El zumo de apio se ha convertido en el nuevo «superalimento» de moda. Las celebrities lo desayunan (desde Gwyneth Paltrow a Naomi Campbell) y no hay un foody o influencer de los alimentos que no cuente milagros de él en Instagram. Pero ¿qué hay de verdad en sus supuestas virtudes? ¿Y cómo aprovechar todos los beneficios del apio al completo? Aquí despejamos las dudas.
El apio es un vegetal hidratante, rico en vitaminas C y K, pero que licuado o exprimido pierde algunos de sus beneficios dietéticos y nutricionales, ya que se elimina la fibra
Las redes sociales se han inundado de personas que sostienen vasos de zumo de apio y aseguran que esta bebida verde les libra de dolores de cabeza, les evita hinchazones de barriga y les protege de padecer el síndrome del intestino irritable. Y, por supuesto, afirman que este zumo purga sus cuerpos, liberándolos de toxinas.
Pero, vayamos por partes. Muchos dietistas están contentos con que este pequeño alimento verde haya captado la atención. Tiene una cantidad considerable de vitaminas, algo de fibra y, también, es crujiente, hidratante y refrescante. El apio, además, cuenta con pocas calorías; de hecho, después del pepino, figura como la hortaliza con menor valor energético. Y, en general, «su consumo resulta saludable y refrescante por su contenido en agua y sales minerales», dice la Fundación Española de la Nutrición. Este vegetal también es buena fuente de proteínas de calidad, así como de potasio, un componente que ayuda al sistema nervioso y protege los músculos. Y es rico en flavonoides, unas sustancias a las que se les atribuye capacidad antioxidante y antimicrobiana.
Hasta ahí, tomar zumo de apio es mejor que abusar de bocadillos de chorizo o de bollería industrial. Pero como insisten los expertos, hay muchos mitos que rodean a esta bebida, así que sus supuestas bondades como «superalimento» capaz de librar de jaquecas o de «limpiar el cuerpo» tienen poco sustento científico.
Mito: el zumo de apio es detox
Atiborrarse de zumo de apio no sirve para depurar el organismo. «Las frutas y verduras son alimentos saludables, pero no podemos confiar la salud a un batido o zumo que promete desintoxicarnos«, dice el dietista-nutricionista Julio Basulto. Los alimentos mágicos no existen.
Además, si somos rigurosos con la ciencia, «ningún alimento depura ni es capaz de desintoxicarnos«, señala Abel Mariné, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Barcelona.
El concepto detox (o alimento depurativo), esa idea de que se pueden quitar del cuerpo toxinas y olvidarse de los excesos del fin de semana o de limpiar los órganos desde cero con algunos alimentos, es un bulo. De hecho, apuntan los expertos, es un concepto sin fundamento médico, y más bien diseñado para vender cosas.
Ni depuran, ni limpian, ni eliminan toxinas. Estas tareas, por suerte, ya las realizan órganos como los riñones, el hígado y hasta los pulmones y la piel que, cuando están sanos, son los encargados de filtrar y mantener el cuerpo como debe.
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Mito: el zumo de apio adelgaza
La idea de que podemos eliminar los kilos de más con un «superalimento», en este caso el zumo de apio, recuerdan los expertos que tampoco tiene fundamento. La parte positiva es que, al ser un vegetal bajo en calorías, sí que es un buen aperitivo saludable del que poder disfrutar sin temer ganar kilos de más.
Mito: el zumo de apio es mejor que tomarlo entero
El apio es un vegetal rico en vitamina C y K. Pero si lo licuamos o exprimimos, perdemos algunos de sus beneficios dietéticos y nutricionales. Puesto que es más rápido ingerir un vaso de zumo de apio que tomar la misma cantidad de este vegetal en su estado original, el cuerpo se sentirá menos saciado, por lo que es posible que la sensación de tener hambre ataque antes.
Pero es que, además, los especialistas comentan que cuando hacemos un zumo de apio, estamos perdiendo buena parte de la fibra que contiene cuando está entero. Y esta fibra sí que es saludable para el organismo y sus beneficios incluyen ayudar a controlar la presión sanguínea y reducir los niveles de colesterol en la sangre.
