Leches fermentadas y diarrea aguda en la infancia

El yogur y otras leches fermentadas con bacterias vivas desempeñan un papel importante en la prevención y tratamiento de la diarrea aguda del lactante y del niño pequeño.
Por EROSKI Consumer 8 de noviembre de 2001

La diarrea es todavía uno de los mayores problemas sanitarios en los países industrializados. Existen muchos virus, bacterias, parásitos y otras causas variadas capaces de infectar el intestino humano y causar lesiones locales y enteritis sintomática. El rotavirus humano constituye la causa más frecuente (entre el 40 y el 50% de los casos) de diarrea aguda en los lactantes y niños pequeños de todo el mundo. En este sentido, hay multitud de investigaciones científicas que muestran la evidencia de que las leches fermentadas pueden desempeñar un papel importante en la prevención de las diarreas agudas del lactante y niño pequeño y también pueden ayudar a reducir los síntomas y la duración de la diarrea. En la prevención de la diarrea aguda es fundamental la mejora del equilibrio microbiano intestinal, y a esto contribuye la ingesta diaria de leches fermentadas (yogur y otros productos) a partir de probióticos que ayudan a mejorar la respuesta inmunitaria y la función gastrointestinal. En general, se admite que los probióticos son microorganismos vivos que sobreviven al paso por el tracto gastrointestinal y que al ser ingeridos en cantidades suficientes ejercen efectos beneficiosos en la salud de quien los consume, más allá de los efecto nutricionales tradicionales, especialmente por su capacidad de contribuir a mejorar el balance microbiano intestinal. Al mismo tiempo, con el consumo de leches fermentadas con microorganismos vivos se permite una ingesta, digestión y absorción más adecuada de nutrientes, de manera que mejorará el estado nutritivo del niño.

Efectos de las leches fermentadas sobre la flora intestinal Producen un efecto barrera protegiendo la mucosa intestinal de la adhesión de los virus, bacterias y parásitos que el pequeño ingiere con los alimentos, y así mismo, produce metabolitos (ácido láctico, peróxido de hidrógeno, sales y ácidos biliares conjugados, etc.), que inhiben el crecimiento de bacterias patógenas. Los problemas intestinales creados por una proliferación excesiva de ciertas bacterias pueden producir diarrea. Los lactobacilos que aporta el yogur u otras leches fermentadas al organismo son los microorganismos apropiados para restablecer el equilibrio en el intestino. Por tanto, una alternativa para reducir la duración de los síntomas y la excreción de los virus en los pequeños es fomentar el consumo de yogur u otras leches fermentadas con bacterias vivas. En este sentido, Guarino y cols. estudiaron 100 niños de edades comprendidas entre 3 y 36 meses afectos de diarrea aguda con leve o moderada deshidratación. En 61 niños los cultivos fueron positivos a rotavirus y en 39 niños los resultados fueron negativos. Se trataron aleatoriamente con rehidratación oral o rehidratación oral y administración de Lactobacillus casei. El número de niños que excretaba rotavirus a los 6 días de iniciar la diarrea fue significativamente inferior en los niños tratados con rehidratación oral y Lactobacillus casei. Las leches fermentadas, debido a su alto valor nutritivo, proporcionan a la dieta una excelente cantidad de proteínas, vitaminas y minerales y mejoran la digestión de la lactosa, a veces comprometida en los niños afectos de diarrea aguda. El tratamiento con bacterias acido-lácticas que mejora la respuesta inmunitaria contra los virus y, en especial, contra el rotavirus, a través de mecanismos no específicos, puede explicar la eficiacia del dicho tratamiento.

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