Spotify, música gratis y al alcance de un clic

Este programa permite escuchar en streaming gran parte del catálogo de canciones de los sellos discográficos multinacionales
Por Benyi Arregocés Carrere 3 de marzo de 2009
Img spotify portada
Imagen: Luca Conti

Spotifyes la nueva sensación dentro de la Internet española. Por primera vez, se puede disfrutar de un servicio que permite el acceso gratuito y a la carta a un gran catálogo de música en streaming de los principales sellos discográficos. De momento, se encuentra en fase de pruebas y, salvo en el Reino Unido, se debe solicitar una invitación para descargar un software muy sencillo y que funciona de forma brillante.

Spotify no es una idea nueva. Rhapsody en 2001 y, más tarde, una renovada Napster se aproximaron al streaming a la carta pero de pago. En este tipo de servicios, sólo disponibles en Estados Unidos, los usuarios escuchan las canciones que desean siempre que paguen una cuota mensual. Cuando dejan de abonarla, las canciones desaparecen a causa de un programa DRM. Por otro lado, en los últimos tiempos iniciativas como MySpace Music o Imeem, que también han llegado a acuerdos con las principales discográficas, han extendido el streaming gratuito de las canciones, aunque eso sí, sólo en el país norteamericano.

Spotify prosigue la tendencia de lo gratuito con un servicio no tan completo como los de pago. Sin embargo, resalta que, por primera vez, se puede acceder sin trabas desde España. De hecho, al ser una iniciativa europea, sueca en concreto, lleva la contraria a otros lanzamientos, porque en Estados Unidos no se puede disfrutar en principio de él. Solamente en Gran Bretaña, Francia, Italia, Finlandia, Noruega y Suecia, además de España.

Por primera vez se puede disfrutar en España de un servicio que permite el acceso gratuito y a la carta de un gran catálogo de música en streaming

Este programa, disponible para Windows y Mac OS X, se encuentra en fase de pruebas desde el pasado mes de octubre y se necesita pedir una invitación al propio sitio web o a alguno de los usuarios, que disponen de 10 invitaciones cada uno para repartir entre sus amigos. Antes de publicar el programa, Spotify firmó acuerdos con Sony BMG, Warner Music Group, Emi Music y Universal Music Group, además de sellos y distribuidores de menor tamaño, como CD Baby, en una lista que trata de extender lo máximo posible.

El proyecto intenta lograr la viabilidad económica mediante anuncios publicitarios. Estos pueden adoptar la forma de cuñas radiofónicas que se emiten intercaladas en la selección de canciones del usuario, o tratarse de anuncios gráficos al estilo de los que pueblan la Web. En esta etapa inicial apenas hay cuñas. Lo más oído consiste en una autopromoción que invita a pagar por la opción «Premium», que por 9,99 euros al mes ofrece el servicio sin ningún tipo de anuncio o cuña. En este tipo de cuenta añaden servicios adicionales como preestrenar discos en exclusiva. También vende pases de un día de duración, pensados para fiestas y eventos, por 99 céntimos de euro.

No todo el catálogo

El catálogo se ha ordenado por artistas y álbumes, lo que facilita enormemente la navegación y la selección de temas. Sin embargo, no se trata de un volcado completo de todos los grupos ni de todos los álbumes que han grabado. Se encuentran gran parte de los más famosos, algunos con toda su discografía, pero no todos. Por citar unos cuantos casos en el momento de redactar este artículo, no hay nada de los Beatles, no están los discos de los años 70 de Al Green, ni los discos de Juan Luis Guerra o Metallica de los 80 y 90, o los del dúo CocoRosie.

El aspecto externo de Spotify calca el del iTunes, el reproductor multimedia de Apple. Se trata de todo un guiño, porque el programa intenta que el usuario se sienta como si la música se encontrara dentro de su propio ordenador. Ahora bien, las canciones nunca se graban en el PC ni se pueden trasladar a un disco o a un reproductor portátil. Supone la gran pega de este sistema respecto a la extendida costumbre de compartir las canciones a través de programas P2P y reproducirlas en donde se quiera, sin ninguna limitación.

