiento de Comercio Justo se está celebrando un debate en profundidad y una cierta división. La Coordinadora estatal de este movimiento de Comercio Justo ya vivió momentos muy importantes acerca de si era necesario un sello de Comercio Justo que certificara si los productos eran de Comercio Justo o no. Finalmente, en el marco de 2004 se aprobó este sello por sólo tres votos de diferencia. Esto generó una gran polarización, ya que la Coordinadora estaba dividida en relación a este tema. Para nosotros la Coordinadora debe ser un espacio de consenso, de trabajo conjunto y coordinado, pero al tomar una decisión de estas características se generó una división en el movimiento.

¿Por qué se oponen a la certificación FLO?

Estamos en contra del sello FLO porque consideramos que sólo analiza el producto en su origen:

“Estamos en contra del sello FLO porque consideramos que sólo analiza el producto en su origen”
se centra en las condiciones de producción. Es el sello quien dice lo que es justo y lo que no, cuando puede haber pequeñas organizaciones de Comercio Justo que a lo mejor son justas pero que no pueden acceder al sello. Un pequeño productor tiene que pagar un dinero para obtener este sello y si no lo puede pagar, no puede vender sus productos. Criticamos el uso instrumental que las grandes multinacionales pueden hacer del Comercio Justo. Y creemos que este es un debate que está abierto, de hecho en el último encuentro nacional de Comercio Justo se volvió a plantear el debate sobre el sello FLO.

¿Y a qué acuerdo se llegó?

Pues de este encuentro salió que la Coordinadora no se posicionaba sobre este tema. Por tanto, consideramos que el debate sigue estando sobre la mesa, que hay dos posturas sobre este tema, una más crítica- como la nuestra, aunque la coordinadora respeta las dos posturas. Nosotros entendemos que con el sello FLO se está dando una visión totalmente negativa del Comercio Justo, por el uso instrumental que se puede hacer del mismo.

Parece que no existe un consenso entre todas las organizaciones sobre qué es Comercio Justo, ¿cómo lo definen ustedes?

Consideramos que el Comercio Justo implica toda la cadena comercial, desde el productor al consumidor final, y entendemos que todos los intermediarios de esta cadena tienen que cumplir unos criterios de comercio justo.

¿Qué les diferencia de otras organizaciones sobre Comercio Justo?

Principalmente la defensa de una visión global del comercio justo en dos sentidos: por un lado, en que no sólo existe la visión Norte-Sur, ya que hay que tener en cuenta que aquí también comemos tomates que son del productor de la zona, y por otro, que tenemos en cuenta toda la cadena comercial, no sólo la producción en origen. Defendemos una visión integral.

¿Qué quieren decir con ‘visión integral’?

Queremos decir que el producto de Comercio Justo si se tiene que hacer aquí, es necesario que sea elaborado por un pequeño productor, por un artesano, etc. Por eso nos parece fundamental apoyar a la pequeña iniciativa, que será la más vinculada con el tejido asociativo local, creando así más empleo. Por otro lado, consideramos prioritario que los productos de comercio justo se tienen que vender en pequeñas tiendas de comercio justo. El comercio justo no tiene que ser un instrumento de marketing empresarial, sino un movimiento para cambiar las injustas reglas del juego. En este sentido apoyamos a las pequeñas tiendas, los circuitos de comercialización alternativa y las cooperativas de consumidores. Lo prioritario no es vender más, sino cambiar las injustas reglas del comercio internacional que afectan a los países del Norte y del Sur.

“Lo prioritario es cambiar las injustas reglas del comercio internacional que afectan a los países del Norte y del Sur”

Las organizaciones que, como la suya, están agrupadas en el Espacio por un Comercio Justo dicen que el objetivo debería ser “no vender más a consumidores impulsivos sino crear consumidores responsables”. ¿Qué pautas deben seguirse para llegar a un consumo responsable?

