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Situación global de desplazamientos forzados
En 2024, la cifra de desplazados forzosos en el mundo se situó en los 123,2 millones de personas. Los conflictos activos en países como Sudán, Ucrania, Siria, Afganistán y Myanmar continuaron siendo las principales causas de desplazamiento forzado. En conjunto, las personas afectadas por estos conflictos representan más de un tercio del total de personas que se han visto obligadas a huir.
En particular, se destaca el caso de Sudán, que ya alcanza los 14,3 millones, lo que equivale aproximadamente a un tercio de su población; es decir, una de cada tres personas de la población nacional ha sido desplazada forzosamente.
Es significativo también el caso de Siria, en donde, tras más de una década de conflicto y con cerca de dos millones de personas retornadas en 2024, la situación sigue siendo grave. Principalmente, la falta de seguridad, la destrucción generalizada de infraestructura y la crisis económica impiden que estos regresos sean seguros y duraderos.

Por otro lado, en Myanmar, la persistencia prolongada del conflicto y la discriminación sistémica contra la población rohingya han obligado a más de cinco millones de personas a abandonar forzosamente sus hogares. La mayoría emprendieron rutas peligrosas hacia otros países; en 2024 se reportaron al menos 660 muertes o desapariciones en el mar.
Asimismo, la región del Sahel está viviendo una crisis compuesta por la combinación de violencia armada, terrorismo, inestabilidad política y fenómenos climáticos extremos. Todo ello ha provocado un incremento del 58 % en el número de personas desplazadas desde 2020.
¿Quiénes son las personas desplazadas?
Del total de personas desplazadas a nivel global, cerca del 60 % son personas desplazadas internamente (IDP), esto es, se han visto obligadas a abandonar su hogar y se mantienen dentro de las fronteras de su propio país. Para finales de 2024, se registraron aproximadamente 73,5 millones de personas en esta situación, lo que representa un incremento del 9 % en comparación con los registros del 2023.

Por ejemplo, entre ellas, en Sudán se reportaron 11,6 millones de desplazamientos internos. Además, en 2024, el conflicto y otras formas de violencia ocasionaron más de 20,1 millones de desplazamientos internos, concentrándose más del 60 % de los mismos en República Democrática del Congo (RDC), Haití, Myanmar, Sudán y Ucrania.
Respecto a la población restante, es decir, 42,7 millones de personas, son refugiadas, que sí que han cruzado fronteras internacionales en busca de seguridad. Esta cifra incluye tanto a quienes están bajo la protección de ACNUR como a la población refugiada palestina amparada por la UNRWA.
La realidad es que alrededor del 67 % de las personas refugiadas permanecen en países vecinos a su lugar de origen, y el 73 % de las mismas se encuentra acogida en países con ingresos bajos o medios. Así, se hace evidente que los países más desarrollados no son los principales receptores de personas desplazadas.
Retornos en condiciones inciertas
A pesar de que el número de personas desplazadas aumentó durante el año 2024, también se registraron retornos. Aproximadamente 9,8 millones de personas desplazadas lograron regresar a sus hogares, de los cuales 1,6 millones eran personas refugiadas y 8,2 millones de desplazadas internas.
No obstante, muchos de estos retornos ocurrieron en contextos frágiles. Como ejemplo, en Afganistán, quienes regresan se enfrentan a condiciones de pobreza extrema, inseguridad alimentaria, falta de empleo y servicios públicos deficientes.

En el caso de Siria, se dio el regreso de más de 500.000 personas tras la caída del régimen de Assad en diciembre de 2024. Sin embargo, muchas de ellas se encuentran con viviendas destruidas y sin acceso a servicios básicos. Ante ello, ACNUR reitera que no se debe forzar el retorno de personas sirias hasta que se aseguren condiciones mínimas de seguridad y dignidad y que este retorno siempre debe ser voluntario e informado.
En términos generales, en 2024, alrededor de 188.800 personas refugiadas fueron reasentadas en terceros países, mientras que otras 88.900 obtuvieron la ciudadanía o la residencia permanente en los países de acogida.
Estas cifras muestran avances, pero siguen siendo excepciones frente a la dimensión del desplazamiento forzoso a nivel global. Y es que el aumento de retornos no siempre implica una solución duradera, ya que en muchos casos implica ciclos de desplazamiento y retorno debido a la persistente falta de paz y estabilidad en los lugares de origen. Por ello, ACNUR advierte que los regresos actuales no pueden considerarse soluciones sostenibles mientras no existan garantías de seguridad y estabilidad.
Crisis en el sistema humanitario
ACNUR y otras agencias humanitarias enfrentan una grave crisis financiera, haciendo evidente que, a pesar de que la cifra de personas desplazadas se ha duplicado desde 2015, la financiación disponible apenas ha aumentado. Esto ha obligado a reducir las ayudas esenciales que afectan a la distribución de alimentos, albergue y protección, especialmente para mujeres y niñas.
Las consecuencias de estos recortes afectan tanto a las comunidades que acogen a las personas desplazadas como a los programas de retorno; sin suficiente apoyo, muchas personas podrían verse nuevamente forzadas a huir, perpetuando su vulnerabilidad.

El futuro de las personas desplazadas
La disminución de la cifra global de las personas desplazadas en los primeros meses de 2025 supone un pequeño alivio, pero su continuidad dependerá de factores complejos: la detención de conflictos en zonas como Sudán, Ucrania o RDC, condiciones seguras de retorno en países como Siria o Afganistán, y la disponibilidad de financiación adecuada.
Para una reducción sostenible, es necesario un enfoque integral que enfrente tanto las raíces estructurales (entre otras los conflictos armados, la discriminación, y el incumplimiento del Derecho Internacional Humanitario) como sus efectos inmediatos. Mientras tanto, es esencial que los gobiernos y los donantes internacionales refuercen su apoyo humanitario y su compromiso con soluciones duraderas.


