Nueve fármacos para frenar el VIH podrían desarrollarse en los próximos diez años

EE.UU. acaba de aprobar el primero de una nueva familia: los inhibidores de la enzima fusión
Por EROSKI Consumer 18 de marzo de 2003

A pesar de que la combinación de varios fármacos antirretrovirales de primera y segunda generación ha conseguido reducir, incluso a niveles indetectables, la presencia del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el organismo, todavía no se ha logrado erradicarlo definitivamente. Con el arsenal terapéutico que existe en la actualidad -dieciocho medicamentos- los clínicos consiguen que un enfermo de sida en un país desarrollado pueda llegar a tener las mismas expectativas de vida que un seropositivo asintomático, es decir, sin señal de la enfermedad.

Han transcurrido más de veinte años desde que la industria farmacéutica respondiera a la llamada de socorro de las autoridades federales estadounidenses, tras verificarse que el VIH era el agente causal del sida. No había ningún medicamento en el mercado que consiguiera ayudar a los pacientes infectados, hasta que en 1985 se demostró la eficacia de la molécula zidovudina, extraída del esperma del arenque, con capacidad antitumoral «in vitro».

Fue el primer medicamento antirretroviral de la familia de los inhibidores de la enzima transcriptasa inversa del virus del sida. Desde 1986 los investigadores han conseguido dieciocho medicamentos a los que, ahora, habrá que añadir el nuevo fármaco T-20, que acaba de ser aprobado en Estados Unidos y que, presumiblemente, dentro de unas semanas recibirá también la luz verde por parte de la Agencia Europea del Medicamento. Es el primero de una nueva familia de fármacos: los inhibidores de la enzima fusión.

La infección por VIH se inicia con un periodo variable de tiempo, desde que se produce el contagio por el virus hasta que se detecta la respuesta inmunológica: la generación de anticuerpos de defensa del organismo, que sigue siendo un indicador indirecto de que existe la infección. Estas personas, denominadas seropositivas, que no tienen síntomas de la infección, pueden transmitir el virus a otras. El sida es la fase más avanzada de la enfermedad.

Generalmente, la aparición de síntomas clínicos en el paciente se origina unos ocho años después de la infección, y el tiempo que tarda el síndrome en desarrollarse depende principalmente de las características del paciente y de la forma de contagio, así como de una serie de factores de tipo social, cultural, económico y demográfico.

Los medicamentos antirretrovirales se utilizaron en la década de los ochenta en monoterapia y luego en combinación de dos fármacos. En la actualidad, este cóctel está integrado por tres o cuatro drogas que actúan directamente en las enzimas transcriptasa inversa y proteasa del VIH.

Cuando se incorpore al arsenal terapéutico el inhibidor de la enzima de fusión, se podrá actuar al mismo tiempo en tres dianas moleculares de este retrovirus «inteligente», que cambia constantemente de forma cuando es atacado por estos medicamentos.

Sesenta candidatos

En la actualidad hay más de sesenta moléculas consideradas como posibles candidatos a fármacos contra el virus del sida, pero sólo nueve están superando, poco a poco, las diferentes fases de investigación. Aunque es difícil establecer una fecha para la consecución definitiva de estas nuevas moléculas, parece que en el plazo aproximado de diez años podrían estar aprobados en Estados Unidos y Europa nueve fármacos más.

Entre ellos figuran varias quimioquinas, que pertenecen a una nueva familia de proteínas proinflamatorias identificadas y caracterizadas en los últimos años y que controlan la mayor parte de los procesos implicados en la respuesta inmunitaria y la defensa de los organismos contra las células tumorales e infecciones por virus o bacterias patógenas.

Los investigadores saben que las cepas del virus del sida responsables de la transmisión, que suelen ser cepas aisladas de personas infectadas pero sin síntomas, utilizan un tipo concreto de receptor de quimioquina denominado CCR5, mientras que las cepas de virus que aparecen más tardíamente en el curso de la infección usan otro distinto, el CXCR4 en lugar o además del anterior. Por esta razón, diversos grupos de científicos, de empresas farmacéuticas y de universidades europeas y estadounidenses analizan la posibilidad de conseguir fármacos antirretrovirales para estas nuevas dianas moleculares del virus.

Cumplir el tratamiento

La elevada eficacia de los medicamentos antirretrovirales ha hecho posible que empiece a hablarse de la infección por el virus del sida como de una enfermedad crónica. Sin embargo, son muchos los especialistas que temen que esta nueva concepción contribuya, de alguna forma, a descuidar la prevención.

En este sentido, advierten de que cualquier relajación a la hora de adoptar medidas preventivas puede traducirse en nuevos casos que podrían haberse evitado fácilmente. En Estados Unidos este mensaje de infección controlada se ha traducido en los últimos meses en un mayor incremento en la incidencia de infecciones por el virus del sida entre los colectivos de homosexuales más jóvenes.

Si en cualquier enfermedad crónica el cumplimiento de la medicación es fundamental, lo es en mayor medida en la infección por VIH, donde según los expertos el grado de adherencia debe situarse entre el 90 y el 95% a las dosis prescritas.

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