Los lácteos y el exceso de mucosidad
Restringir o moderar el consumo de productos lácteos durante un proceso catarral, puede contribuir a la desaparición la mucosidad, uno de sus síntomas más molestos.
- Autor: Por maitezudaire
- Fecha de publicación: jueves 15 abril de 2004
¿Por qué aparece la mucosidad?
La mucosidad generalmente aparece como consecuencia de gripes, catarros,
alergias... Estos procesos tienen además muchos otros síntomas
como fiebre, dolor de cabeza, tos, irritación de garganta, etc. Sin embargo,
el exceso de mucosidad es el síntoma predominante y sin duda uno de los
más molestos. La mucosidad puede tener un aspecto líquido que
tiene como consecuencia un incómodo y constante goteo. En otras ocasiones
hay una producción mayor de moco, y éste exceso puede provocar
una congestión nasal que dificulta la respiración.
La congestión nasal aparece como consecuencia de la inflamación
de la membrana mucosa que tapiza el interior de las cavidades nasales y que
da lugar a la producción aumentada de mucosidad. Un modo muy sencillo
de evitar que las mucosas se sequen es propiciar un ambiente húmedo mediante
la utilización de humidificadores, así como mantener una ingesta
de líquidos adecuada, ya que de este modo se favorece que las secreciones
de moco se fluidifiquen evitando la congestión. Y además hay que
tener en cuenta que existen alimentos que se consideran generadores de mucosa,
como es el caso de los lácteos, que aumentan y espesan la mucosidad,
por lo que su consumo ha de moderarse cuando se sufra éste tipo de síntomas.
Influencia de los lácteos
La leche es un alimento rico en proteínas de alta calidad.
Además es una excelente fuente de calcio y de vitaminas liposolubles,
concretamente vitamina A y D, así como de ciertas vitaminas del grupo
B.
Los derivados lácteos entre los que se incluyen alimentos como el yogur,
los batidos, la cuajada, los helados, el kefir o el queso, son alimentos de
fácil digestión y consumo. Al igual que la leche, están
especialmente recomendados en periodos de crecimiento y desarrollo, como la
infancia y la adolescencia, así como en situaciones fisiológicas
concretas como son el embarazo y la lactancia. El consumo de estos productos
ayuda además, al buen mantenimiento de los huesos en personas adultas
y ancianos. Todo estas propiedades hacen que los lácteos sean alimentos
a incluir de forma diaria en nuestra dieta.
Sin embargo, pese a todas las cualidades, existen situaciones en las que se
aconseja que el consumo de estos alimentos sea moderado. Este es el caso de
la producción excesiva de mucosidad. Los productos lácteos son
considerados alimentos que favorecen la producción de moco, por lo que
disminuir su consumo puede mejorar este síntoma. Algunos estudios afirman
que una de las causas del exceso de mucosidad es el pH excesivamente ácido
de algunos derivados lácteos como el yogur, mientras que otras fuentes
señalan a las proteínas presentes en la leche de vaca como causantes
de las mucosidades nasales excesivas.
Aunque existe un cierto desconocimiento sobre la relación directa de
los lácteos en el aumento de la mucosidad, lo que sí se sabe es
que al moderar o restringir la presencia de productos lácteos en la dieta,
la cantidad de mucosidad disminuye de forma importante, por lo que se facilita
la desaparición de la congestión nasal, y se mejora la respiración.
Alimentos mucolíticos
Alimentos como el ajo, la cebolla o los puerros están especialmente
indicados en casos de exceso de mucosidad, ya que poseen efectos expectorantes
y mucolíticos, es decir, tienen la propiedad de disolver o destruir la
mucina, un mucopolisacárido o glucoproteína constituyente principal
del moco, gracias a la presencia en su composición de compuestos azufrados.
Esto hace que contribuyan a que la congestión nasal desaparezca, facilitando
de este modo la respiración.
Es aconsejable además, llevar a cabo una dieta rica en líquidos
que ayude a eliminar las mucosidades, así como propiciar un ambiente
húmedo mediante el uso de humidificadores. De éste modo se puede
conseguir que los catarros y las alergias sean un poco menos molestos y no impidan
llevar a cabo las actividades cotidianas habituales.