Viviendas «low cost»

Los pisos baratos son escasos y no se adaptan a las necesidades reales de todos los ciudadanos
Por Elena V. Izquierdo 24 de junio de 2009
Img prefabricadas
Imagen: Paul Joseph

Son tantas las personas que no pueden adquirir una vivienda, ni siquiera con la bajada de precios que han experimentado en el último año, que cada vez que se organizan ferias o se anuncian webs que venden pisos a un precio recortado miles de ciudadanos acuden en masa con la esperanza de encontrar la ganga que les permita acceder a una casa. Aunque algunos encuentran de esta manera su piso ideal, lo cierto es que las rebajas no satisfacen a todos los bolsillos porque el descuento parte de precios demasiado elevados. Comprar viviendas prefabricadas de madera, “containers” transformados en estudios, apartamentos en zonas donde predominaban las segundas residencias, pisos para reformar o casas en aldeas poco pobladas son algunas de las escasas alternativas que ofrece el mercado para hacerse con una vivienda que realmente pueda considerarse barata. Pero muchas veces estas opciones no convencen a los posibles compradores.

Comprar casa en ferias y mercadillos

El mercado español está sobresaturado de viviendas que no pueden venderse, tanto por el elevado precio que han alcanzado como por la enorme dificultad de obtener una hipoteca. Por otra parte, la crisis ha aumentado el número de personas que han perdido su hogar al no poder hacer frente a los pagos, de tal modo que los bancos se han ido quedando con los pisos embargados, a los que ahora quieren dar salida con su propia financiación.

Estos son algunos de los factores que han dado pie a la creación de ferias de vivienda “low cost” en las que participan tanto inmobiliarias como entidades financieras que quieren desprenderse de su stock, ya sea de casas nuevas o usadas a unos precios rebajados, al menos, un 25%. De este modo, el sector inmobiliario se une a otros como el de la moda o los viajes y aplica el “outlet”, un sistema en el que los productos que no se han podido vender en anteriores temporadas y tampoco han sido adquiridos durante las rebajas se ofrecen a unos precios inferiores para liberar el stock. Generalmente, los establecimientos outlet se concentran en grandes superficies a las afueras de las ciudades en grandes centros comerciales multimarca. De manera similar, se organizan las ferias “low cost” de vivienda, como la celebrada recientemente en Barcelona y que próximamente podrá visitarse en otras ciudades.

La vivienda más barata de España se vende por 15.000 euros

En este tipo de eventos, las inmobiliarias o las entidades financieras anuncian en sus puestos los pisos que desean vender con los descuentos realizados y, además, los bancos y cajas que participan suelen financiar los productos que ellas mismas ofertan. De este modo, el posible comprador no se encuentra con la dificultad añadida de elegir una vivienda y después ser rechazado a la hora de contratar la hipoteca. Las entidades, a su vez, se benefician al facilitar la compraventa, pues se liberan de su stock con más agilidad. Lo habitual es que cada empresa cuente con alguna promoción estrella que atraiga a los interesados y después tenga otras viviendas cuya rebaja sea menor, aunque los precios son siempre inferiores a los que tenían anteriormente.

Ajenos a la realidad

El problema es que con frecuencia las ofertas de los salones de oportunidades inmobiliarias no se ajustan a las necesidades reales de todos los compradores. Si bien el ahorro puede llegar a ser muy elevado, muchos de los visitantes no pueden adquirir un piso de las características ofrecidas. Si una vivienda costaba 500.000 euros y se le aplica una rebaja del 30%, el ahorro ascendería a 150.000, pero seguiría costando 350.000 euros, un precio que no está al alcance de todos los bolsillos. Otro de los inconvenientes de las ofertas inmobiliarias es que los pisos considerados realmente baratos se encuentran en lugares más alejados de las ciudades. Lo cierto es que este tipo de ferias concita el interés de miles de ciudadanos que desean comprar una vivienda. El primer Salón de las Oportunidades Inmobiliarias Low Cost, celebrado en Barcelona a mediados de junio, recibió la visita de más de 60.000 ciudadanos y en él se negociaron operaciones inmobiliarias superiores a los 30 millones de euros.

Además de las ferias de oportunidades, se están creando portales de Internet que anuncian pisos a bajo coste: las web low cost. Según señalan en outletdepisos.es la clave está en la ausencia de cualquier tipo de comisión de venta y en una importante cartera de inmuebles con grandes descuentos, (hasta el 40% sobre el precio actual de tasación) que facilitan al particular la concesión de la hipoteca necesaria al rebajar de manera considerable el importe requerido para su compra.

