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En España —y en el conjunto de la Unión Europea— estas lentes están reguladas como productos sanitarios. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) contempla para este tipo de lentillas el mismo requerimiento que con las lentes de contacto de corrección, como es la adaptación individualizada por un óptico-optometrista en un establecimiento sanitario de óptica. El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO) alerta: “Adquirir estas lentillas sin el control de un profesional supone un riesgo real para la salud visual”.
También la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) las considera dispositivos médicos de uso restringido y advierte: “Las personas que usan lentes de contacto decorativas sin receta multiplican por 16 el riesgo de sufrir trastornos oculares graves”.
Lentillas cosméticas: qué dice la ley
Las lentes de contacto de fantasía, también llamadas cosméticas o decorativas, son aquellas diseñadas únicamente para cambiar el color o el aspecto del ojo. Es decir, no tienen una finalidad correctora de la visión. Su popularidad ha crecido al calor de fenómenos como el cosplay, la cultura del disfraz o el maquillaje artístico.
Hasta hace unos años, las lentillas de fantasía se consideraban productos cosméticos. Esto cambió con la entrada en vigor del Reglamento (UE) 2017/745 sobre productos sanitarios, que tuvo aplicación plena en mayo de 2021. “Esta norma hace que las lentes que no tienen una finalidad médica, correctiva, pero que conllevan un riesgo similar —como las lentillas de fantasía—, dejen de considerarse como productos cosméticos y pasen a clasificarse como productos sanitarios”, señala Gonzalo Carracedo, catedrático en la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid y portavoz del CGCOO. Esta normativa implica que:
- solo pueden venderse en establecimientos sanitarios de óptica.
- requieren adaptación individualizada por un profesional de la visión (óptico-optometrista colegiado).
- deben ir acompañadas de una receta optométrica con parámetros como tipo, medidas y caducidad.
- deben contar con el marcado CE, que garantiza su trazabilidad y seguridad.
¿Por qué se venden sin control?

A pesar de esta normativa, la venta sin control persiste, reconoce el profesor Carracedo: “Sigue habiendo un comercio ilegal, tanto en tiendas físicas como online. Muchos vendedores y distribuidores se acogen a vacíos legales o a la lentitud con que se está aplicando el nuevo reglamento. Hay productos que aún se venden bajo normativas antiguas, porque la aplicación del nuevo marco todavía tiene moratorias pendientes”. Además, en muchos casos se adquieren productos procedentes de fuera de la Unión Europea, que no cumplen los estándares sanitarios ni pasan los controles exigidos por la legislación europea.
En este sentido, Gonzalo Carracedo comenta que, en las lentes de contacto correctoras, “una de las obligaciones del fabricante es incluir instrucciones de uso suficientemente exhaustivas para que el usuario sea consciente de los riesgos y sepa los requisitos de limpieza y manipulación. Además, te informa de todo ello el profesional de la visión. Esto no ocurre en las lentes cosméticas sin prescripción”.
Tipos de lentes de contacto con tinte
En el mercado podemos encontrar tres tipos de lentillas con tinte. Las dos últimas son las que denominamos de fantasía o cosméticas:
- Tinte de visibilidad. Llevan tinte, pero no para cambiar el color de nuestros ojos. En este caso solo incorporan un tinte azul o verde claro para que la lentilla se vea mejor al manipularla. Son colores muy tenues.
- Tinte de realce. Son tintes sólidos, pero se puede ver a través de ellos. Intensifican el color natural del ojo, sin modificarlo por completo.
- Tinte opaco o decorativo. Cambia de forma o de color el aspecto del ojo (color o forma de la pupila).
¿Las lentillas cosméticas pueden ser peligrosas?
“Las lentes de fantasía no son peligrosas en sí mismas. El riesgo es que se usen mal”, advierte Gonzalo Carracedo. El proceso correcto para utilizar unas lentillas implica una evaluación médica previa por parte de un profesional de la visión: “Antes de adaptar cualquier lente, hacemos una historia clínica, valoramos el ojo, sus características y si hay patologías”, explica Carracedo.
Porque no todas las personas pueden llevarlas. “Hay distintos motivos, como un ojo seco severo, úlceras, alguna patología ocular o que los parámetros de su córnea no sean los normativos y las lentes no se van a adaptar bien”, añade.
Además, cada ojo tiene una curvatura, una calidad de lágrima y unas características anatómicas únicas. “Por eso, incluso en personas sin problemas de visión, las lentes deben adaptarse de forma individual”, detalla Carracedo. No existe una lente universal válida para todos. “Si la lente estándar no es adecuada para esa persona, hay que probar con otros fabricantes y parámetros para encontrar aquella que es óptima”, recuerda el óptico.
Recomendaciones de compra y uso para evitar problemas
Si queremos utilizar lentillas de fantasía, se aconseja seguir estos pasos:
- Consultar previamente en una óptica. Todas las lentillas, incluso las de fantasía, requieren una adaptación personalizada por un profesional, es decir, el óptico se encarga de seleccionar y ajustar las lentillas a las características únicas de cada ojo.
- Comprar solo en ópticas. Nunca en bazares, tiendas online sin garantía o centros de estética.
- Seguir una estricta rutina de higiene. Lavarse las manos, limpiar y desinfectar las lentes tras cada uso. Emplear una solución limpiadora específica, nunca agua, para ese tipo de lentes.
- Limitar el tiempo de uso. Ponerlas antes del maquillaje y quitarlas antes de desmaquillarnos. Nunca dormir con ellas.


