📌 Ya estamos en WhatsApp y Telegram. ¡Entra y síguenos!
Crisis en Sudán
Desde abril de 2023, el conflicto en Sudán ha provocado una de las emergencias humanitarias más graves a nivel mundial, con cerca de 12 millones de personas desplazadas a la fuerza, incluyendo 7,4 millones de desplazadas internas y más de 4 millones de refugiadas en países vecinos, de las cuales más de 1,2 millones han buscado protección en Chad. Las zonas orientales del país, como Wadi Fira y Ennedi Est, se encuentran entre las más impactadas. En ellas de cada tres personas habitantes una es refugiada, lo que genera una presión insostenible sobre los recursos y servicios básicos disponibles.
Más de 130.000 personas han llegado a Chad huyendo de los ataques en áreas como El Fasher y los campos de desplazados de Zamzam y Abu Shouk, desde el inicio de 2025. La mayoría de quienes buscan refugio, donde aproximadamente el 87 % representa a mujeres, niñas y niños, han sufrido violaciones graves de derechos humanos, entre otras, violencia sexual, detenciones arbitrarias y reclutamiento forzoso.

Malas condiciones de vida
Las condiciones de vida en los asentamientos son alarmantes, ya que más de la mitad de las familias no dispone de un refugio adecuado y el acceso al agua se limita a unos 10 litros por persona al día, cifra inferior al estándar humanitario de 15 litros. En esta línea, solo dos de cada 10 menores pueden asistir a la escuela, y hay un único médico por cada 52.000 personas, evidenciando así el colapso de servicios básicos como la atención sanitaria.
Para poder hacer frente a esta devastadora situación, ACNUR y sus socias siguen reforzando la distribución de artículos de ayuda básica, la construcción de refugios semiduraderos y la mejora del acceso al agua y saneamiento. Además, promueven la reubicación de miles de familias desde las zonas fronterizas hacia asentamientos más seguros, garantizando su protección y acceso a servicios esenciales.

Limitaciones en la respuesta humanitaria
La crisis humanitaria en Chad se encuentra en un punto crítico debido a la grave escasez de financiación que enfrenta la cooperación internacional, incluso el propio ACNUR. Hasta el momento, se ha conseguido cubrir alrededor del 30 % del presupuesto previsto, por lo que se impide una atención efectiva y adecuada a cientos de miles de personas refugiadas y desplazadas. Esta situación pone en evidencia la necesidad urgente de una mayor solidaridad internacional para evitar el colapso humanitario.
Antes del comienzo de la guerra en Sudán, Chad ya acogía a más de 400.000 personas refugiadas sudanesas, pero en los últimos dos años la cifra se ha triplicado. Tras el estallido del conflicto en abril de 2023, más de 850.000 personas se han asentado en las provincias de Wadi Fira, Ouaddai, Sila y Ennedi Este.
En este contexto, la falta de recursos ha obligado a cerrar servicios esenciales como escuelas y clínicas médicas, una decisión que ha afectado principalmente al grupo de mujeres, niñas y niños tanto procedentes de Sudán como de población local de Chad. Por ejemplo, en el campo de Farchana, la escasez de fondos ha dejado sin salario al profesorado y, por tanto, en una situación crítica a la educación de más de 85.000 menores. Por ello, ACNUR necesita con urgencia 400 millones de dólares para garantizar refugio, agua, saneamiento y reubicación segura.
Riesgo de cólera en la región
Esta situación se agudiza aún más debido al grave brote de cólera que está sufriendo tanto la población de Chad como de Sudán y, en consecuencia, exacerbando la crisis humanitaria en la región. Y es que la falta de agua potable y las deficientes condiciones de saneamiento en campos y asentamientos favorecen la rápida propagación de esta enfermedad bacteriana.

Hasta el 24 de septiembre, en Chad ya se habían reportado más de 2.100 casos sospechosos y 137 muertes por esta causa, principalmente en el distrito de Chokoyane, donde se halla el asentamiento de población refugiada de Dougui y sus aldeas vecinas. Así, en Dougui, territorio en el que residen miles de personas refugiadas procedentes de Darfur, se han contabilizado más de 264 casos sospechosos y alrededor de 12 fallecimientos.
Y en Sudán, la coyuntura es aún más alarmante: desde 2024, se han registrado más de 100.500 casos de cólera y cerca de 2.400 muertes, con Darfur Norte como la zona más afectada.
Llamamiento global a la acción
La situación en Chad exige una respuesta urgente y coordinada. La llegada masiva de personas refugiadas desde Sudán ha puesto bajo una enorme presión a los servicios de salud, agua, saneamiento e higiene, que requieren un refuerzo inmediato. Además, más de 239.000 personas se encuentran en zonas fronterizas expuestas a riesgos, lo que hace imprescindible su reubicación en espacios seguros y la mejora de las condiciones de protección para los grupos más vulnerables: mujeres, niñas, niños y personas con necesidades específicas.

Ante este escenario, ACNUR ha puesto en marcha un plan de respuesta que contempla medidas como: la distribución de artículos de ayuda básica a más de 6.000 personas; la reubicación de 35.000 personas refugiadas; la construcción de refugios semiduraderos; el fortalecimiento de servicios de salud para 5.000 pacientes; la colocación de 600 farolas solares para mejorar la seguridad en los asentamientos; y la instalación de sistemas de agua potable que beneficiarán a unas 30.000 personas. Estos esfuerzos, aunque significativos, requieren del compromiso sostenido de la comunidad internacional para garantizar una protección efectiva y digna a quienes lo han perdido todo.


