Noviembre: La calabaza de invierno
Hortalizas como el pepino o el calabacín pertenecen a su misma familia, las cucurbitáceas
- Autor: Por maitezudaire
- Fecha de publicación: miércoles 9 noviembre de 2005
Las principales variedades de calabaza son las de invierno y las de verano. Gracias a ello, las calabazas se encuentran disponibles en el mercado durante todo el año, si bien su mejor época es la que transcurre entre los meses de octubre y noviembre.
Las calabazas de invierno son una variedad más dulce que las de verano,
con un menor contenido de agua y una piel más gruesa, lo que también
permite que se conserven durante más tiempo. Dentro de este grupo se
encuentra la calabaza banana, la de cidra o zapallo (de pulpa gelatinosa e intenso
color amarillo) y la calabaza confitera o de cabello de ángel (de forma
y color variable), a partir de la cual se obtiene el popular cabello de ángel,
utilizado como relleno en diversos productos de pastelería. En la compra,
se aconseja elegir los ejemplares bien maduros y de corteza gruesa. Es preferible
adquirir aquellos frutos que sean pesados en relación con su tamaño,
rechazar los que tengan la piel suave (esto indica que la calabaza no está
lo suficientemente madura) y preferir los que conserven su rabo o pedúnculo,
ya que esto evita que la calabaza pierda humedad. De este modo, las calabazas
pueden conservarse durante un periodo de hasta 6 meses. En cuanto a su composición
nutricional, cabe destacar que el componente principal de la calabaza es el
agua, lo que unido a su bajo contenido en hidratos de carbono la convierten
en un alimento de bajo aporte calórico. Es buena fuente de fibra que
aporta valor de saciedad y mejora el tránsito intestinal, siendo en su
mayor parte mucílagos. Los mucílagos son un tipo de fibra soluble
que tiene la capacidad de suavizar las mucosas del tracto gastrointestinal (muy
útil en todo tipo de alteraciones digestivas). En relación con
las vitaminas, la calabaza es rica en beta-caroteno o provitamina A y vitamina
C; ambas de acción antioxidante, presentando también cantidades
apreciables de vitamina E, folatos y otras vitaminas del grupo B. En cuanto
a su riqueza mineral, se trata de un fruto rico en potasio. En menor proporción
aporta: calcio, hierro, fósforo y magnesio. La calabaza de inverno se
suele consumur cocinada: cocida, frita, rehogada o incluso gratinada. También
puede prepararse rellena de arroz o de cremas de verdura, marisco, etc. Además,
la pulpa de la calabaza puede utilizarse como acompañante de diversos
guisos y potajes ya que los suaviza y les da color.