Malestar al amamantar al bebé: el reflejo disfórico de eyección de leche

El conocido como D-MER es un problema que estaría causado por el descenso muy brusco de la dopamina, una sustancia vinculada con la lactancia pero también con el estado de ánimo
Por Cristian Vázquez 9 de noviembre de 2015
Img mal amamantar dmers hd
Imagen: lucidawaters

El reflejo disfórico de eyección de leche, conocido como D-MER, es un fenómeno reconocido hace poco que explica una sensación difícil: el malestar que invade a algunas madres justo antes de dar el pecho al bebé y permanece durante unos pocos minutos. A menudo este problema se confunde con la depresión posparto, pero es algo diferente. Este artículo explica qué es el reflejo disfórico de eyección de leche, sus causas, su tipología en función de su intensidad, las dificultades para identificarlo y qué se aconseja hacer a las mujeres que lo padecen.

Reflejo disfórico de eyección de leche, ¿qué es?

A algunas mujeres les pasa: justo antes de dar el pecho a su bebé, se sienten invadidas por sentimientos negativos ante los cuales no encuentran explicación. Angustia, tristeza, desesperanza, ansiedad, pánico, ira o agresividad llegan ante cada subida de leche, permanecen durante unos pocos minutos (por lo general, no más de dos) y luego desaparecen. ¿Por qué sucede? ¿Y por qué en ese momento?

Este problema se diagnosticó como tal en 2008. Fue llamado reflejo de eyección de leche disfórico y se conoce por sus siglas en inglés: D-MER. Más allá de que sus síntomas son de orden psicológico, se trata -como su nombre indica- de un reflejo condicionado, es decir, una reacción involuntaria ante un estímulo específico. El estímulo del D-MER es la subida de la leche. De hecho, no se da solo antes de amamantar, sino también en otras situaciones, como al escuchar el llanto del bebé o pensar en él.

Causas y tipos de D-MER

¿Cuál es la causa? Como las investigaciones al respecto son muy recientes, todavía los especialistas son cautelosos. Pero la hipótesis más probable -desarrollada en la web especializada D-MER.org– afirma que la respuesta hay que buscarla en la química, en la fisiología de la mujer lactante.

Existe una hormona llamada prolactina, cuya acción es fundamental para la subida de la leche. El trabajo de esa prolactina depende de que a su vez se produzca un descenso de la dopamina, un neurotransmisor que inhibe la hormona. El problema es que, en algunas mujeres, los niveles de dopamina descienden demasiado o de forma muy abrupta. Como la dopamina también está relacionada con el estado de ánimo, este bajón brusco sería el causante de las sensaciones negativas que se originan en ese momento.

Según el grado de intensidad, se reconocen tres tipos de D-MER:

  • Leve, que se caracteriza por temor, tristeza y melancolía. Por lo general, remite antes de que el bebé cumpla tres meses.
  • Moderada, que a las sensaciones de la leve añade la ansiedad e irritabilidad. También dura un poco más, incluso hasta los nueves meses después del parto.
  • Grave, que suma a las anteriores la sensación de ira y hasta pensamientos suicidas. Por lo general, las mujeres que experimentan este grado de D-MER abandonan la lactancia, pese a que su deseo sería continuar con ella.

Dificultades para reconocer el D-MER

Una de las mayores responsables de la identificación y el estudio del D-MER es la estadounidense Alia Macrina Heise, asesora de lactancia y madre de tres niños. En un artículo, esta especialista explica que este problema puede ser difícil de reconocer, sobre todo en casos en que las subidas de leche son muy frecuentes (lo que puede derivar en una sensación de malestar casi constante, ya que antes de que se disipe uno ya llega el siguiente) o cuando la mujer no puede asociar la subida de leche con los sentimientos negativos.

Debido a esto, era común que el D-MER se diagnosticara como depresión posparto, agitación del amamantamiento u otros problemas. Incluso en un trabajo presentado en el VIII Congreso Español de Lactancia Materna, realizado en Bilbao en febrero de 2015, dos especialistas del servicio de salud de la Comunidad de Madrid señalaban que D-MER «coloquialmente se conoce como agitación del amamantamiento», cuando en realidad están identificados como dos problemas diferentes.

¿Qué hacer si se padece de D-MER?

El primer paso para tratar el D-MER es proporcionar información. “A menudo, solo saber que este es un fenómeno reconocido hace que el problema sea tolerable”, explican Alia Macrina Heise y Diane Wiessinger en un artículo publicado en la revista especializada International Breastfeeding Journal.

El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría ha señalado, además, que “algunas madres refieren que si se distraen durante el amamantamiento las molestias son menores (ven TV, leen, hablan por teléfono, etc.)“. Estos expertos también incluyen otros consejos para una buena lactancia, como una hidratación adecuada, hacer ejercicio físico y procurar un descanso suficiente y un buen sueño.

En su artículo, Heise y Diane Wiessinger explican que “las madres con D-MER tienen los mismos picos y valles emocionales que el resto de las madres y reconocen que esto es algo diferente” y concluyen que “estas madres nos recuerdan todo lo que aún nos falta para un total entendimiento de la lactancia humana”.

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