Compartir la mesa, degustar los manjares, felicitar a la cocinera y el cocinero, aplaudir la contribución de la más pequeña de la familia es lo que convierte en especial las comidas y las cenas de Navidad. Cierto que tal vez sea la única ocasión del año en que se saborea una pularda rellena, pues el trabajo que exige reserva la receta para días especiales, pero también cuenta el hecho de que estos días la mesa es un lugar de encuentro que se prolonga.
No se trata solo de un lugar y un tiempo para el paladar, y si bien los sabores se degustan, los olores se agradecen, la vista juega en rojos y dorados, se escuchan voces en directo que tal vez en meses solo se oyeron por teléfono y se ve la sonrisa de quien termina un bocado y exclama ¡qué rico que está esto!
Para llegar a este punto, y esto lo repiten grandes chefs y afamadas cocineras, el autor o la autora ha tenido que disfrutar mientras elaboraba el manjar. Si las cosas se hacen con una sonrisa, imaginando los rostros de aquellos a quien se quiere agasajar, al asado se le añade el mejor ingrediente: el amor. Por eso, convencidos como estamos de que hay que disfrutar mientras se cocina, ofrecemos una serie de consejos con el firme propósito de ayudar a mejorar los guisos.
De víspera
–Hacer la compra de algunos productos unos días antes, incluso semanas, además de ayudar al bolsillo evita el estrés prenavideño.
–Las sopas de pescado y las cremas ganan en intensidad de sabor cocinándolas de un día para otro y guardándolas en la nevera. Esta es una excusa perfecta para cocinar la tarde anterior, dejándose acompañar por una buena música o el programa de radio favorito, sin prisas por terminar.
–Preguntar a cada cual qué es aquello que le gusta o le apetece ayuda a elaborar el menú.
– Planear con antelación el orden de actuación ayuda a organizar el «zafarrancho».
–Ordenar la nevera y el frigorífico y reservar baldas o cajones para los alimentos que confeccionará el menú, además de dejar a la vista los productos cotidianos y facilitar su acceso, se hace espacio para alimentos que no están presentes el resto del año como las botellas de cava o vino blanco.
–Si se es anfitrión de cena y comida, dejar los platos más sencillos o aquellos que se pueden preparar a falta del último toque para la comida, y reservar las apuestas más sofisticadas y laboriosas para la cena. Se tiene más tiempo y más ganas.
Durante la preparación
– Limpiar almejas y otros moluscos, para que luego no nos encontremos con arena, es espolvorearlas con sal gorda y dejarlas reposar unos 30 minutos y después lavarlas con bastante agua.
–Dividir la encimera y la mesa de cocina, si se tiene, en espacios de acuerdo a los platos que se van a cocinar, y al orden en que van a ser servidos.
–Preparar los ingredientes pero no su aderezo. Esto es: si vamos a hacer una ensalada templada de chipirones con vinagreta se pueden dejar listas las partes para luego no tener más que mezclarlas.
–Aunque se trata de conseguir que la cocinera o cocinero también pueda disfrutar de la mesa, sin duda tendrá que levantarse y dar los últimos toques al guiso, al pescado o al asado. Esto, sin embargo, debe limitarse a operaciones culinarias, con lo que todo lo demás: la bandeja, los cubiertos y las guarniciones deben estar preparadas de antemano.
–Para conservar algunos alimentos templados, se pueden elaborar con unas horas de anticipo y dejar enfriar tapados con un paño de cocina que conservará su punto hasta 3 horas, un tiempo muy estimable para poder funcionar con más calma.
Al servir
–Platos separados por corchos. Si una de las recetas hay que servirla ya en el plato, por ejemplo la ensalada que citamos arriba antes, se puede disponer los platos uno encima de otro separados por corchos de tal manera que se amontonan, pero no se estropean los alimentos. Además, se gana es espacio en la cocina.
–Trinchar la carne o el pescado en la mesa es, reconozcámoslo, facultad de profesionales, y mejor dejárselo a ellos. Por eso, proponemos trincharlo en la cocina y presentar la bandeja en raciones, lo que no implica no decorar el plato. Todo lo contrario, la guarnición durará más si no hay que manipular el asado.
El trinchado, se haga en la mesa o en la cocina, merece de cualquier forma unos sencillos consejos:
. Es una operación dificultosa y de precisión. – Nos obliga a conocer la pieza a trinchar, para obtener un buen rendimiento y un buen corte que la haga apetitosa en el plato. Lo más normal es trinchar perpendicularmente al sentido de la carne. Hay que procurar no hundir el tenedor trinchante (se escapan los jugos). Si la carne está poco hecha, las lonchas deben ser gruesas. La forma más usual para conocer el punto de cocción es palpando con el dedo la parte central. Si ofrece resistencia es que está hecha. La pieza debe de reposar unos 15 minutos para que se asienten los jugos y la propia carne.
– El pescado. Cada pescado tiene su forma ideal de ser presentado, pero en general se aconseja colocarlo en una bandeja o vasija diferente a la usada para el asado o el guiso. Conviene acompañar a la carne, que previamente se ha limpiado en la cocina, con guarnición. Si la pieza de pescado lo permite, mejor hacer trozos grandes. Sea como fuere, jamás desmigar el pez.
– Aliñar. En estas fiestas no se escatima en vajilla con lo que es mejor preparar las salsas y los añilos y dejarlos listos en la mesa para que cada cual los use a su gusto.
Implicar a los niños y niñas
De todas las actividades que pueden llevarse a cabo en casa con los niños en estas fechas, una de las que más les estimula y divierte es la de cocinar. Los más pequeños pueden resultar estupendos pinches de cocina que separan envoltorios, ordenan alimentos, secan cacharros incluso se les puede proponer modelar unas trufas de chocolate recubiertas de avellana