Un consumo elevado de azúcares añadidos en la adolescencia podría aumentar el riesgo cardiaco en la edad adulta

En adolescentes con sobrepeso u obesidad incrementaría además la resistencia a la insulina
Por EROSKI Consumer 14 de enero de 2011

El riesgo cardiaco en la vida adulta podría aumentar si durante la adolescencia se registra un consumo elevado de azúcares añadidos, según un estudio de la Universidad de Emory (Estados Unidos) que se publica en la revista «Circulation». Los adolescentes que consumen cantidades elevadas de azúcares añadidos en bebidas y alimentos son más propensos a tener perfiles de colesterol y triglicéridos que pueden conducir a una enfermedad cardiaca en años posteriores de la vida.

Esta investigación también muestra que los adolescentes con sobrepeso u obesidad con niveles más elevados de consumo de azúcar añadido tenían mayores signos de resistencia a la insulina, a menudo un precursor de la diabetes. Con azúcares añadidos los autores se refieren a cualquier edulcorante calórico que se añade a alimentos o bebidas en el proceso de producción o por propio el consumidor. El trabajo es el primero en evaluar la asociación de los azúcares añadidos y los indicadores de riesgo de enfermedad cardiaca en adolescentes.

Los resultados muestran que el 21,4% de la energía total de los adolescentes estudiados (2.157 individuos entre 12 y 18 años) procedía de esta fuente y que aquellos que consumían niveles más elevados tenían menores niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL), el colesterol bueno, y mayores de triglicéridos y lipoproteínas de baja densidad (LDL) o colesterol malo.

El estudio mostró que los adolescentes con un mayor consumo de azúcares añadidos tenían niveles de LDL de 94,3 mg/dL en comparación con los 86,7 mg/dL de los que tomaban niveles más bajos de azúcar, un 9% de diferencia. Los niveles de triglicéridos en los que tenían un consumo más elevado de azúcares añadidos era de 79 mg/dL en comparación con los 71,7 mg/dL de los que tomaban niveles más bajos, un 10% de diferencia. Por último, los autores destacan que los adolescentes con sobrepeso u obesidad con los niveles más altos de consumo de azúcares añadidos tenían mayores signos de resistencia a la insulina.

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