Entrevista

«Es una garantía para los consumidores que Nutri-Score se actualice con regularidad»

Pilar Galán, nutricionista y miembro del Equipo de Investigación en Epidemiología (EREN), desarrollador de Nutri-Score
Por Natalia L. Pevida 1 de enero de 2024
Pilar Galan Nutri-Score
Imagen: Pilar Galán
Cuando Nutri-Score fue propuesto en 2014, estaba prevista su actualización en función de la evolución de los conocimientos científicos. También hay que tener en cuenta lo que hemos aprendido desde su implantación en condiciones reales y la evolución del mercado alimentario, especialmente la aparición de nuevos productos y las reformulaciones practicadas por la industria para obtener una mejor puntuación. La actualización más reciente del algoritmo ha sido realizada por un comité científico internacional compuesto por expertos independientes, sin conflictos de intereses, entre los que se encuentra la nutricionista y epidemióloga Pilar Galán. En su opinión, «es una garantía para los consumidores que, como cualquier herramienta de salud pública, Nutri-Score se actualice con regularidad, igual que se actualizan las recomendaciones nutricionales dirigidas a la población».
Uno de los propósitos de esta actualización es ayudar a diferenciar mejor los productos procedentes de harinas refinadas de los elaborados con harinas integrales, ¿se ha logrado? 

Sí, es un cambio muy importante en términos de salud pública. Los trabajos científicos demuestran los beneficios para la salud del consumo de alimentos ricos en fibra en comparación a sus equivalentes refinados. Las últimas modificaciones propuestas en el cálculo del Nutri-Score permiten discriminar mejor entre los dos tipos de productos. Por ejemplo, en el caso del pan se observa una mayor diferenciación entre aquellos elaborados con grano entero —mayoritariamente clasificados en A— y los fabricados con harinas refinadas, clasificados entre B y C en función de su contenido en sal.

Algunos fabricantes consiguen jugar con los puntos positivos y negativos para mejorar su puntuación. ¿Esta actualización dificulta estas prácticas?

Esto ha sido posible hasta ahora en un número muy limitado de casos en los que los fabricantes han sido capaces de obtener una mejora del Nutri-Score de sus productos modificando la elección de sus ingredientes. Pero la reciente actualización, que penaliza mucho más la presencia de azúcar (hasta 15 puntos menos en lugar de los 10 actuales) y de sal (hasta 20 puntos en la calificación final en lugar de 10), hace que sea aún más difícil compensar artificialmente la presencia de puntos negativos. El nuevo cálculo sigue impulsando a la industria a reformular sus productos, pero de manera más coherente.

Una de las críticas habituales es que Nutri-Score se basa en el nutricionismo, es decir, que evalúa los alimentos por sus nutrientes de forma independiente en lugar de hacerlo por su composición global. ¿Es errónea esta creencia?

Sí, porque, a diferencia de otros logotipos nutricionales que dependen de un número muy limitado de nutrientes (azúcar, grasas saturadas y sal), Nutri-Score toma en consideración un número mayor, además de otros elementos nutricionales, como proteínas, fibra, presencia de frutas y hortalizas, leguminosas… Esto permite aportar a los consumidores una imagen sintética de la calidad nutricional global de los alimentos. Detrás de esta crítica se puede ver que existe una confusión entre los objetivos de las recomendaciones nutricionales de salud pública (las guías alimentarias) y los de un logotipo nutricional como Nutri-Score, ya que son dos informaciones diferentes que se complementan.

¿Qué cambios les hubiera gustado implantar y se han quedado por el camino?

Incluir la información sobre el procesamiento a través de un reborde negro enmarcando Nutri-Score para los alimentos ultraprocesados y clasificados como NOVA 4. Se trata de un punto importante, en términos de salud pública, que deberá tenerse en cuenta en el trabajo futuro del comité científico. Los cambios propuestos son ya muy ambiciosos y mejoran realmente la eficacia del algoritmo subyacente al Nutri-Score a la luz de los datos científicos actuales. En el futuro, se llevarán a cabo otras actualizaciones según la evolución de los conocimientos científicos en el ámbito de la nutrición de salud pública, por ejemplo, cada tres o cuatro años. 

¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta Nutri-Score en el futuro?

Entre los principales desafíos a los que se enfrenta Nutri-Score para el futuro se puede citar la necesidad de que llegue a imponerse frente a los grupos de la industria agroalimentaria que todavía se niegan a añadirlo en los alimentos que fabrican y que, además, desarrollan un lobby intenso a nivel de los Estados que lo han adoptado y de la Comisión Europea para desacreditarlo e impedir su aplicación mediante fake news. Un reto importante es poder obligar a esas compañías agroalimentarias a ser transparentes y esto será posible si Nutri-Score es obligatorio en Europa, lo que requiere cambiar el reglamento actual sobre la información de los consumidores.

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