La juventud española consume pocas verduras, cereales y patatas y muchos embutidos y carne

Un informe advierte de que los cambios en la dieta mediterránea afectan especialmente al colectivo de 2 a 24 años
Por EROSKI Consumer 22 de julio de 2003

Los niños y jóvenes españoles consumen pocas verduras, cereales y patatas y gran cantidad de embutidos y carnes rojas. Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por el Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que alerta de que los cambios en la tradicional dieta mediterránea afectan especialmente al colectivo de 2 a 24 años de edad.

Los autores de este trabajo analizaron los hábitos alimentarios de la población española de 2 a 24 años. En la investigación, que también estudió el consumo de alimentos en función de la región geográfica, participaron 3.854 personas (1.905 mujeres y 1.629 hombres).

La conclusión a la que llegaron fue que el consumo de frutas entre los jóvenes y niños españoles es «moderado» y, en algunos casos, «bajo». Así, la ingesta de fruta es de 191 g diarios, mientras que la de verduras se sitúa en los 90 g diarios, consumo muy inferior al recomendado para estos colectivos.

También concluyeron que los hombres consumen más cantidades de todos los grupos de alimentos, a excepción de las verduras, cuya ingesta es algo mayor en las mujeres (94,8 g frente a los 86,2 g de los hombres), los azúcares y el cacao, donde no se detectan diferencias entre ambos sexos.

Región geográfica

Por regiones, el centro de España presenta el mayor consumo de bollería y embutidos, y menor ingesta de lácteos, patatas y huevos, indica el estudio; mientras que la población del noreste, que comprende Cataluña, Aragón y Baleares, presenta el mayor consumo de carnes rojas y verduras, y el menor de leche.

Por su parte, los que viven en el norte consumen más yogur, pescado, grasas de adición, huevos, azúcar y cacao, y menos quesos, aves y conejo, y fruta. En el sur, por el contrario, el consumo de aves y conejo es mayor, mientras que se toman menos salsas, azúcar y cacao.

Finalmente, en Levante se registran las mayores ingestas de cereales y salsas, y la menor de legumbres, mientras que en Canarias se toma gran cantidad de leche, quesos, otros lácteos y patatas, y menos cereales, pescado, carnes rojas, embutidos y frutos secos.

Nivel socioeconómico

Un dato curioso detectado por los responsables del informe es que cuando aumenta el nivel socioeconómico del consumidor se incrementa el consumo de yogur, quesos, bollería, pescado, carne roja, frutas y verduras, mientras disminuye el de embutidos y bebidas alcohólicas.

Asimismo, descubrieron que el nivel de instrucción de la madre influye decisivamente en los hábitos alimentarios de los hijos. Concretamente, el nivel educativo de la madre influye en un mayor consumo de yogur, lácteos, carne, pescado, así como de frutas y verduras, afirman los autores.

El estudio advierte de que el mayor consumo de embutidos, aves y conejo y bebidas alcohólicas se produce entre los estratos económica y culturalmente más desfavorecidos, que «acostumbran a situarse en algún suburbio de las grandes ciudades y en núcleos de tamaño mediano y pequeño».

Ante las diferencias territoriales ligadas a la condición socioeconómica, los autores apuestan por la promoción de intervenciones nutricionales, con el objetivo de disminuir las desigualdades entre regiones y entre estratos de la misma comunidad autónoma.

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