Las naranjas sanguinas

Un cítrico dulce que presenta un característico color frambuesa en su piel, su pulpa y su jugo
Por EROSKI Consumer 15 de junio de 2004

Existen numerosas variedades de naranjas con particularidades en su sabor, jugosidad, tamaño, condiciones de cultivo y productividad diferentes. Esto permite que se pueda elegir el tipo más adecuado para cada empleo concreto; bien sea para su consumo como fruta de mesa, zumo, para la fabricación de distintos derivados (mermeladas, macedonias…), etc.

Se conocen dos especies de naranjas, cada una con numerosas variedades que se diferencian entre sí sobre todo en el sabor. Las naranjas dulces son las naranjas de mesa por excelencia, mientras que las naranjas amargas tienen un sabor tan ácido y amargo que no se suelen consumir en crudo y se reservan para la elaboración de mermeladas y la obtención de aceites esenciales.

Dentro de las naranjas dulces, están las conocidas naranjas sanguina o sanguigna, variedad que se diferencia del resto porque sintetizan pigmentos rojos (antocianinas) en la pulpa y a veces en la piel, lo que les confiere un curioso y atractivo color rojizo.

Este proceso sólo se produce si se dan bajas temperaturas nocturnas, y los frutos no adquieren la tonalidad rojiza hasta el otoño o invierno, adquiriendo el zumo un sabor especial que recuerda al de las cerezas o las frambuesas. La naranja sanguina es una variedad que sólo se cultiva en la región mediterránea.

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