¿Qué es peor: un poco de alcohol a diario o mucho el fin de semana?

Aunque el consumo de alcohol concentrado en un día es muy peligroso, la ingesta moderada de alcohol también pone en riesgo la salud física y mental
Por Julio Basulto 2 de diciembre de 2015
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Imagen: yacobchuk1

La BBC (British Broadcasting Corporation), el servicio público de radio, televisión e Internet del Reino Unido, ha publicado un artículo en castellano en su portal BBC Mundo, centrado en el consumo de alcohol. El título del reportaje es tan sugerente como explícito: ‘¿Qué es peor: un par de copas diarias o una gran borrachera los fines de semana?’ A continuación, se retoman las principales observaciones del artículo británico, se exponen los datos de un interesante experimento con bebidas alcohólicas y se profundiza en los efectos del consumo de alcohol sobre la salud.

Bebidas alcohólicas: dos hermanos, un experimento

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Imagen: melalouise

En el interesante artículo ‘¿Qué es peor: un par de copas diarias o una gran borrachera los fines de semana?’, el canal BBC detalló el pasado mes de mayo cómo dos médicos gemelos idénticos, Christopher y Alexander van Tulleken, se sometieron a un experimento relacionado con el consumo de alcohol. Lo hicieron con la asistencia de especialistas del reputado Hospital Royal Free del Reino Unido, que cuenta con una larga trayectoria de investigaciones en el campo del alcoholismo.

En el experimento, tras un mes de abstinencia, ambos hermanos siguieron un patrón diferente de consumo. Así, por una parte, Christopher bebió cada día, durante un mes, 250 mililitros de vino (unas dos copas de vino al día). Es una cifra acorde con las recomendaciones de ingesta máxima diaria de alcohol para un varón en el Reino Unido. Por su parte, Alexander fue abstemio seis días por semana, pero tomó 21 unidades de alcohol un día del fin de semana, también durante un mes.

Alcohol a diario o solo el fin de semana: los resultados

Alexander puso en juego su vida, dado que los análisis de sangre realizados por Hospital Royal Free constataron que su sangre alcanzaba, horas después de beber, niveles que podrían causar la muerte por intoxicación etílica. El alcohol también provocó que en muchas ocasiones Alexander olvidase por completo qué había hecho la noche anterior. Además, se sentía muy afectado días después de la borrachera, hasta el punto de que nunca consiguió recuperarse entre una sesión y otra. Pese a todo, Alexander esperaba con ansiedad que llegase el fin de semana tras los seis días de recuperación, claro síntoma del poder adictivo del alcohol.

Christopher, por su parte, también mostró signos de adicción: le costaba dejar de beber una vez alcanzado el límite que debía tomar cada noche. Pero también constató perjuicios en su rendimiento laboral. Lo interesante es que, contra todo pronóstico, los análisis del Hospital Royal Free revelaron que el hígado de Christopher estaba en tan mal estado como el de Alexander.

La primera conclusión, obvia, es que aunque el consumo de alcohol concentrado en un día es muy peligroso, la ingesta «moderada» también pone en riesgo la salud física y mental, puede generar adicción, llevar a conductas adictivas e incluso comprometer el rendimiento laboral. La segunda conclusión es que las guías que detallan cuánto alcohol se puede consumir a diario sin poner en riesgo la salud deben revisarse.

El alcohol no es saludable

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Imagen: SXC

En cualquier caso, dado que este experimento no es una investigación publicada en una revista científica y en la que haya participado un gran número de voluntarios, conviene tomar sus resultados con precaución.

Sí es un estudio fiable, sin embargo, el publicado el 10 de febrero de 2015 en la revista BMJ. Sus autores constataron que los supuestos beneficios del consumo «moderado» de alcohol se deben atribuir no a las bebidas alcohólicas, sino a las características de las personas que toman menores cantidades de alcohol, tales como factores personales, socioeconómicos o relacionados con el estilo de vida como, por ejemplo, que suelen consumir más frutas y hortalizas, alimentos que pueden proteger a largo plazo de padecer enfermedades crónicas.

A la anterior observación es imprescindible añadir el resultado de otra investigación, también publicada en la revista BMJ, aunque un poco después (en agosto de 2015). En un comentario relacionado con este estudio e incluido en la página web de la Universidad de Harvard, se informa de que el consumo bajo o moderado de alcohol aumenta el riesgo de diversos tipos de cáncer, sobre todo el cáncer de mama en mujeres. Esto último lo repiten una y otra vez las sociedades científicas reputadas, como el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer.

Por todo lo anterior es necesario insistir en que el consejo sanitario más sensato en relación a la ingesta de alcohol es el que emitió la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1996: cuanto menos alcohol, mejor.

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