Viviendas de madera

Viviendas de maderaOtra de las posibilidades de acceder a un piso barato es comprar una vivienda prefabricada de madera a un precio bastante menor que las de ladrillo. Aunque no es algo muy habitual en España sí que es frecuente en otros países de Europa y en América. El proceso de fabricación y montaje de estas casas es uno de los factores que inciden en el abaratamiento de la vivienda. Eso sí, antes de adquirir la casa es necesario consultar la normativa municipal y autonómica para que el propietario del terreno sepa si puede o no instalar su nueva residencia en la zona.

Las casas de madera sí pueden considerarse residencias baratas siempre y cuando no sea necesario comprar el terreno. Una vivienda con una superficie construida de 65 metros cuadrados más 7 de porche que cuente con dos dormitorios, ambos con armarios empotrados, salón comedor de 23 metros cuadrados, un cuarto de baño y cocina puede costar 54.000 euros incluyendo la grúa de descarga, el montaje y el transporte a 100 kilómetros. Tiene además cocina amueblada, baño completo y un ventanal.

Si el comprador desea una vivienda algo más grande, con 72 metros cuadrados y tres dormitorios, todos con armarios empotrados, salón comedor, cuarto de baño y cocina con vitrocerámica, puede tenerla por 57.000 euros. Y las grandes familias pueden disfrutar de una casa de 120 metros cuadrados más 9 metros de porche con cuatro dormitorios, un gran salón y dos cuartos de baño por 90.000 euros. Residencias baratas si se las compara con lo que se paga por las viviendas de ladrillo.

Los contenedores para el transporte de mercancías se pueden convertir en vanguardistas viviendas

El precio no es la única ventaja de estas casas. El aislamiento al calor y al frío es su cualidad más destacada: el uso de la madera -material resistente y aislante a la vez- combinado con la lana de roca -aislante inorgánico e incombustible- en el suelo, paredes y cubierta, sin puentes térmicos, convierten a la vivienda en un espacio muy bien aislado, de modo que el comprador ahorra también energía.

Eso sí, poco pueden hacer quienes no disponen de un terreno en el que instalar las viviendas de madera, pues en el caso de que tengan que adquirir la parcela en la que colocar la residencia, el precio puede llegar a superar el de un piso normal.

Vivir en un container

¿Y vivir en un contenedor? Aunque parezca una idea un tanto descabellada, países como Reino Unido y Holanda utilizan este tipo de soluciones habitacionales desde hace años. Los enormes contenedores que se utilizan para transportar mercancías en barco son la materia prima con la que se construye la vivienda. La gran versatilidad de estos módulos permite reciclarlos y transformarlos con facilidad en casi cualquier tipo de vivienda. Aunque en España se han diseñado varios proyectos para edificar vanguardistas urbanizaciones, aún no se han llevado a cabo. Pero las viviendas sí que pueden encargarse para colocarlas en terrenos privados.

Habitainer es una de las empresas que diseña y produce soluciones residenciales de calidad a partir de contenedores de carga marítimos. Según señalan en la compañía, “los contenedores son transformados en espacios habitables, con todos los equipamientos necesarios para vivir: aislamiento térmico, electricidad, agua caliente sanitaria, climatización, telecomunicaciones”. Para ello, utilizan módulos prefabricados que minimizan el proceso de montaje en el lugar y garantizan el control y bajo coste del producto. Normalmente estas viviendas son soluciones temporales en situaciones donde la rapidez y el coste son factores decisivos. Este sistema es fácilmente transportable y se puede recolocar en una posterior ubicación tantas veces como sea necesario, sin que ello suponga un deterioro del mismo, y al mínimo precio.

Los contenedores marítimos de carga ofrecen diversas ventajas. Por un lado son estructuralmente muy resistentes y su vida media en condiciones de uso ronda los 20 años. Además tiene la medida estándar del transporte intermodal, es decir, un contenedor de carga puede transportarse por todo el mundo, en barco, camión o tren al precio más bajo. Por otro lado, los contenedores ofrecen una gran flexibilidad a la hora de conformar espacios, son modulares, pueden combinarse y agruparse en muy poco tiempo y de múltiples maneras. A pesar de lo que se pueda imaginar, los “containers” transformados en viviendas tienen grandes ventanales, balcones opcionales, pasarelas de acceso o escaleras exteriores.

En Habitainer ofrecen viviendas de 26 metros por 30.622 euros y las de 87 metros cuadrados cuestan 65.591 euros. También cuentan con agrupaciones residenciales y oficinas a diferentes precios. El transporte y la instalación no están incluidos y es necesario ser propietario de una parcela para poder colocarlas, además de tener los permisos municipales para hacerlo.

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