El refinamiento de la cocina china

Olvidémoslo, en Occidente es muy difícil acceder a la sabiduría gastronómica de China reservada para los hogares y escasos restaurante cantoneses
Por EROSKI Consumer 16 de febrero de 2005

Cualquier lector de Amy Tan (si no han leído ‘El club de la buena estrella’, háganlo, es deliciosa) sabe que la comida china elaborada por chinos siguiendo recetas milenarias y modos acestrales de cocinar sólo podrá ser degustada en el hogar de un chino. Intuye también que los ménús que se encuentran en los restaurantes Occidente, salvo honrrosas y raras excepciones, nada tiene que ver con lo que un turista puede degustar en su viaje a la región de Cantón. Y decimos Cantón, pues es sin duda la zona de referencia, ya que China es muy grande, y tanto sus costumbres, sus lenguas y sus materias primas difieren como lo pudiera hacer un plato gaditano de uno escandinavo. Un último dato antes de lanzarnos a descubrir los sabores chinos: la comida cantonesa es considerada por los groumets como la mejor del mundo, antes que la francesa, que ocupa el segundo lugar.

La comida china es una de las más populares, ya que son muchas las personas que han tenido el placer de degustarla. Sin embargo, son pocos quienes la conocen de verdad y saben que la gastronomía china representa mucho más que rollitos de primavera, cerdo con salsa agridulce o arroz tres delicias.

Platos sorprendentes

La gastronomía china debe parte de su gran calidad al cuidado y esmero con el que elige sus materias primas, sus condimentos e incluso los utensilios a emplear. La tarea de poner nombre a los platos también es de gran importancia, algo que se puede comprobar al leer la carta de cualquier restaurante chino y encontrar nombres tan originales como «los tallarines que cruzan el puente», una sopa que se toma muy caliente, elaborada con fideos carne y verduras, y que se sirve con una fina capa de aceite que la cubre; o el «longfenghui», que traducido quiere decir el dragón (carne de serpiente) que encuentra al fénix (carne de pollo).

¿Qué elegir?

Para empezar con buen pie, nada mejor que decantarse por alguna ensalada, como una típica ensalada china, o bien otras más especiales elaboradas con pollo crujiente, col, soja… Cualquiera de ellas puede resultar muy agradable si además se le añade uno de los numerosos aliños que esta gastronomía posee, como el aliño de sésamo, el de miel y mostaza, o el de jengibre y lima. Para seguir, los platos de pescado, pollo o vegetales, constituyen una buena opción, por lo que se acertará eligiendo por ejemplo cerdo rojo con castañas, codillo con azúcar cristalizado, menestra de verduras crujientes, pescado «claro» a la cantonesa, elaborado con pescado blanco que se acompaña de jengibre, aceite de cacahuete y soja; pollo Chum-Pi, en el que la carne se acompaña con ingredientes tan exóticos como vinagre de arroz, piel de naranja o aceite de sésamo entre otros; o sopa de nidos de salangana, un ave muy empleada en la gastronomía china, cuyos nidos constituyen el principal ingrediente de esta curiosa sopa junto con el pollo, el jamón y un tipo de guisante denominado tirabeque.

Restaurantes de todo tipo

En china, algunos de los mejores restaurantes se encuentran en lujosos hoteles y centros comerciales. En este país, la importancia de las comidas no se mide por la cantidad de alimento presente en el plato, sino por el número de platos servidos, lo que hace posible que en algunos restaurantes la carta conste de más de mil sugerencias.

Además de los locales en los que se puede disfrutar de la gastronomía más tradicional del país, existen numerosos restaurantes de comida internacional, así como cadenas de comida rápida que desde hace unos años han ido apareciendo en diferentes pueblos y ciudades.

Sus vinos

Para acompañar a los numerosos platos que se pueden disfrutar durante la comida, nada como la excelente calidad de un vino chino. Su sabor es totalmente distinto al del resto de los vinos debido a que se elaboran con arroz, uva, sorgo, maíz, frutas… por lo que sin duda, merece la pena probarlos.

Y para un punto y final acorde con la comida, nada como una taza de delicioso té verde, negro o de jazmín, aromáticos y muy digestivos.

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