Dieciséis cocineros de nuestro país han sido galardonados con nuevas estrellas Michelin. Ha pasado una semana desde la entrega de las estrellas, y todavía se siente la emoción de esta gala que hace felices a los cocineros premiados -porque supone llegar a lo más alto con su restaurante- y que también enciende la chispa de los gastrolovers y foodies, que avivan aún más su pasión por la cocina. Para ellos, comensales con buen gusto, estas distinciones renuevan las ganas de seguir disfrutando de la gastronomía y de sentir orgullo patrio por los cocineros que hacen las delicias de todos con sus espectaculares platos. A continuación se cuenta qué tienen de especial estos restaurantes con estrella.
Cocineros con estrella (y listas de espera)
Aunque los menús de los estrellas Michelin no están al alcance de todos los bolsillos, estos restaurantes son un referente gastronómico para el resto en cuanto a técnicas de elaboración, presentación de platos, mezclas de sabores y un largo etcétera, ya que son infinitos los avances y novedades que tienen locales como Diverxo, de David Muñoz, o Coque, de Mario Sandoval. Mientras la lista de espera por deleitarse comiendo en uno de los restaurantes de la ‘Guía Michelin’ se hace interminable, los establecimientos de a pie de calle también tienen una gran demanda, pues es difícil hacerse con una mesa en lugares como Perrachica o Triciclo.
La conocida ‘Guía Michelin’, ya centenaria, clasifica a los mejores restaurantes y los distingue con estrellas para realzar su excelencia.
- Una estrella designa un restaurante muy bueno en su categoría.
- Dos estrellas señalan calidad de primera clase en su tipo de cocina.
- Tres estrellas indican una cocina excepcional que justifica de por sí el viaje. En nuestro país, hay ocho establecimientos que gozan de esta distinción.
¿Qué tendrán estos restaurantes que hacen que las listas de espera sean de meses? ¿Qué secreto esconden entre los fogones? La clave, coinciden los expertos, es llegar al interior de las personas, que sus cinco sentidos sientan el plato y que con solo leer la carta imaginen y mantengan la expectativa hasta que el primer bocado se funda en su boca. Quien ha tenido la oportunidad de probar la alta gastronomía sabe que es una experiencia de 360º, la combinación perfecta de todos los ingredientes sobre una base de creatividad. De hecho, ya la entrada a este tipo de locales y el entorno, en general, tienen una atmósfera especial que va introduciendo a los comensales en la historia que el chef les cuenta a través de sus creaciones. Precisamente, esa es una de las características especiales: que el arte de la gastronomía se sienta fuera y dentro de la mesa.
Estrellas gastronómicas: detalles que importan
Una vez comenzada la aventura gastronómica, entran en acción factores como el trato del servicio, que debe ser excelente con independencia del formato o del precio del cubierto. Cuando se recomienda un restaurante es importante que aparezca la coletilla de «el trato es espectacular»; sea como sea, siempre ayuda a que las personas se decidan a la hora de escoger un establecimiento para comer.
La apariencia de la carta, la decoración, la vajilla, la mantelería, la iluminación, la música ambiental… son aspectos que suman puntos en los restaurantes Michelin. Son elementos que se cuidan hasta el más mínimo detalle porque los comensales, cada vez más exigentes, los aprecian y valoran.
Del mismo modo, cuando llega el momento de escoger la bebida, la carta de vinos es un signo de distinción, que aporta caché al establecimiento, por lo que la opinión del sumiller vale su peso en oro. Una buena comida debe estar acompañada por un buen vino. La figura de los sumilleres o de los camareros que aconsejan con qué maridar cada plato tiene casi la misma relevancia que la del chef, dado que no acertar con el vino puede estropear una gran comida.
Más que una comida, una experiencia gastronómica
Algo que diferencia a los restaurantes con reconocimiento Michelin del resto es el menú cerrado. El chef y su equipo elaboran un menú con diferentes sugerencias que siguen la misma línea de sabores, texturas, contrastes… ¡Ese es uno de los secretos de su éxito! Los comensales quieren dejarse llevar y sorprender. La fórmula está en conseguir emocionar con la cocina, llegar a activar los sentidos. Ya no es cuestión de gustos, porque otra de las claves es que un menú con estrella Michelin debe ser capaz de complacer cualquier paladar. La emoción gastronómica está por completo vinculada a la cocina gourmet, juega con los estados de ánimo y la experiencia queda grabada en las personas que la viven.
Al mismo tiempo que se tocan las emociones, la cocina avanza en todos sus campos: ingredientes creados con i+D, nuevas técnicas de elaboración, combinación de sabores, creación de texturas… Así se desarrolla la experiencia de los comensales en la gastronomía, un placer que se cultiva y mejora con el tiempo.
Por ello, en los restaurantes de la famosa ‘Guía Michelin’ se traspasan fronteras: se supera el objetivo básico de «nutrir con la comida» para crear «arte gastronómico» que se admire y disfrute con los cinco sentidos. Es un diálogo interno del chef con los comensales, en el que no hay palabras, solo sentido y emoción.