Creemos que a la hora de llevar a cabo una práctica de consumo responsable es necesario tener esta visión integral que acabo de explicar. El consumo implica muchos ámbitos y estamos acostumbrados a que bajo el modelo capitalista neoliberal se nos inste constantemente a consumir más productos. Cada vez aparecen más productos con más prestaciones y más modernos, por lo que rechazamos los que ya teníamos. Debemos ser críticos con lo que consumimos y consumir menos, ya que el nivel de consumo actual es excesivo. Si en todo el mundo consumieran lo mismo que nosotros, el planeta no lo soportaría. Sería insostenible.

¿Se puede entender, entonces, el Comercio Justo como un instrumento para lograr este consumo responsable?

Sí, el comercio justo es un buen instrumento para llevar a cabo un consumo responsable. Por un lado, decimos que tenemos esta visión global del consumo justo porque el consumo justo crítico responsable no sólo debe afectar cuando compramos un producto del sur, un café, un cacao, etc., sino que también es necesario seguir las pautas de consumo crítico cuando compramos productos que se elaboran en nuestro entorno: tomates, aceite. Por esta razón, también tenemos que tener un criterio de Comercio Justo con aquellos productores que comercializan y producen en un ámbito muy cercano al nuestro, de apoyar a los productores, a los agricultores que también apuestan por maneras de producir alternativas y sostenibles con el medio ambiente.

Los últimos estudios revelan que, a pesar de los avances, los españoles sólo nos gastamos en Comercio Justo 348 euros por cada 1.000 habitantes, la cifra más baja de la UE a excepción de Portugal (36 euros) y muy por debajo de la media de la UE, que se sitúa en 2.318 euros por cada mil habitantes. ¿A qué se debe?

Como acaba de señalar, los últimos estudios que se han hecho en nuestro país sobre Comercio Justo revelan que cada vez se vende más. Por tanto, en el aspecto cuantitativo se ha avanzado. El problema es que a nivel cualitativo, de creación de conciencia social, no se avanza. Es más difícil y este es el terreno que tenemos que ganar. Es necesario que la gente tome conciencia, no sólo hay que incidir en que hay que comprar más productos de Comercio Justo, sino también en que es necesario consumir responsablemente a nivel local. Es en este trabajo de concienciación donde consideramos que más se tiene que avanzar. “Es en este trabajo de concienciación donde consideramos que más se tiene que avanzar”

Al hablar de Comercio Justo muchas veces se fijan objetivos cuantitativos, como los que se acaban de plantear. Pero nosotros defendemos una visión bastante distinta a esta: evidentemente es importante que se compren y se vendan productos de Comercio Justo, pero aún es más importante la concienciación social por parte de la sociedad. Si vendemos muchos productos justos, pero la gente no cambia de mentalidad en relación al consumo, a las consecuencias que generan estas desigualdades Norte-Sur, no servirá de nada vender más. Por eso, cuando nosotros valoramos el avance del movimiento del Comercio Justo, lo analizamos más desde el punto de vista cualitativo: no es tan importante vender más como que la gente tome conciencia, que se organice a nivel local, que vaya creando alternativas, participando en movimientos sociales más amplios- como manifestarse en contra de la guerra-. Etc. Y será a partir de la coordinación, y de tejer lazos y unir nuestras fuerzas, la forma en la que cambiaremos las cosas.

Un informe publicado por Sodepaz bajo el nombre de ‘El rompecabezas de la equidad afirmaba hace tan sólo unos meses que entre los puntos débiles del comercio justo en España destacan la escasa cooperación entre las entidades de comercio justo en nuestro país ¿Qué opina al respecto?

Bueno, yo diría que el movimiento del Comercio Justo es muy plural, en el que existe un aspecto político e ideológico muy amplio. Creo que se crean alianzas en función también de los puntos en común que hay sobre el Comercio justo. Por ejemplo, nosotros colaboramos mucho con algunas organizaciones y con otras mucho menos. En este sentido, cuando se celebraron los debates sobre la Coordinadora estatal de Comercio Justo, la certificación?.las organizaciones más críticas y más alternativas con este tema creamos el Espacio por un Comercio Justo, y en este marco de trabajo estamos colaborando muy activamente, a la vez que estamos creando alianzas con otros factores: agricultores, cooperativas de consumo, estamos en plataforma rural y trabajamos en coordinación con pequeñas tiendas, importadoras y determinadas ONG?

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