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El bonito del norte (Thunnus alalunga) es mucho más que un pescado sabroso. Para quienes viven en la cornisa cantábrica, este túnido es parte de su historia, cultura y forma de vida. Pero, además, gracias al esfuerzo de sus cofradías y pescadores, hoy representa también un modelo de sostenibilidad reconocido a nivel internacional.
Desde 2016, el bonito del norte que se pesca en aguas del Golfo de Vizcaya cuenta con la certificación de MSC, el Sello Azul que avala que ese pescado ha sido capturado de forma responsable con el medio marino y con las personas que dependen de él.
Qué implica el Sello Azul de MSC
MSC es una organización internacional sin ánimo de lucro que trabaja para combatir la sobrepesca y promover una pesca sostenible en todo el mundo. Su sello, que puede encontrarse en pescados frescos, congelados o en conserva, indica que el producto procede de una pesquería que cumple con tres condiciones básicas:
- La especie está en buen estado de conservación.
- El impacto sobre el ecosistema es mínimo.
- Existe un sistema de gestión eficaz y transparente.
No es una etiqueta comercial: es el resultado de un proceso riguroso de evaluación científica e independiente.

En el caso del bonito del norte, la certificación no fue un simple trámite. Durante años, las cofradías del País Vasco, Cantabria y Asturias trabajaron para demostrar que su forma de pesca, basada en artes tradicionales como la caña y el curricán, era respetuosa con el mar.
Estas técnicas son altamente selectivas: se captura cada ejemplar uno a uno, lo que evita la pesca accidental de otras especies y garantiza la frescura y la calidad del pescado. A diferencia de otras formas de pesca más intensiva, estas artes no dañan el fondo marino ni generan residuos peligrosos.
Certificación MSC para el bonito del norte
Fruto de ese esfuerzo, en junio de 2016 se concedió por primera vez la certificación MSC a esta pesquería. Más de 100 embarcaciones de bajura fueron reconocidas por su compromiso con la sostenibilidad.
Esta noticia supuso un antes y un después para el sector: aumentó la confianza de los consumidores, abrió las puertas a nuevos mercados internacionales y fortaleció la imagen del bonito del norte como un producto de calidad y compromiso.
Cinco años después, en 2021, la pesquería fue recertificada, una condición que no es automática. De hecho, la auditoría verificó no solo que se seguían cumpliendo los criterios iniciales, sino que se habían superado con mejoras en aspectos como la gestión, la recopilación de datos o la colaboración con científicos.
Este proceso riguroso confirmó que la pesquería del bonito del norte es un modelo internacional de gestión responsable, dentro del marco establecido por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT).

🐟 Ajustar las capturas a la disponibilidad
El modelo de gestión adoptado permite ajustar las capturas a la disponibilidad del recurso, asegurar la trazabilidad desde el mar hasta la lonja y aplicar medidas correctoras si es necesario. Se trata de un sistema flexible pero basado en la ciencia, en el que participan las administraciones públicas, los institutos de investigación y el propio sector pesquero. Este trabajo conjunto demuestra que es posible proteger los ecosistemas y, al mismo tiempo, mantener una actividad económica rentable y con futuro.
Bonito del norte con Sello Azul de MSC
Hoy en día, el bonito del norte con certificación MSC se puede encontrar en muchos supermercados, pescaderías y restaurantes. También hay una amplia oferta en conserva, donde este pescado se presenta en aceite de oliva, girasol o escabeche, con todo su sabor y propiedades intactas.
El Sello Azul, visible en el envase, garantiza que el producto ha pasado controles estrictos de trazabilidad y que no se ha mezclado en ningún momento con pescado no certificado.
Y es que la sostenibilidad no solo depende de cómo se pesca, sino también de cómo se gestiona toda la cadena hasta llegar al consumidor. Por eso, MSC cuenta con un estándar de cadena de custodia que asegura que el pescado mantiene su origen sostenible desde el barco hasta el plato. Esto permite a las personas consumidoras tomar decisiones informadas y responsables.
Beneficios del bonito del norte
¿Y qué beneficios tiene el bonito del norte, más allá de lo medioambiental? En primer lugar, es un alimento muy completo. Es rico en proteínas de alta calidad, bajo en grasas y fuente natural de ácidos grasos omega 3, fundamentales para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular y cerebral. También aporta vitaminas del grupo B, como la B12, esenciales para la energía y el sistema nervioso, y minerales como el fósforo, el magnesio y el selenio.
En la cocina, estamos ante un producto muy versátil. Fresco, se puede preparar a la plancha, al horno, en marmitako o en formato más innovador como tartar o sashimi. En conserva, resulta perfecto para ensaladas, bocadillos, tapas y recetas rápidas y sabrosas. Su sabor suave y su textura firme lo convierten en una opción idóneo para toda la familia, incluidas las personas mayores y los más pequeños.

El impacto social del sello
La apuesta por el bonito del norte certificado con MSC también tiene un impacto social. Apoya a la economía local de las comunidades costeras del Cantábrico, que dependen de esta pesca artesanal para su sustento. Al comprar estos productos, no solo contribuimos a mantener empleos y tradiciones, sino que ayudamos a conservar un modelo de pesca que lleva siglos en funcionamiento y que ahora se adapta al siglo XXI con una visión clara: proteger el mar para poder seguir viviendo de él.
Además, la certificación ha servido para sensibilizar a otros sectores sobre la importancia de una pesca responsable. Gracias a la visibilidad que ha ganado esta pesquería, muchas otras se han animado a iniciar su propio proceso de certificación, y cada vez son más los distribuidores, marcas y establecimientos que incorporan el Sello Azul a su oferta de productos del mar.
El bonito del norte con sello MSC es, en definitiva, un ejemplo de cómo se pueden unir tradición, innovación, ciencia y compromiso. Es una historia de éxito colectivo que beneficia al medio ambiente, a la economía y a la salud de quien lo consume. También demuestra que la sostenibilidad no está reñida con la rentabilidad, y que se puede disfrutar de productos del mar con la tranquilidad de estar haciendo las cosas bien.
Cada elección cuenta. Y en el caso del pescado, elegir productos certificados con MSC es una forma sencilla, pero poderosa, de marcar la diferencia. Porque el futuro de los océanos también se decide en la cesta de la compra.


