El calabacín

Una hortaliza de la familia de la calabaza que admite múltiples aplicaciones en la cocina...
Por EROSKI Consumer 5 de marzo de 2002

Clasificación científica:

El calabacín es una hortaliza que pertenece a la familia de las Cucurbitacéas (Cucurbitaceae). Esta familia comprende unas 850 especies de plantas casi siempre herbáceas, trepadoras o rastreras, que producen frutos generalmente grandes y protegidos por una corteza firme. El calabacín es la especie Cucurbita pepo variedad Pepo.

Origen, diversidad y tipos:

El calabacín es originario de América. Actualmente se cultiva en los países mediterráneos, en Holanda y en Norteamérica. Las dos subespecies más reconocidas son: la pepo, de frutos de gran tamaño, esféricos u oblongos, de color amarillo o anaranjado, de agradable sabor dulce; y la ovifera, que proporciona frutos pequeños o medianos de forma variable y sabor generalmente amargo. Por otro lado, el conocido como minicalabacín no constituye una variedad especial, sino que se trata de un calabacín que se recolecta muy temprano.

Valor nutritivo:

Aunque el calabacín pertenece a la misma especie botánica que la calabaza, presenta características propias. Está formado principalmente por agua, hidratos de carbono en mayor cantidad que en la calabaza, y una baja proporción de lípidos y proteínas. Asimismo, el consumo esta hortaliza supone un aporte moderado de fibra. En cuanto al aporte vitamínico destaca la presencia de folatos y pequeña cantidad de vitamina C. A diferencia de la calabaza que es muy rica en betacarotenos (provitamina A), el calabacín apenas contiene. De minerales, destaca su contenido en potasio y pequeñas cantidades de magnesio y fósforo.

Tabla de composición (100 g de porción comestible):

Energía (Kcal)
Agua (mL)
Hidratos de carbono (g)
Fibra (g)
Potasio (mg)
Calcio (mg)
Fósforo (mg)
Folatos (mcg)
Vitamina C (mg)
Pro-vitamina A (mcg)
29,6
91
6
1,3
400
21
30
22,1
10
34

Ventajas e inconvenientes de su consumo:

Su escaso valor calórico justifica que se incluya con frecuencia como ingrediente de numerosos platos en dietas hipocalóricas dirigidas a conseguir perder peso. Sin embargo, la preparación culinaria influye directamente en este aporte calórico, e incluso se pueden duplicar las calorías si se consume frito.

Esta hortaliza destaca por sus propiedades emolientes (suavizantes) sobre el aparato digestivo debido a su contenido en mucílagos. Por ello, al tratarse de un alimento fácil de digerir y con ligero efecto laxante, su consumo resulta adecuado en caso de estómagos delicados, dispepsia (mala digestión), gastritis y estreñimiento. Por su elevado contenido de potasio y bajo de sodio, puede incluirse en las dietas de personas con patología cardiovascular y renal, así como en los casos de quienes padezcan de hipertensión arterial.

En la cocina:

El calabacín permite gran variedad de preparaciones culinarias, principalmente cocinado: cocido, rehogado, frito, asado, relleno o gratinado, como ingrediente en purés, salsas y pistos. Si se van a cocinar no es necesario pelar ya que es en la piel donde se concentran principalmente los nutrientes. En caso de que se vayan a freír, conviene secar un poco la carne antes de sumergirlo en aceite.

Criterios de calidad en la compra y conservación:

El calabacín es una hortaliza de verano, aunque se puede adquirir durante todo el año. En la compra seguiremos los siguientes criterios para elegir los ejemplares de mayor calidad: calabacines compactos, de pequeño o mediano tamaño, con la piel brillante, sin defectos ni manchas y pesados en relación con su tamaño. Se conserva bien durante 2 semanas en el verdulero de la nevera, separado de frutas y tomates, ya que es sensible al etileno (gas que éstos desprenden durante su almacenamiento como consecuencia de la respiración), por lo que puede llegar a alterarse con rapidez. También se puede congelar, previamente escaldado en agua hirviendo durante 3-5 minutos.

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