Agilidad en su manejo

Spotify brilla por lo bien que funciona. Se trata de una buena herramienta para las personas que disfrutan seleccionando las canciones que desean escuchar y, en este sentido, supone la opción contraria a sistemas como Last.fm, que eligen por el usuario. Si Spotify se dirige a personas con alma de DJ y genera una actitud activa, Last.fm se encarga de los usuarios que quieren disfrutar de música de un estilo determinado con sólo dar a un botón, sin preocuparse demasiado de los temas que suenan y abiertos a las sugerencias de su sistema automático. Ahora bien, Spotify conjuga en algunos casos lo mejor de estas dos opciones, porque integra radios dentro de los perfiles de algunos artistas que emiten música de autores que considera similares.

Por otra parte, si se posee una cuenta de usuario en Last.fm se pueden enviar las canciones escuchadas en Spotify a Last.fm, de forma que este último sitio perfeccione su sistema de selección de música relacionada, en lo que se denomina «scrobbling». Tan sólo se debe marcar una casilla en las opciones de Spotify e introducir el nombre de usuario y contraseña de Last.fm.

Emplea un sistema de P2P híbrido que para enviar los datos bebe de sus servidores y de los usuarios que escuchan la canción

Además, algunos usuarios han elaborado sus propios scripts (guiones con un pequeño conjunto de órdenes de programación) gracias a Greasemonkey, un complemento de Firefox que integra estas miniaplicaciones. Así, un ingeniero de Spotify ha añadido un enlace especial a Spotifya todas las páginas de Last.fm. De esta manera, se abre el programa y se reproduce la canción en caso de que se encuentre en la base de datos, una acción que no se puede realizar dentro de Last.fm.

En Spotify, las canciones empiezan a sonar casi inmediatamente después de que se haga clic en ellas y se puede adelantar hacia un fragmento en concreto del tema como si se reprodujera desde el disco duro y sin demoras. El sonido es bueno y no se interrumpen las canciones ni se producen saltos. Técnicamente, emplea un sistema de P2P híbrido, que, para enviar los datos, bebe de sus servidores y de los demás usuarios y que ayuda a escalar el sistema y a reducir los costes de ancho de banda. Recomiendan una conexión de un mínimo de 256 kilobits por segundo en sentido descendente para disfrutar de una buena audición del formato de compresión de audio empleado, el Ogg Vorbis.

Las listas de reproducción

Al igual que MySpace Music, Spotify permite a sus usuarios elaborar listas de reproducción aunque con mayores posibilidades y sin limitaciones del número máximo de temas. Resulta sumamente interesante la forma de compartirlas mediante una línea de código (URI) que interpreta el propio programa, o mediante una URL convencional fácil de enviar a otros usuarios por correo electrónico, mensajería instantánea o Twitter.

Como las canciones se reproducen desde un servidor, sólo hace falta esta dirección para que cualquier usuario pueda escuchar lo elegido por otro, sin necesidad de enviar los propios archivos. Las listas se crean con facilidad y se pueden arrastrar las canciones a ellas, de igual manera que en iTunes. La posibilidad de enviar las direcciones se aplica también a las canciones individuales y a los propios artistas, con lo que las posibilidades de compartir aumentan.

Las discográficas, pendientes de su éxito

A finales de enero se eliminaron canciones de la base de datos pertenecientes a artistas que no querían aparecer

El gran éxito de Spotify entre los usuarios ha provocado que las discográficas hayan prestado más atención a este proyecto, todavía en pruebas, y que hayan reclamado un cumplimiento estricto de lo firmado. De esta manera, a finales de enero se eliminaron canciones de la base de datos sólo para ciertos países, con lo cual una lista de reproducción compartida con una persona que viva en uno de estos países puede contener temas que no podrá escuchar. Otro motivo que se esgrimió fue que les habían mandado música de más “por error” de artistas que no deseaban que su música estuviera en este servicio.

Este movimiento ha ocasionado que usuarios que eligieron dichas canciones para sus listas de reproducción hayan visto cómo les han desaparecido de las mismas de un día para otro porque por defecto se activó la opción de esconder las canciones no reproducibles. Sin embargo, como se puede apreciar en su sitio web, Spotify continúa añadiendo temas de las discográficas a su base de datos.

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