Cooperación al desarrollo: por qué interesa a los ciudadanos

El descenso en el presupuesto destinado a cooperación internacional ha puesto en peligro los proyectos desarrollados en otros países
Por Azucena García 25 de marzo de 2014
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Imagen: joshjanssen

Los fondos destinados a cooperación para el desarrollo han experimentado un descenso importante en los últimos años. El presupuesto destinado en concepto de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) ha mermado en un 70% entre 2008 y 2012, según el último informe de Oxfam Intermón ‘La realidad de la ayuda 2013’. Las ONGD (ONG de Desarrollo) recuerdan que la ayuda impacta en millones de personas, combate las injusticias y reporta estabilidad frente a la crisis, por lo que apelan a la sociedad para que se implique en la consecución del cambio.

La cooperación impacta en millones de personas

El informe de Oxfam Intermón califica el descenso en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de «recorte sin precedentes». Los logros de la AOD en los últimos años han permitido que millones de personas mejoren su calidad de vida, aumenten las tasas de alfabetización, desciendan las de desnutrición y se avance en la reducción de la pobreza, es decir, se han conseguido varias de las metas propuestas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

No es una cuestión de caridad, sino de compartir una riqueza que, en ocasiones, los países donantes obtienen en los países que reciben la AOD

Pero los datos anteriores tienen una doble lectura. Del mismo modo que se han logrado avances, una caída en las ayudas supone un freno a estas mejoras. Implica, según Oxfam, «dejar desatendidas a millones de personas». Según sus cálculos, la AOD aportada por España ha descendido un 70% (en otros momentos de crisis el descenso fue del 10%, estima), lo que en 2012 supuso un 0,16% de la Renta Nacional Bruta, «muy lejos del ansiado 0,7%». «Estas cifras nos devuelven a niveles de 1989. Además, el presupuesto para 2014 se prevé por debajo del 0,15%, un nuevo mínimo histórico», añade.

En tiempos de crisis, muchas personas necesitan ayuda, por lo que las ONGD apelan a la solidaridad para reclamar que esta se conceda. Insisten en que no es una cuestión de caridad, ya que no se trata de dar lo que sobra, sino de compartir una riqueza que, en ocasiones, los países donantes obtienen a costa de sus actividades en los países que reciben la AOD.

La cooperación combate las injusticias

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Imagen: Oxfam Intermón

El sentimiento de justicia es universal. Todas las personas lo defienden para sí mismas. Por ello, como portavoces de quienes no pueden ejercer este derecho, las organizaciones sociales reclaman ayuda para «combatir las injusticias del mundo». Millones de personas son víctimas de conflictos y crisis humanitarias de efectos devastadores. El compromiso con ellas ha de ser universal y partir de quienes han alcanzado una mejor posición en el ranking mundial.

El informe de Oxfam revela «un aumento exponencial de la desigualdad en la mayoría de los países», un argumento de peso para combatir este desequilibrio y hacerlo, además, a largo plazo. Los cambios duraderos requieren constancia en la ayuda ya que, de lo contrario, los proyectos han de efectuarse en periodos cortos, que no siempre garantizan la consecución de situaciones que mejoren la calidad de vida, sino que resuelven necesidades puntuales.

La cooperación reporta estabilidad frente a la crisis

Un sistema de cooperación fuerte aporta estabilidad, lo que se traduce en beneficios para todas las personas. Este equilibrio no se ciñe a la región donde se actúa, sino que provoca un efecto mariposa positivo: la estabilidad se contagia. Incluso se cree que si se destinara más AOD a países como Malí, se registraría un descenso de las personas migrantes.

Por su parte, los países que colaboran con el sistema de cooperación se consideran actores internacionales estratégicos. Por este motivo, se estima que reducir las ayudas para mantenerlo deriva en una pérdida de peso en esta arquitectura que, sobre todo, afecta al país que pierde su colaboración. Oxfam se manifiesta contra el argumento que aduce que «ya no hace tanta falta» ayudar porque «la tendencia es compartir conocimiento», un aspecto que defiende aunque, añade, «no es una alternativa».

La sociedad puede lograr el cambio

Las ONGD llaman a la ciudadanía a reclamar mejoras. Consideran que una ciudadanía activa es capaz de contribuir a una gestión más eficaz de los recursos y de las ayudas, lo que, en consecuencia, puede lograr cambios. La reducción de las ayudas supone que millones de personas “en situaciones críticas” no recibirán ayuda, por lo que creen necesario impedirlo.

Las ayudas son importantes para cualquier agente. El informe de Oxfam subraya que España “recibe más fondos de la Unión Europea que los que aporta a los países en desarrollo”. Sin embargo, agrega a continuación, “ha dejado de ‘cumplir’ como donante con el papel que le corresponde”. En concreto, afirma que se ha dejado de prestar ayuda a siete de cada diez personas “a quienes alcanzaba de forma directa o indirecta la cooperación española”.

El respaldo social a la cooperación se calcula alto. Ocho de cada diez ciudadanos la apoyan, consideran que es importante. De hecho, las donaciones alcanzan volúmenes elevados ante catástrofes y crisis puntuales, como sucedió tras el tifón Haiyan en Filipinas, recuerda Oxfam.

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