Déficit de atención con hiperactividad en los niños

En España, el TDAH afecta a entre un 3% y un 6% de los niños en edad escolar, casi un pequeño por aula
Por Montse Arboix 13 de enero de 2012
Img escuela
Imagen: IICD

Niños muy movidos, más de lo esperado para su edad y desarrollo, y con dificultad de atención e impulsividad. Así son, a grandes rasgos, los niños y las niñas (que también las hay) afectados por trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), si bien hay distintos subtipos y no todos se manifiestan por los mismos síntomas. Para diagnosticarlo cuanto antes, es necesario que progenitores y profesores estén atentos a sus síntomas. Las últimas investigaciones sugieren, además, el uso de suplementos de omega 3 para ayudar al tratamiento.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Tras este largo nombre se esconde una de las principales causas de fracaso escolar. De hecho, una de las pistas de que se sufre esta dolencia es el bajo rendimiento académico. Hoy por hoy, es el trastorno de aprendizaje más habitual tras la dislexia. Para su diagnóstico, se exige que los síntomas se manifiesten en dos o más ambientes distintos.

La tasa de prevalencia es un tema controvertido. A pesar de que la comunidad científica acepta el intervalo del 3% al 6%, es probable que la cifra sea mayor debido a los casos que no se diagnostican. Este trastorno tiende a disminuir con la edad y hasta el 70% de los TDAH desaparecen en la etapa adulta. No obstante, la inatención puede persistir igual que la impulsividad que, a menudo, provoca dificultades en las relaciones de pareja, problemas con sustancias adictivas o problemas laborables.

Tipos de TDAH

Según la cuarta revisión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) de la Asociación Americana de Psiquiatría, se distinguen tres subtipos principales del trastorno:

  • De predominio hiperactivo/impulsivo: incapacidad de los niños afectados para estar quietos y callados en clase, junto con la imposibilidad para controlar los impulsos, aguardar un turno y no interrumpir una conversación. Es más evidente en educación primaria, aunque es muy difícil el diagnóstico certero antes de los seis años.
  • De predominio inatencional: incapacidad para concentrarse, organizarse y acabar las tareas que requieren un esfuerzo mantenido. Afecta sobre todo a las niñas y se hace evidente a medida que aumentan las exigencias escolares, por lo que el trastorno por déficit de atención se diagnostica a menudo en la educación secundaria.
  • Combinado: es la combinación de los dos anteriores (hiperactivo / impulsivo e inatento) y el más frecuente de todos. Puede acompañarse de otros síntomas, como tics, y se asocia a otros trastornos del aprendizaje, como la dislexia, o a trastornos psiquiátricos, como la depresión infantil.

Niñas con TDAH

Pese a la creencia generalizada, las niñas también sufren TDAH, aunque la prevalencia en este caso es cuatro veces menor que en los varones y a muchas o no se les diagnostica o se hace cuando ya están en educación secundaria. La mayoría se enmarca en el subtipo inatento, que pasa más desapercibido porque no «molesta» en clase o se confunde con dificultades en el aprendizaje o trastornos emocionales.

Falta de atención, errores por descuido, dificultades para organizarse y planificar tareas y evadirse de obligaciones que les suponen un esfuerzo mental son características asociadas a estas niñas. Son distraídas, olvidadizas, suelen perder cosas y, a menudo, están tan ensimismadas en su mundo, que parecen no escuchar.

El papel de los omega 3 en el TDAH

Es bien conocido el papel beneficioso que ejercen algunos suplementos en la salud. A pesar de que ningún estudio ha demostrado de forma fehaciente que los tratamientos basados en restricciones de la dieta o suplementos de minerales o vitaminas mejoren los síntomas de TDAH, multitud de investigaciones (algunas de hace más de 20 años) sugieren que su uso mejoraría los síntomas del trastorno. Algunos estudios recientes plantean que añadir productos ricos en omega 3 puede ser de utilidad, siempre y cuando se acompañe del tratamiento farmacológico prescrito por el especialista.

Un estudio similar realizado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), titulado “¿Por qué son diferentes los niños hiperactivos de los niños normales?”, concluía que los afectados solían pesar menos al nacer y aprender a caminar más tarde, sufrían más episodios de resfriados y tos (44% frente al 8% sin el trastorno) y más de la mitad manifestaba un grado anormal de sed, comparado con el grupo control. También tenían más probabilidad de sufrir dificultades en el lenguaje y el aprendizaje. Los análisis demostraron que los hiperactivos tenían niveles más bajos de omega 3, en especial de DHA (ácido docosohexaenoico) y de ácido araquidónico.

Otra investigación análoga mostraba que los bebés varones necesitan tres veces más ácidos grasos esenciales que ellas para alcanzar niveles óptimos de desarrollo en sus primeros años. Este hallazgo explicaría en parte por qué la hiperactividad es más común en niños varones que en niñas. Asimismo, en la “American Journal of Clinical Nutrition”, Jackeline Stordy, de la Universidad de Surrey (Reino Unido), señala un nexo entre dislexia, disfunción motriz y déficit de atención e hiperactividad con deficiencia en ácidos grasos de cadena larga. Incluso, la suplementación rica en estos ácidos grasos se asocia a una mejora en la destreza del pensamiento y comportamiento. No obstante, la mayoría de los especialistas están de acuerdo en que, en ningún caso, es la única o principal medida que se debe tomar.

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