Cambiadores de bebés: cómo elegir el más conveniente

La gran variedad de cambiadores existentes permite que se adapten a las necesidades y posibilidades de las distintas familias
Por Cristian Vázquez 16 de noviembre de 2015
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Imagen: lightsource

Cambiar el pañal del bebé es una tarea que muy pronto se hace rutinaria durante la crianza, ya que el recién nacido usa alrededor de una decena de pañales diarios. El cambio del pañal es un momento para mimar al pequeño, que necesita de un lugar donde hacerlo. Este artículo ofrece algunas claves para saber cómo elegir el cambiador de bebé más conveniente: desde qué tamaño es el idóneo según el espacio físico disponible en el hogar, hasta cuestiones como la seguridad, la ubicación y la posibilidad de tener juguetes cerca para entretener al recién nacido.

El cambio del pañal, al igual que el baño, «además de ser momentos de higiene, son una ocasión ideal para que el bebé pueda sentir los mimos y cuidados de los padres«, tal como describe la ‘Guía práctica para padres‘ de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Por eso, el cambiador es uno de los artículos que no pueden faltar durante la crianza de un niño.

Tipos y características de los cambiadores de bebés

Los hay de tantos tipos distintos que se adaptan a las necesidades y posibilidades de todas las familias. Lo conveniente es conocer de antemano cuáles son todas las variantes que existen para decidirse por la que resulte más apropiada y así evitar gastar dinero de manera equivocada.

Una de las cuestiones más importantes en torno a la elección del cambiador es el espacio disponible en el hogar. Hay muebles cambiadores que ocupan mucho sitio y que, si bien por lo general también incluyen cajoneras o compartimentos para almacenaje, solo son aconsejables cuando se cuenta con una casa amplia o con mucho sitio libre. También hay que tener en cuenta que el cambiador se utiliza durante un tiempo relativamente breve, por lo cual puede ser mejor no incorporar una nueva pieza al mobiliario de la vivienda.

Para casas pequeñas o estancias en las que el espacio escasea, una buena alternativa son los cambiadores abatibles, del mismo tipo que los que se hallan en los servicios de los centros comerciales. Cuando no se usan, se levantan y apenas ocupan espacio en la pared.

Otra opción práctica son las bañeras-cambiadores, es decir, bañeras de bebé que, al colocarles una tapa encima, se convierten en cambiadores.

Por último, también se puede recurrir a un cambiador portátil. Es el tipo más básico de cambiador, una especie de pequeño colchón que se puede apoyar sobre cualquier superficie. Incluso los hay hinchables. A lo práctico de poder llevarlo a cualquier parte, se opone la incomodidad de tener que desplegarlo y organizarlo cada vez que sea preciso cambiar el pañal. Pero resulta una buena alternativa para viviendas pequeñas.

El cambiador del bebé y la seguridad

Otro asunto de relevancia es la seguridad del cambiador. La ‘Guía’ de la AEP indica que «los cambiadores deben cumplir las normas de seguridad establecidas por ley, evitando que el niño pueda rodar y caerse o pillarse los dedos con huecos o tapas del cambiador». También apunta que, si el cambiador tiene ruedas, debe contar con «un freno que evite los deslizamientos».

Algunos cambiadores incluyen bordes laterales elevados, para disminuir el riesgo de que el pequeño se caiga, aunque no tanto como para entorpecer la tarea del adulto que lo debe cambiar. De todos modos, como puntualiza la AEP, «el bebé nunca debe estar solo sobre el cambiador, ya que puede caerse si no está vigilado». Para que ocurra un accidente, basta con el menor descuido.

En el caso de cambiadores abatibles adosados a la pared, es fundamental corroborar que la sujeción sea la apropiada, sobre todo teniendo en cuenta que el niño irá cogiendo peso y puede que use pañales hasta alrededor de los tres años de edad.

Dónde colocar el cambiador

Un detalle que no se debe pasar por alto es el de la comodidad, tanto para el bebé como para los adultos que le han de cambiar el pañal. El recién nacido exige que ese proceso se realice unas diez veces al día. A ese ritmo, si se calculan unos cinco minutos por cada cambio, durante su primer mes de vida el niño pasará 25 horas acostado sobre el cambiador, es decir, más de uno de sus primeros 30 días, y sus padres (o las personas que lo cuiden), allí con él. Por eso, la altura y la posición en las que quede el cambiador son importantes. Se debe procurar que sean cómodas y no obliguen a adoptar malas posturas.

El sitio donde colocar el cambiador (o donde cambiar al bebé, en caso de que sea un cambiador portátil) también es un factor importante. Debe haber espacio suficiente para moverse con facilidad y tratar de tener siempre cerca pañales de repuesto y ropa para el pequeño.

Además, la temperatura debe ser agradable, en torno a los 25 ºC. Para épocas de mucho frío se puede conectar incluso una lámpara de calor cerca y activarla cada vez que se ha de cambiar al niño. Desde luego, se debe respetar la distancia de seguridad entre la lámpara y el bebé.

Juguetes para que el bebé se entretenga

Con tanta práctica como exige la crianza del bebé, cambiar el pañal es un arte que se aprende en poco tiempo. Esto hace que se pueda resolver en pocos minutos. Y los niños no suelen tener problemas en pasar ese rato sin mayores berrinches. Pero por si el pequeño, por cualquier motivo, está enfadado o molesto, es bueno que tenga cerca algunos juguetes con los que entretenerse mientras lo cambian: desde un sonajero o un mordedor hasta un móvil colgante colocado justo sobre él, para que lo pueda seguir con la mirada y, si incluye música u otros sonidos, también escucharlo. Estos juguetes no resultan solo un entretenimiento sino también un estímulo que favorece su desarrollo en esos tan importantes primeros meses de su vida.

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