Soluciones a los tacos rebeldes

Hacer un agujero de mayor diámetro del necesario no es un problema
Por EROSKI Consumer 30 de octubre de 2002

Los tacos de expansión son muy prácticos, pero se convierten en un problema si no cumplen su cometido con eficacia. Algunas de las causas que motivan esta disfunción pueden ser:

– no haber hecho el agujero que corresponda a su diámetro.

– que el enyesado de la pared es muy grueso, no tiene suficiente resistencia y se agrieta o desportilla.

– o porque a su vez se ha hecho un agujero más profundo de lo que era necesario.

De todas formas hay veces que parece que todo va bien hasta el momento de colocar el taco, pero cuando ya se ha insertado en el agujero y se atornilla el accesorio puede resultar que el taco gire dentro del agujero.

Esto puede ser motivado porque la pared en donde se quiere conseguir la fijación sea incapaz de recibir el taco adecuadamente o que detrás del enyesado o revoco exista un hueco correspondiente al espacio de un ladrillo con alvéolos.

Cada uno de los tres anteriores errores tienen una solución. En el caso de el agujero sea de mayor diámetro del necesario:

1. La intervención más obvia consistiría en incorporar un taco de mayor calibre, pero esto solamente resultará bien si el revoco y el enyesado son muy resistentes, y el agujero no es muy grande ni irregular.

La manera de actuar sería la siguiente, reemplazar el taco de plástico por otro de goma, de diámetro ligeramente superior. Durante su compresión, esta clase de taco se ensancha mucho y se deforma, gracias a lo cual se asienta bien en el agujero.

Pero si el agujero es tan ancho que obliga a utilizar un taco para el que es necesario un tornillo de un calibre excesivo, se puede recurrir a un pequeño truco: emplear un taco lo suficientemente grueso para albergar otro taco más pequeño en el que se pueda introducir el tornillo que interesa. Hay que asegurarse de que este segundo taco entre bien en el mayor y que éste también se asiente bien. El taco interior se expandirá sobre el que lo cubre, ensanchándolo a su vez contra las paredes del agujero.

De esta manera se puede lograr una buena fijación pero existen otras maneras de solucionar el mismo problema de haber realizado un agujero más ancho de lo necesario.

2. Otra posibilidad sería desplazar ligeramente el sitio en donde se quiere colocar el taco. Si es posible se hace el agujero en otro lugar pero con un diámetro inferior al anterior aunque previamente será necesario rellenar con escayola el hueco que se había hecho antes.

3. Si no se puede desplazar el punto de fijación, especialmente cuando se opera sobre un revestimiento poco consistente, no hay otro remedio que recurrir a un relleno con aglomerante (cemento rápido o escayola) e inmediatamente se introduce el taco después de haberlo hecho girar para que se asiente hasta el fondo. Posteriormente se elimina el exceso de aglomerante, pero antes hay que procurar comprimir alrededor del taco todo el material que se pueda hasta que la pared quede bien enrasada. Cuando el aglomerante haya fraguado, se atornilla el accesorio.

4. Otra opción, y tal vez la menos habitual, es utilizar un soporte «pata de hierro» y ensanchar el agujero y convertirlo de redondo en cuadrado mediante un cincel de boca plana, pero sin abrirlo excesivamente. Luego con la ayuda de una pata de hierro cuyo extremo esté doblado o abierto en Y para poderla insertar en el agujero mediante escayola o cemento rápido.

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